La Justicia confirmó que el empresario Juan Alberto Paladini murió en un siniestro vial y no en un ataque en el marco de un intento de asalto, como desde un primer momento sugirió su familia. La fiscal Mariana Prunotto emitió la resolución en base a todos los peritajes que se realizaron desde distintas reparticiones –Universidad Nacional de Rosario, Gendarmería Nacional, Policía–, los cuales tras profundizar en algunos detalles para resolver discrepancias iniciales, terminaron arribando a las mismas conclusiones: no hay indicios de un hecho delictivo, y ni siquiera de la participación de otro vehículo en el fatal despiste del Audi 8 del empresario, que ocurrió en 2014 en avenida Circunvalación y la autopista Rosario-Córdoba. Ahora la familia Paladini dispondrá de cinco días para pedir una revisión: si lo hace, las actuaciones pasarán a manos de la Fiscalía Regional, que evaluará lo realizado. Y si no, el caso irá directamente al archivo.
El despiste de Paladini ocurrió en las primeras horas de la tarde el sábado 13 de septiembre de 2014. Según consta en la investigación, a las 15.40 se dio el aviso desde el 911 de emergencias a la subcomisaría 22, que envió una patrulla al lugar. Cuando llegaron los efectivos, ya estaba trabajando el personal de una ambulancia del Sies y había vecinos de la zona y automovilistas. Era un día lluvioso y fresco, y en la zona de Circunvalación y autopista el asfalto estaba mojado y resbaladizo. El auto del empresario había quedado dentro de un zanjón, pero su cuerpo estaba a varios metros: fue el primer indicio de que Paladini había conducido a alta velocidad y sin cinturón de seguridad puesto.
«Mi suegro fue una de las tantas víctimas de la inseguridad que hay en el país, recibió un ladrillazo, no sé qué se está diciendo pero ésta es la verdad», había escrito en las redes sociales poco días después del hecho la modelo Rocío Guirao Díaz, esposa del hijo del empresario. Pero los peritajes determinaron otra cosa: en su resolución de 58 páginas, la fiscal Prunotto repasa todos los peritajes que se fueron practicando y sus fechas, metodologías y conclusiones, que deterrminaron, para la fiscal interviniente, que “no es posible atribuir el hecho ocurrido a ningún tercero interviniente, sino a la propia víctima”.
Los estudios profundizaron sobre el estado del cuerpo de Paladini y sobre los daños en el vehículo, en busca de indicios de cómo ocurrió todo. Y coincidieron que apuntaba a un “incidente de vehículo único”.
No había cámaras en el lugar y por tanto no se disponía de filmaciones y la única persona, una mujer, que dijo haber presenciado el hecho –comentó la noticia publicada en el sitio web del diario La Capital– se desdijo en Fiscalía, al igual que otros perfiles que agregaron comentarios sobre distintas hipótesis: “No aportaron nada”, confirmaron desde prensa del Ministerio Público de la Acusación.
Así las cosas, la fiscal Prunotto determinó que no hay más pistas ni indicios para continuar: “Corresponde en este punto de la Investigación Penal Preparatoria desestimar las presentes actuaciones”, concluyó en su resolución.
La claves de los tres golpes
La familia Paladini sostuvo que al empresario le habían arrojado un piedrazo contra el vidrio para robarle y que fue eso lo que causó su despiste. Sin embargo, desde la Fiscalía confirmaron que nunca la familia se constituyó como parte querellante del caso –ya no tiene la posibildiad de hacerlo– ni tampoco aportó, en el año y medio que lleva la investigación un peritaje de parte avalando lo denunciado, que según trascendidos periodísticos existe. Ahora disponen de cinco días para pedir una revisión, que quedaría en manos de la Fiscalía Regional: ésta puede indicar a la fiscal Prunotto que profundice sobre algún aspecto de la investigación o confirmar, como determinó ella, que se exploraron todas las hipótesis posibles hasta el final. La clave de todo era el parabrisias del Audi 8, que presentaba tres impactos: dos fueron compatibles con las heridas del cuerpo del empresario, y un tercero, externo, si fue previo al despiste, no fue calificado como suficiente para provocarlo.