“Las altas temperaturas del agua y la bajante del río Paraná hacen que las palometas se concentren en el cauce principal, son muy agresivas y cuando se mueven en cardumen los pescadores las padecemos porque te mastican las redes y se comen lo que pescamos, pero que ataquen en un balneario no es normal”, afirmó Nelson Yapura, de la Asociación Civil El Espinillo, que agrupa a más de 290 pescadores de Rosario y localidades vecinas. Incluso, fue consultado por biólogos de la Dirección Nacional de Pesca sobre el fenómeno de las palometas que en lo que va de la temporada ya cobró decenas de heridos y obligó a prohibir bañarse en la zona de la Rambla Catalunya.
“El agua está teniendo temperaturas de 30 o 31 grados y estamos en época de desove, y a eso hay que sumarle la bajante del río, lo cual hace que el pescado esté agresivo”, explicó el pescador, quien hace 27 años trabaja con su canoa en la costa rosarina.
“Ya en diciembre advertíamos que el río tenía temperaturas de 28 grados, alarmante para la biodiversidad. Los únicos ríos que han estado aportando caudal de agua, aparte de lo poco que suma el Amazonas, son el Bermejo y el Pilcomayo, ya que en esas cuencas ha estado lloviendo y por lo que nosotros hablamos con los pescadores de allá, las aguas de esos ríos llegan a los 50 grados. Esas aguas bajan para nuestra zona y llegan muy cálidas; a esto se agrega que no hay vientos del sur, no hay viento Pampero, que son los que enfrían las aguas y hace que prevalezca el viento norte”, describió el titular de la ONG El Espinillo.
Consultado sobre qué atrae a la palometa, que este fin de semana pasado dejó unos 15 heridos por mordeduras y obligó al cierre del balneario Rambla Catalunya, Yapura señaló que “se pone agresiva cuando se mueve en cardumen, cuando lo hace sola no es agresiva aun con altas temperaturas. Como es un animal de aguas tropicales, cuando hace mucho calor se pone súper agresiva y cuando se mueve en cardumen, muerde”. No descartó que la sangre sea un llamador, si un bañista tiene una herida no cicatrizada puede ser víctima de la palometa: “La sangre puede ser un factor, pero la palomota es agresiva porque es su naturaleza, instintivamente, al encontrar tanto movimiento en el agua… cuando una mordió y se mezcló una gota de sangre en el agua, van a seguir mordiendo las otras”.
El yacaré
Desde algunos sectores ligados a la ecología advirtieron que la palometa está presente en cantidad en el Paraná porque uno de sus depredadores naturales, el yacaré overo, está en extinción. Al respecto el pescador dijo que “hay que tomarlo con pinzas, no hay un estudio científico que diga que el yacaré come palometas; puede comer pero como come tantas variedad de pescado, además hace 20 años que no hay yacaré en esta zona. Nosotros notamos, en nuestras herramientas de trabajo como las redes, que aparecen masticadas. Si ponemos redes en una laguna, aparecen mordidas, padecemos a la palometas cuando pescamos porque se come las otras especies, pero no es normal que en un balneario estén mordiendo, no es normal que haya 50 o 60 personas mordidas”.
La bajante del río influye en que las palometas se concentren en el cauce principal; por eso, los pescadores esperan la crecida del Paraná. “Los pronósticos vienen errados porque se decía que en enero teníamos un pico de creciente y si bien en los últimos diez días el río viene subiendo entre cinco milímetros y un centímetro y medio por día, es una crecida lenta. Tampoco están pronosticadas grandes lluvias sobre el Amazonas, que es donde se regula la masa de agua del Paraná. Nos sorprenden los ataque en Rosario porque hay playas en Pueblo Esther, donde se baña mucha gente, y allí no ocurrió nada”, apuntó Yapura.
El pescador cree conveniente que desde la Municipalidad se tome el tema “con seriedad” y recomienda para las playas como La Florida la utilización de “una maya de acero, con abertura de unos 20 milímetros, redes de alambre. Alguna medida habrá que tomar para que la gente pueda disfrutar del río”.
Por último, el trabajador del río apuntó que los biólogos de la Dirección de Pesca de la Nación también estaban sorprendidos por los ataques de las palometas. “Ellos monitorean, desde septiembre a abril, día por medio, el desove y reproducción de todas las especies del Paraná, en ambas costas, desde mojarras, la boga, el surubí, la tarucha y también la palometa, y coinciden en que las altas temperaturas y la bajante del Paraná es propicias para que la palometa son mueva en cardumen”.