El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, admitió ayer que “es sospechoso” el asesinato del maquinista Leonardo Andrada, testigo en la causa por el siniestro ferroviario de Once, aunque sostuvo que “hay que dejar que la Justicia avance en su investigación”. Andrada fue asesinado de cuatro balazos por la espalda, el viernes pasado, en un confuso hecho. Fue quien entregó el convoy a su relevo, Marcos Córdoba, quien lo condujo hasta el choque en la estación.
“Hay que dejar que la Justicia avance en su investigación y sacar las conclusiones”, opinó el secretario de Seguridad en declaraciones a radio La Red.
Así se pronunció al ser consultado por el hecho ocurrido el último viernes, cuando Andrada, uno de los testigos en la causa que investiga la tragedia de Once, fue encontrado muerto con cuatro balazos en la espalda en una parada de colectivos del partido bonaerense de Ituzaingó.
Andrada era el maquinista que condujo la formación de la línea Sarmiento hasta la estación de Castelar, donde se la entregó a Marcos Córdoba, quien conducía el tren cuando ocurrió el siniestro que dejó 51 muertos el 22 de febrero de 2012.
Según la agencia Noticias Argentinas, cuando fue hallado el cuerpo al motorman sólo le faltaba el teléfono celular pero “podría tratarse de un robo” porque había “indicios de haber forcejeado”. Versiones no confirmadas sostuvieron que la víctima tenía dinero en un bolsillo.
Otro hecho extraño fue la irrupción de dos hombres en la casa Andrada, mientras los restos de la víctima eran velados en una cochería a unas 30 cuadras de este domicilio. Poco después, se constató que dos habitaciones habían quedado revueltas. Al parecer, a los desconocidos los persiguió un patrullero que estaba en la zona, pero de todos modos lograron huir.
El testimonio de Andrada había ofrecido algunos detalles acerca del funcionamiento de los frenos del tren antes del accidente. Había dicho que la formación salió sobrecargada de la estación de Moreno y que por ello iba más lento que lo habitual, además de que necesitaba ser frenada con antelación.
