El film rumano Beyond the Hills, en el que Cristian Mungiu narra la historia de un amor imposible entre dos jóvenes que viven en un contexto de religiosidad extrema, se consagró como la mejor película del 27º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que concluyó ayer en una ceremonia realizada en el Teatro Auditorium.
La nueva película del autor de 4 meses, tres semana y 2 días, que ganóla Palmade Oro en Cannes en 2007, obtuvo el Astor de Oro del certamen marplatense, según la decisión de un jurado integrado por Bertrand Bonello, Peter Medak, Thomas Mauch, Eslinda Núñez y la argentina Lita Stantic.
El galardón fue entregado por la presidentea del Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Liliana Mazure, a la actriz francesa Sandrine Bonnaire, quien lo recibió en representación del rumano, quien no pudo asistir a Mar del Plata.
El mismo jurado otorgó el premio al mejor director dela Competencia Internacionalal turco Reis Celik, por Night of silence, sobre un matrimonio entre un ex presidiario y una adolescente de 14 años, y el premio al mejor guión al británico Ben Wheatly por el libreto de Sightseers, una comedia negra donde un viaje romántico se transforma en una pesadilla.
El documental argentino El Impenetrable, de Daniele Incalcaterra y Fausto Quatrini, obtuvo el premio del público a la mejor película por el relato íntimo y personal sobre las profundas dificultades que el director tuvo para acceder a unas tierras que su padre le legó en el Chaco paraguayo.
En tanto, el Astor de Plata al mejor actor fue compartido por el argentino Pablo Pinto, debutante protagonista de De martes a martes, ópera prima de Gustavo Triviño, y el turco Ilyas Salma, protagonista de Night of silence, mientras que el premio a la mejor actriz fue para Soko, por su labor en la película francesa Augustine, de Alice Winocour.
El jurado oficial decidió entregar una mención especial a Memories look at me, del chino Song Fang, que realiza un estudio minucioso sobre las relaciones humanas y las preocupaciones dentro de una familia típica china.
El acto de clausura del festival se llevó a cabo en el Teatro Auditorium de esa ciudad, donde José Celestino Campusano recibió el premio al mejor director por su película Fango (ver aparte), mientras que Hermanos de sangre, de Daniel dela Vega, se consagró como mejor película argentina.
Además, los jurados dela Competencia Argentina, decidieron entregar el premio al mejor cortometraje argentino a Ojos, de Pablo Gonzáles Pérez, mientras que eligió como mejor director de Cortometraje a Geraldine Barón, por su trabajo Hotel Y.
Enla Competencia Latinoamericana, el jurado eligió a Las cosas como son, de Fernando Lavanderos, como mejor largometraje latinoamericano.
También se entregaron sendas menciones especiales a El Bella Vista, de la uruguaya Alicia Cano y a Post Tenebras Lux del mexicano Carlos Reygadas. El mejor cortometraje latinoamericano fue Reality 2.0, del mexicano Víctor Orozco Ramírez, mientras que Linear, del brasileño Admir Admoni, obtuvo una mención del jurado.
José Campusano ganó como mejor director y anunció miniserie
José Celestino Campusano, el cineasta del gran Buenos Aires que en 2008 sorprendió con Vil romance, al superar los límites del cine convencional, presentó en Mar del Plata Fango, en la competencia argentina, y anticipó detalles de su miniserie Fantasmas de la ruta, que se emitirá en 2013 por la televisión digital.
Desde el mediometraje Bosques (2006), compartida con Gianfranco Quattrini, y su debut en solitario Vil romance (2008), Campusano experimenta un nuevo realismo que mezcla personajes tomados de un entorno que él mismo conoce, sujetos a ficciones que se ajustan a la crudeza cotidiana y los deseos que, en ese contexto, los movilizan.
Hijo y hermano de boxeadores, Campusano recorrió muchos festivales con sus dos films anteriores, por ejemplo el de Biarritz, donde sorprendió por primera vez al público europeo, y el de Mar del Plata, donde recibió impulso.
Fango, su tercer largometraje, que participó enla Competencia Argentinaapenas salido de su postproducción y a cinco años de su rodaje, muestra a músicos de los suburbios bonaerenses y el intento de generar una banda de tango trash, al mismo tiempo que se generan enfrentamientos violentos que tienen que ver con el amor y con miserias humanas.
“Fango es para mí una película muy querida, netamente independiente. Hay ciertas conjeturas a las que uno va llegando en la medida que filma, y nos dimos el lujo de poner esas conjeturas en crisis, porque no es afirmarse en ellas sino llevarlas a un estado crítico y eso determinó un grado de composición dramática, donde mi papel si bien fue importante, es mínimo”, explicó.
“En el cine con palabras escritas en un living se neutraliza el riesgo, y no queríamos que eso ocurriese en Fango sino todo lo contrario, y todos absorbimos la cuota de riesgo, el de la composición espontánea que se da gracias a gente que por algo vive donde vive, y se hace socia del proyecto, el placer de construir en grupo”, dijo Campusano.
La trata de personas, en serie
En referencia a Fantasmas de la ruta se trata de una propuesta para la televisión digital donde el director convocó a un gran grupo de actores que aparecieron en sus anteriores films y cientos de personajes de la vida real, desde policías hasta marginales que se interpretan a sí mismos o a gente que conocen como la palma de su mano.
“Fue una experiencia de aprendizaje con mayúscula, con un presupuesto importante, un elenco con más de 300 personas, dos meses y medio de rodaje, es decir casi cuatro largometrajes en cuanto a contenido, filmamos en Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, con la estética de Vikingo, con varios personajes de aquella pero el tema de la trata de personas de por medio”, aseguró.