Central tenía que ganar y ganó. Tuvo los mismos errores de siempre, pero en esta oportunidad le sobró actitud para buscar la victoria. Dos veces se recuperó de contratiempos, penal de Domínguez a las nubes, y gol de Blanco. Pero lo hizo, y eso es lo que vale.
Los primeros 15 minutos de partido entregaron lo mejor de Central en el torneo. Miguel Russo acertó con el esquema, de tres puntas, porque el equipo asumió el compromiso del partido. Y Lanús acostumbrado a manejar la pelota se vio superado, hasta terminar resistiendo en su área.
Ese arranque tenía muy metidos en anticipar a casi todos los jugadores del Canalla, puntuales y precisos para cortar y tratar de darle un destino seguro a la pelota. Lagos cubrió bien la franja izquierda y Domínguez parecía cómodo.
Pero todo se desnaturalizó en la jugada del penal, Domínguez la tiró a las nubes y eso aturdió al equipo. Lanús, con un hombre menos, se defendió bien y Central se confundió. Muchos centros, corrieron más que la pelota y todo se hizo confuso. Al punto de no pasar más nada, hasta el final de la etapa.
El complemento arrancó similar pero con mayor profundidad, se fueron sucediendo las jugadas de peligro sobre el arco del pibe Andrada. Encina a los dos, Delgado a los seis, remataron afuera. También Carrizo a los diez, Delgado a los doce. Y Medina, después de una jugada en la participaron varios, pero remató increíblemente arriba. Y por esas cosas del fútbol, fue Niell en la primera que tocó, quien destrabó el partido. Y de cabeza, después de un buen centro de Ferrari.
Pero casi lo regala, una vez más. Lanús sin atacar, aprovechando distracciones, empató por Blanco cuando nada había hecho para alcanzarlo. Una crueldad más. Pero Lagos, justo ante Lanús, cantó victoria con su gol. El resto fue jugar a sufrir. A lo Central.
