Un hombre fue declarado culpable este martes de haber estrangulado a su ex esposa Valeria Vivar y simular un suicidio en enero de 2016, en una casa de la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Héctor Gallardo (39), a quien el tribunal penal de dicha ciudad del Chubut, en un fallo unánime, consideró autor del delito de «homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género».
En tanto, los jueces Miguel Caviglia, Jorge Odorisio y Mariano Nicosia absolvieron, por mayoría, a la madre de Gallardo, Lilian Campos (60), a quien la fiscal Cecilia Codina había acusado de ser «partícipe necesario» del mismo delito.
La fiscal explicó esta tarde a la prensa que el tribunal entendió que el accionar de Campos se podía calificar como «encubrimiento», pero la ley exime de dicho delito cuando involucra a dos personas con ascendencia o descendencia directa, por lo que quedó sobreseída y fue excarcelada esta misma tarde ya que, al igual que su hijo, había llegado presa al juicio oral.
Pasible de perpetua
El tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes próximo cuando se realizará la denominada audiencia de cesura en la que las partes pedirán la pena para el ahora condenado, la cual debería ser de prisión perpetua por el tipo de delito que se le atribuyó.
En su alegato de este lunes, la fiscal Codina remarcó que la autopsia y los estudios complementarios establecieron «que no fue un suicidio, sino un homicidio» y que la causa de muerte fue «asfixia mediante presión antebraquial».
«Los veintitrés cortes que presentaba la víctima en sus brazos fueron realizados post mortem. Es imposible que la víctima pudiera colgarse ya que la escalera estaba en el patio y el cúter estaba limpio», aseguró la fiscal.
Una década de abuso
Para Codina, el móvil del femicidio fue «la discusión previa» que Gallardo tuvo con Vivar (30) y sobre la madre del presunto asesino indicó: «Durante diez años de convivencia, Campos supo que su hijo maltrataba a la víctima».
La fiscal sostuvo que «Gallardo consideraba a Valeria de su propiedad, existía un avasallamiento subjetivo en la relación de pareja, ésta era una relación sujeto-objeto» y «la marcaba como si fuera ganado mediante múltiples tatuajes en todo su cuerpo con su nombre: Rubén».
Por su parte, las defensoras oficiales Viviana Barillari y Lucía Pettinari habían solicitado la absolución de ambos acusados por entender que el de Vivar se trató de un «suicidio».
Durante el debate, una amiga de Vivar declaró que Gallardo «golpeaba mucho» a la víctima, la quemó con cigarrillos y hasta la echó de su domicilio.
«Una vez la dejó tres días de cama, estaba tan golpeada que no podía abrir los ojos», recordó la testigo, quien señaló que ante este círculo de violencia Vivar había intentado suicidarse, al tiempo que agregó: «A pesar de todos los maltratos que él le hacía ella lo quería.»
También declaró la psiquiatra Vanina Bota, del Cuerpo Médico Forense de Puerto Madryn, quien aseguró que Gallardo no presenta «afectación en las facultades mentales» y que presentaba indicadores de un «trastorno de la personalidad psicopático», siendo uno de los rasgos más salientes «la cosificación de las personas».
La madre no impidió el femicidio
El hecho ventilado en el debate ocurrió entre las 4 y las 4.30 del enero de 2016, en una vivienda situada en Saavedra 1490, en el Barrio Pietrobelli de Comodoro Rivadavia, en el extremo sudeste de la provincia de Chubut.
Gallardo está acusado de haber estrangulado a Vivar al presionar el cuello de la mujer con su antebrazo, y ante la presencia de Campos, quien «no impidió que su hijo llevara a cabo el homicidio ni ayudó a la víctima».
Inmediatamente después de que Vivar murió, el asesino decidió ocultar el femicidio y realizó 23 cortes en ambas muñecas de la víctima, tras lo cual, y con la colaboración de un partícipe, colgó un trozo de sábana de una de las vigas del techo del lavadero de la casa y otro pedazo anudado al cuello de la víctima para simular un suicidio.
De acuerdo con la investigación, Gallardo y Vivar tenían tres hijos en común que vivían en un hogar sustituto por orden de la Justicia de Familia a raíz de las denuncias por violencia radicadas en contra del ahora condenado.
“Escena montada”
Los jueces que condenaron a Gallardo por estrangular a su ex esposa y luego simular un suicidio sostuvieron que «la escena del crimen estaba montada» y que la prueba científica demostró que era «falso» que la víctima se quitó la vida.
«No hay modo de sostener la teoría del acusado y su defensa que Vivar se suicidó; no se suicidó sino que fue matada, alguien la asfixió hasta morir. Así lo establece toda la prueba traída al debate», sostuvieron los jueces Miguel Caviglia, Jorge Odorisio y Mariano Nicosia del tribunal penal de dicha ciudad del sudeste de Chubut.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) chubutense informó que, en sus fundamentos, el tribunal indicó que «los testigos que compartieron con ellos (por las víctima y el victimario) esa noche comentaron que hubo una discusión banal por la fecha de cumpleaños de Gallardo y fue una discusión de tanta intensidad que decidieron retirarse del lugar».
«Gallardo dice que los lleva a su casa y cuando vuelve encuentra a Vivar colgada de una sábana. Gallardo miente, nunca Vivar estuvo colgada de una sábana. La prueba científica estableció que esto es falso», señaló el fallo.
Para los jueces, «la escena del crimen estaba montada» y en ese sentido explicaron que «la víctima presentaba cortes en sus brazos que no tienen el mismo sentido, es decir, que fueron provocados por una tercera persona y después, o inmediatamente después de su muerte, no en vida».
«La marcaba como ganado»
«De los estudios anatomopatológicos se estableció que la hendidura en el cuello de la víctima ya estaba muerta cuando un tercero efectuó esa presión, el cuerpo no estuvo nunca colgado», señalaron.
A su vez, los jueces consideraron que «pocas veces como en este caso se vio tan clara la violencia de género» y recordaron que «los hijos de la pareja fueron separados de sus padres por el Juzgado de Familia por las escenas brutales de violencia que vivían del padre hacia su madre».
«(Gallardo) La cosificaba y llegó a tatuarle su nombre e iniciales en gran parte de su cuerpo. Estos tatuajes eran hechos por el propio imputado para demostrarle a ella que era de su propiedad. Marcaba como ganado a su mujer. Ejercía violencia física, económica, emocional y psicológica sobre la víctima», concluyó el tribunal.