El cuerpo de Vittorio Piva, de 47 años y oriundo de Milán, fue identificado este jueves, luego de haber sido hallado calcinado una semana atrás dentro de la estancia El Tatu, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, situada a la altura del kilómetro 10 de la ruta 193.
El hombre, que se dedicaba a actividades empresarias vinculadas a la explotación de la soja, se domiciliaba en un departamento del barrio porteño de Villa Crespo, y fue asesinado de cuatro disparos por la espalda, informó el sitio Zárate Alerta.
Piva era buscado desde el 12 de octubre pasado cuando su desaparición fue denunciada en la ciudad de Buenos Aires por su esposa, una mujer de origen brasileño que reside en Bolivia.
La mujer indicó que su marido iba a tener una reunión con otros hombres en la zona de Zárate por un asunto relacionado con la explotación de la soja.
La denunciante, según indicaron fuentes policiales, llegó a contactarse con los hombres que se iban a reunir con su esposo, pero le dijeron que en un momento de la reunión éste se retiró para juntarse con otras personas.
El hombre tenía al menos un antecedente por narcotráfico, ya que estuvo en un hecho no muy claro donde se secuestró cocaína y quedó detenido, hasta que la causa fue anulada por la Justicia federal, indicaron fuentes ligadas al caso.
La causa narco
El empresario estuvo involucrado en una causa por narcotráfico en 2016, pero terminó sobreseído porque la Justicia federal declaró la nulidad del procedimiento policial en el que se lo detuvo.
Los investigadores del crimen de Vittorio Piva analizan ahora este expediente para determinar si quienes fueron detenidos en ese momento pueden tener alguna relación con el homicidio.
De acuerdo con la resolución judicial, Piva fue detenido junto a un cocinero paraguayo y a un comerciante de ropa el 25 de febrero del mencionado año luego de que un inspector de la Policía Federal viera al chef bajar de un auto con un televisor.
Siempre según la versión policial, el cocinero se dirigió a un edificio de la calle Lima al 900 de la Capital Federal, donde tocó insistentemente el timbre, y cuando Piva y otro hombre le bajaron a abrir, el efectivo se acercó a ellos ante la presunción de que se estaba cometiendo un ilícito.
Entonces, mientras el cocinero intentó huir, los otros dos quisieron reingresar al edificio.
Con la ayuda de otros efectivos, los tres fueron detenidos y ante la presencia de testigos, se abrió la caja del televisor, que en el fondo tenía dos paquetes encintados que poseían una sustancia blanca que resultó ser cocaína.
Una vez ante la Justicia, el cocinero se negó a declarar, mientras que Piva y el comerciante negaron tener alguna relación con el hecho.
Para sobreseer a todos, fue clave la declaración del taxista que transportó al cocinero, quien aseguró que la detención del chef se produjo apenas bajó del auto y antes de que tocara el timbre.
Ante esto, la fiscalía interviniente consideró que no había una sospecha razonable para detener a los hombres, de manera que no importa el resultado posterior, que resultó ser el hallazgo de la droga.
Además, pidió que se investigue el accionar del policía que intervino en el procedimiento.
Por eso, el juez declaró la nulidad de las actas de detención y de todo lo actuado y terminó sobreseyendo y ordenando la libertad de los tres imputados.