La emisión de pesos por parte del Banco Central será el principal instrumento para financiar al Tesoro también durante 2015, como lo viene siendo en los últimos tres años. El salto será nuevamente sustancial: de los $ 161.000 millones girados el año pasado que tuvieron como objetivo tapar el déficit fiscal, se pasaría a una cifra de $ 255.000 millones, lo que representa un incremento del 58%.
Así lo estimó el economista Nicolás Dujovne, que toma como punto de partida el continuo deterioro de las cuentas públicas, que este año haría saltar el déficit financiero a los $ 314.000 millones, contra $ 195.000 millones de 2014. Esto implicará un nuevo salto del rojo fiscal en relación con el PBI, que pasará del 4,3% a un récord absoluto en la gestión kirchnerista del 5,7%.
A partir de estas cifras, la incógnita es hasta qué punto esos pesos que se emitirán para financiar al Tesoro quedarán en la calle y cuánto será reabsorbido. De eso dependerá, por otra parte, la presión que pueda llegar a verificarse sobre la inflación y el tipo de cambio.
“En 2014, la política del Central fue mucho más prudente. Si bien siguió aumentando la cantidad de pesos para financiar al fisco, la absorción vía Lebac y pases llegó a los $ 107.000 millones, contra apenas $ 7.000 millones del año anterior”, explica Dujovne. Esto permitió que la base monetaria creciera apenas un 23%, muy por debajo de la inflación, lo que se reflejó en una menor presión cambiaria y al mismo tiempo le permitió al Central comprar más de u$s 4.700 millones en el mercado a lo largo del año.
La gran incógnita es qué sucederá en este año electoral con la gran expansión de dinero que se avecina. Teniendo en cuenta la urgencia del gobierno por reactivar la economía, es lógico que lo haga a partir de más dinero en el mercado. La tenue baja de tasas que ensayó el Central en la última licitación de Lebac es una muestra del camino que se busca adoptar. Al revés de lo sucedido el año pasado, cuando Juan Carlos Fábrega subió fuertemente los rendimientos dando una señal vinculada a la absorción de dinero, Alejandro Vanoli parece ir en dirección contraria. Si arrancó con una reducción de tasas es porque está pensando en una política de “relajación” en materia monetaria.
“Para que la base monetaria crezca un 23% igual que en 2014 –explicó el economista– el Central debería absorber unos $150.000 millones adicionales vía Lebac. Es difícil que lo haga en un año electoral, ya que en ese contexto el crédito aumentaría apenas un 3%”. La alternativa de dejar que la base crezca a un ritmo del 30% (que significa menos esfuerzo de absorción) también conlleva sus riesgos, ya que generaría presión sobre el “blue” y la brecha cambiaria, que arrancó el año en leve descenso.
Estos cálculos podrían variar de acuerdo con el acceso que consiga el gobierno en los mercados financieros para aliviar la tarea del Central. El año pasado, aun con la emisión de dos bonos dólar linked (Bonad) por parte del gobierno, que le permitió absorber más de $ 16.000 millones, igual la emisión para financiar al fisco subió más del 60%.
Seguramente Axel Kicillof volverá a la carga en las próximas semanas tanto con la colocación de títulos en el mercado local, como la emisión de Bonar 24 en el exterior para conseguir dólares frescos. En la medida que resulte exitoso, la dependencia de la emisión de pesos por parte del BCRA se reducirá significativamente.