Por Beatriz Arias/Directora de CoEducation Consulting
En un mundo laboral cada vez más complejo y exigente, los colaboradores buscan más que un salario para sentirse satisfechos y comprometidos con sus organizaciones.
En este sentido, se ha popularizado el concepto de «salario emocional», que se refiere a aquellos beneficios que las personas demandan en su lugar de trabajo y que van más allá de la compensación económica.
El salario emocional despliega un abanico de opciones como el home office, la flexibilización horaria, capacitaciones, actividades recreativas y hasta acompañamiento emocional.
Estas nuevas demandas, conocidas como «non cash rewards» generan un contrato «emocional» de los colaboradores con su trabajo y con la empresa.
Se trata de un término que hoy toma mucha más relevancia porque hay una nueva aspiracionalidad marcada por la revalorización de la idea de bienestar y del concepto de carrera.
Antes la meta era crecer en puestos directivos y hoy se buscan otros objetivos como tener tiempo para compartir con la familia, la flexibilidad horaria, el bienestar físico y emocional.
Los talentos se cuestionan más todo, en especial las nuevas generaciones y más aún después de la pandemia.
Si bien no se trata de una tendencia estrictamente negativa, sí es cierto que la demanda que recae sobre los líderes de equipo es cada vez más grande.
Y esto es porque la crisis económica a nivel global lleva a muchas personas a redefinir sus carreras y objetivos personales, ligando el ámbito profesional con el personal, por lo que se terminan exigiendo compensaciones inalcanzables.
Cuando se enfrenta la expectativa con la realidad, los colaboradores encuentran una tensión entre sus deseos personales y lo que buscan a nivel laboral.
Antes, el desarrollo de las carreras era más lineal, hoy hay más posibilidades y las personas lo van construyendo en base a sus valores y búsquedas, por lo cual, los escenarios no son tan claros y el horizonte hacia dónde ir no está tan delimitado.
Estamos en un escenario donde el desarrollo de carrera atraviesa una tensión, ya que los talentos buscan trabajar con una recompensa salarial justa y acorde a su esfuerzo y que al mismo tiempo no comprometa los espacios personales de sus vidas.
En ese marco, los líderes son pilotos de una tormenta muy difícil y atraviesan una crisis donde, además de complementar el trabajo que realizan las áreas de Recursos Humanos, deben desarrollar nuevas habilidades de negociación y acompañamiento, y esmerarse por responder a las demandas emocionales de sus colaboradores. Si bien es importante tener en cuenta estas necesidades, decir que sí a todo puede ocultar una trampa potencial.
La satisfacción de los colaboradores no puede estar desvinculada del éxito del negocio, por lo que los líderes deben encontrar un equilibrio entre el bienestar emocional de sus equipos y los objetivos de las organizaciones.
Creo que el desafío radica en desarrollar líderes capaces de enfrentar los retos y brindar una retroalimentación coherente a sus colaboradores.
Se trata de permitir que éstos reflexionen sobre sus propias demandas y expectativas, y cómo esas demandas se alinean con sus deseos de carrera.
Al construir líderes que sean capaces de desafiar constructivamente a su equipo, se promueve un ambiente de crecimiento y desarrollo personal que establece una base sólida para el crecimiento individual y el éxito colectivo en la organización.