En medio de la incertidumbre política y económica que atraviesa el país, el sector agropatronal ralentiza la liquidación de granos y suma presión a las expectativas devaluatorias, lo que en las últimas semanas ya les ha dado réditos. En el abanico de medidas que analiza el gobierno nacional para frenar la corrida cambiaria, impulsada por sectores con poder suficiente para disparar las cotizaciones de dólares paralelos, estudia incentivos para que quienes están sentados sobre los granos liquide unos 20 mil millones de dólares producto de la cosecha acumulada y de esa manera permita revitalizar las reservas del Banco Central.
Una de las alternativas que barajan en Casa Rosada es ceder a esta presión y aumentar el tipo de cambio al que liquida el sector agroexportador y hasta se habló de la posibilidad de bajar temporalmente las retenciones a la soja. La primera de las dos es la opción que cobró más fuerza en las últimas horas, sobre todo teniendo en cuenta la carga simbólica y el costo político que tendría la segunda alternativa, aunque en este contexto la coalición oficialista no parece estar con demasiado margen para descartar posibilidades, porque también suma presiones en el frente interno.
El propio presidente Alberto Fernández hizo mención al tema este viernes, cuando apuntó a “a los que especulan con el dólar, a los que guardan 20 mil millones de dólares en el campo y no los liquidan, esperando una mejor rentabilidad cuando el país los necesita”. Esta postura echó un manto de dudas sobre la posibilidad de que el gobierno efectivamente avance con un incentivo para el sector, cuyos principales referentes se aglutinan por estas horas en la tradicional muestra de la Sociedad Rural porteña, por donde también desfilan los dirigentes de partidos opositores.
De hecho desde la Casa Rosada barajaban la idea de que la liquidación de divisas por parte del agro debería acelerarse tras la firma, este mismo viernes 22, del acuerdo entre Rusia y Ucrania, que reanudará las exportaciones de ambos países por el Mar Negro, lo cual puede generar una caída en los precios de los commodities. Pasando en limpio, esta idea supone que desde el sector agilizarán las liquidaciones para que no se deprecie la mercadería que atesoran en los silobolsas.
Por su parte, desde el gobierno provincial reconocen que durante las últimas charlas que el gobernador Omar Perotti mantuvo con funcionarios nacionales la situación del sector rural fue tema de conversación y motivo de demandas por parte del rafaelino. Más allá de la flexibilización en importación de insumos para el sector, por ahora niegan que durante estos días se haya formalizado ante las provincias la posibilidad de un desdoblamiento cambiario para incentivar la liquidación.
Soja estacionada
Mientras tanto, basta revisar los últimos números para verificar la postura de las agropatronales en medio de la crisis, sobre todo en relación con las ventas de soja, que mostraron una baja relevante y un freno voluntario en las últimas semanas.
Según datos de la Fundación Mediterránea, al cierre de junio se comercializaron 11,4 millones de toneladas de soja del ciclo 2021/22, aproximadamente el 27% de la cosecha total. Es decir que queda por liquidar el 73% de la cosecha, número que representa la cifra de comercialización más baja de las últimas 15 campañas.
Los datos son más elocuentes aún si se los compara con meses anteriores. Mientras hasta mayo se venía vendiendo en promedio unas casi 800 mil toneladas semanales, entre fines de junio y principios de julio ese número bajó a 540 mil toneladas. Esto representa un decrecimiento del 32% e implica un acumulado de 1,2 millones de toneladas menos en ese período de poco más de un mes.
“A mayor brecha cambiaria las expectativas de devaluación se acrecientan, siendo lógico que se ralenticen todas las operaciones que implican desprenderse de moneda extranjera o de un activo cuyo valor se encuentra directamente ligado al tipo de cambio hasta tanto se recupere cierta estabilidad cambiaria y mejoren las expectativas”, indicaron desde el centro de estudio cordobés.
En medio de la tensión que reedita con el gobierno nacional, desde donde hablan lisa y llanamente de extorsión, en el sector agroexportador reclaman que con el descuento del 33% de retenciones aplicados al dólar mayorista están obteniendo poco menos de $90 por dólar. En paralelo, sostienen, los financieros como el MEP o Contado Con Liquidación (CCL) cotizan por encima de los $300. Consideran que este panorama configura un desincentivo para liquidar.
En el supuesto caso de que haya una revisión sobre el dólar para liquidación y una corrección que se acerque a los dólares financieros, con un 30% o 40% por encima del tipo de cambio oficial de $130 de hoy, el dólar soja llegaría a un valor de entre $170 y $182. A eso, habría que aplicar la retención del 33%, lo que dejaría el dólar-soja entre los $113 y $120, contra los casi $90 que recibe hoy un productor.
A esto se suma la constante presión por parte del sector para efectuar una baja abrupta en las retenciones, que hasta el propio Mauricio Macri les subió al agro cuando tuvo que hacer caja: en medio de las negociaciones, llegaron a pedir hasta una reducción del 10% en las alícuotas. En pleno contexto de puja de poder, con declaraciones incendiarias de la dirigencia opositora y hasta amenazas de muerte contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, la decisión la tiene el gobierno nacional.
Las posiciones en el gobierno
“Es lo que haría cualquiera”, repitieron durante la última semana periodistas de los medios concentrados y referentes de la oposición respecto de la decisión de agroexportadores de sentarse sobre la cosecha. Ante esta posición, un sector del oficialismo se niega a un desdoblamiento cambiario que mejore el tipo de cambio para los ruralistas.
Pese a que el aumento acumulado del dólar blue superó los $100 en menos de un mes, todavía no hubo indicios claros sobre cómo el gobierno atravesará la tormenta, ni reflejos para contener el desconcierto. Apenas se dio a conocer una referencia un poco más favorable para los turistas que vengan a dejar sus dólares y un límite para la tenencia de Cedears, activos que representan acciones de compañías que cotizan en el exterior y que se usan para dolarizar carteras.
Por el momento, el silencio guarda relación con la postura del presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Miguel Ángel Pesce, quien atribuye la escasez de dólares a los significativos e inéditos volúmenes de combustible que tuvo que importar Argentina y que demandaron una cuota de dólares que no estaba prevista antes de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En parte, los datos lo respaldan, ya que mientras en los primeros seis meses del año pasado las compras externas de energía demandaron 2.281 millones de dólares, este año la cuenta se elevó a 6.609 millones con una suba 189,7%. Una diferencia en dólares que se van por esa vía, a partir de una demanda que el titular del BCRA cree cederá a principios de septiembre.
La lógica de Pesce, que parece ser esperar sin modificar nada por le momento, colisiona con esta nueva idea del desdoblamiento cambiario defendido por la ministra de Economía Silvina Batakis y que Alberto Fernández ve con buenos ojos. La disyuntiva por estas horas parece ser: esperar a que pase el invierno o encarar decisiones que comiencen a poner paños fríos en una situación que durante los últimos días se volvió incontrolable.