“Vecinas y vecinos que sabemos lo vital que es contar con un arbolado sano y añoso en un contexto urbano como el de nuestra ciudad, hemos denunciado infinidad de veces, con respuesta nula o tardía”, lamentó la ONG Protegiendo Nuestros Árboles Rosario. “Nuestra agrupación fue invitada en varias ocasiones a discutir estos mismos temas obteniendo promesas incumplidas. Nos encontramos al día de hoy, nuevamente, en audiencia con las autoridades para rogar se tome acción urgente”, insistió la agrupación, que el pasado 27 de marzo participó de la primera reunión del año con la Secretaría de Ambiente y expuso una situación de arrastre que afecta al arbolado público de la ciudad que, en lugar de subsanarse, empeoró. Y en ese marco presentó una lista de los temas más “urgentes” para resolver. Y en la mayoría de los casos, no con plata, sino cambiando criterios, puede haber soluciones.
“Hace ya varios años que asistimos a reuniones con las autoridades con el ánimo de promover el diálogo con representantes de la sociedad civil, que somos quienes acercamos la experiencia del día a día de la ciudad, quienes habitamos y transitamos sus calles y por ende podemos atestiguar el estado del arbolado y sus consecuencias. Las preocupaciones son las mismas que tenemos desde 2020 como mínimo, pero que hoy se ven agravadas seriamente por el paso del tiempo sin acción, por la sequía debida al cambio climático que venimos experimentando, y en particular hoy, por el «Plan de Veredas»”, marcó Protegiendo Nuestros Árboles en un comunicado reciente.
En el documento destacan que el Plan de Veredas municipal es “obviamente bienvenido” y reconocen que “significa un beneficio para el transeúnte”, además de avanzar en la puesta en práctica de la ordenanza que amplía el tamaño de las cazuelas en veredas para el arbolado, lo que debería mejorar las condiciones de las plantas y de las personas por la ampliación de la superficie de absorción ante lluvias. Sin embargo, la ONG llamó la atención en que los trabajos han dejado a los árboles de línea de construcción “en muy malas condiciones”, ya que “no ha habido un cuidado de las raíces” en la obra –la adjudican a falta de entrenamiento del personal y a la no presencia de “un profesional idóneo que sirva de guía y de inspector”– y además las cazuelas de dejaron “tapadas de cemento seco o en polvo y de cantidad de residuo de obra”.
La organización marcó que queda en manos de los vecinos “tomarse el trabajo de limpiar esas cazuelas de manera de permitir la correcta irrigación”, lo cual no sería, salvo en algunos casos, un problema grave –o al menos así pareciera–, pero sí pasa a serlo “el daño y la degradación a la tierra” y su impacto en la salud del árbol.
“Se suma a la lista de preocupaciones que elevamos una y otra vez a las autoridades municipales y al Concejo”, subrayó la ONG. Y en ese punteo una de las cuestiones que destacan por necesidad es la “la falta de educación popular acerca de la importancia del árbol”, agravada incluso por “información insidiosa” a nivel oficial.
A ello suman “la falta de un plan efectivo de censo”, el cuidado “en especial de riego” y mantenimiento del arbolado urbano y los espacios verdes, y “la construcción desbocada –pese a un número récord de viviendas desocupadas– que significa la mayoría de la veces el maltrato o la extracción de los árboles sin control o inspección”.
También mencionan otras cuestiones como las malas podas, por ejemplo en plena estación de floración o “la arremetida a los parques, plazas y avenidas con extracciones de árboles añejos a los que primero se desamparó totalmente”, convirtiéndolos en forma adrede en ejemplares que “se descartan sin posibilidad”.
También la ausencia de dictámenes y la posibilidad de apelar a decisiones de extracción que tienen que ver con “objetivos al menos cuestionables”, como remodelación de mobiliario urbano sin tener en cuenta el arbolado o para facilitar “con posibilidad de apelación con dictámenes ausentes y con objetivos al menos cuestionables”, como “proyectos sin licencia social que muchas veces no tienen ni un objetivo claro”: en esa línea ubican la tala reciente de más de 10 árboles añosos en la plaza del Museo Castagnino “para un proyecto que jamás se llevó a cabo”, o el resistido emplazamiento de una franquicia de comida rápida para lo que se despejó un área del parque Independencia.
Estas, y otras fallas, resaltan las y los integrantes de Protegiendo Nuestros Árboles Rosario, se agravan también con la situación global exrema: “Un contexto de emergencia climática que amenaza nuestra salud año a año y paralelo a una situación de emergencia energética”.
Prioridad verde
La organización elaboró un punteo de la problemática que considera “urgente” respecto del arbolado público, que se presentó en la reunión con el gobierno local. Allí se reclaman las acciones que se deberían establecer con primacía. Estas son:
- La falta de un censo de los ejemplares existentes, de manera de poder constatar cuando uno está en mal estado o falta.
- El mantenimiento/cuidado inexistente –el desconocimiento de la salud del ejemplar, ya sea por plaga, por problemas en la salud de la cazuela o las raíces, o por des-balance/falta de apoyo mecánico por poda excesiva o inexperta, por ejemplo– que deviene en la extracción “por presentar peligro al transeúnte”.
- La falta de riego, en especial en época de sequía, como es cada vez más común.
- La falta de inspección de cumplimiento de leyes y ordenanzas existentes con respecto a, por ejemplo, las construcciones o las intervenciones de varios servicios en las veredas.
- La demora en la recepción de la denuncia civil: no hay un número específico al que llamar que ofrezca una pronta respuesta.
- La respuesta tardía: si se alcanza a radicar la denuncia, la respuesta en general llega tarde, cuando el ejemplar está muy dañado o ya no está, es decir se llega sólo a multar –y la multa es irrisoria–.
- La poda fuera de temporada, por ejemplo en época de floración.
- La poda desmesurada e inexperta: el servicio fue tercerizado y los operarios claramente no tienen la capacitación adecuada y muchas veces falta la presencia de un ingeniero para supervisar.
- La extracción bajo dictamen dudoso ó incoherente: dicen que el árbol está en muy malas condiciones pero no ofrecen opción de tratamiento; o que estaba “enfermo” pero no hay práctica de cuidado y mantenimiento, y sin posibilidad de amparo ó consulta independiente.
- La falta de relocación o reposición con ejemplares logrados o maduros, que no sólo resistan las inclemencias del trasplante sino que cumplan la función del ejemplar anterior, que es clave para la salud socioambiental de la ciudad –necesitamos árboles frondosos y de tronco ancho para que pueda procesar el aire y absorber toxinas y CO2 y almacenarles en el tronco–.
- El destino de fondos a proyectos sin aprobación del Concejo Municipal y/o sin licencia social.
- El destino de lugares públicos a proyectos sin aprobación del Concejo Municipal y/o sin licencia social.