El músico y compositor correntino Yacaré Manso publicó su séptimo disco YacaRock Nacional- chamamé de la humanidad donde reúne sus raíces chamameceras con singulares versiones de clásicos del rock local que comparte con figuras como Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu, el grupo El Plan de la Mariposa y Loli Molina, entre más.
“Por sobre todas las cosas es una síntesis para las músicas argentinas que parte desde una travesura: Enlazar ese repertorio sonoro de mi vida que parecía ir por senderos diferentes”, señaló Yacaré Manso sobre su inminente álbum durante una charla con Télam.
El músico, productor y gestor cultural nacido como Rauly Martínez el 14 de octubre de 1982 en Santo Tomé, Corrientes, está radicado en Buenos Aires desde hace 16 años y YacaRock Nacional viene a conciliar esos dos pasajes sonoros y territoriales.
La aventura de cruzar chamamé y rock empezó a develarse en 2020 con el lanzamiento de “Canción para mi muerte”, con la participación de Hilda Lizarazu, y entregó otras cinco pistas hasta la versión de “El Oso” que lo unió a Ricardo Mollo.
La nómina de canciones y aportes se completa con “Muchacha”, instrumental por Enzo Demartini; “Imágenes paganas”, con Clara Cantore y Enzo Demartini; “Jilguero”, con Tajy; “Muy despacito”, con El Plan de la Mariposa; “Al lado del camino”, con Noelia Recalde; “Hoy reggae”, con Loli Molina; y un homenaje a Pau Donés, Jarabe De Palo de la mano de “Agua”, junto a Lucas Avellina.
La banda que acompaña a Yacaré tiene guitarras de Juampi Espina (La Plata), el acordeón de Lucas Monzón (Chaco) y el arpa de Fernanda Peralta (Buenos Aires).
Según contó el músico, la idea de cruzar al chamamé con el rock argentino surgió en una guitarriada con amigos: “Estábamos en Diamante, Entre Ríos, guitarreada con amigos del litoral, y entre vino y ronda me quedé sin chamamés para cantar, entonces empiezo a rasguear «Muy despacito» de Los Piojos en 3×4 y calzó justito. Ese momento lúdico de ronda y amigos, fue un disparador clave para el desarrollo de este gran proyecto de rock en chamamé”, relató.
“Sin dudas, más allá de mi raíz litoral correntina, el chamamé viene en la sangre, mi abuelo paterno y mi padre, ambos acordeonistas chamameceros. De chiquito tocaba un bandoneón chiquito que aún conservo, luego cuando mis viejos se separan lo dejé de lado (creo que hubiera sido un gran fueyista si mi viejo no se hubiera alejado así). El rock llegó allá por el 95 con Circo Beat de Fito Páez, yo estaba en séptimo grado, y ese disco me cambió la vida. Con los años llegaron Charly, Spinetta, Sumo y Lennon”, explicó Yacaré Manso confesando que no sabe bien cuáles son las caracteristicas que acercan al rock y al chamamé. “Lo que sí sé es que una vez que encontré el camino que unifica ambos géneros, podemos versionar (no todas) muchas canciones del rock en chamamé. Las letras del rock están como en un polo muy opuesto en algunos casos, se usan. Creo que es un lindo descubrimiento el haber podido unirlos. Además de enriquecer a la música de mi región, creo que el chamamé también le trae un poco de río al rock”, analizó.
Consultado sobre si cree posible esa experiencia pero a la inversa, el músico enfatizó: “¡Sin dudas! De hecho Divididos algo ya hizo, al igual que Ciro junto con Los Alonsitos. Es bueno imaginarme esas versiones, es como jugar a la inversa de lo que estoy haciendo y me genera mucha ansiedad, pero sí, todo es posible cuando la música se siente. Es la parte más hermosa de ser músico, jugar, romper estructuras, desmenuzar y volver a armar algo nuevo de algo viejo”.
En el camino de estas reversiones “el lema era respetar la sonoridad del chamamé clásico: guitarras y fueyes, sin percusiones”, apuntó Yacaré Manso. “En su defecto solo guitarra, o solo acordeón. Con el pasar de las grabaciones e invitadxs, aparecieron otras propuestas que en el grueso del concepto no alteraban tanto la sonoridad que buscaba. Por ejemplo en «Imágenes paganas» Clara Cantore (tremenda música cordobesa) vino con su bajo de cinco cuerdas, y fue hermoso armar la base del chamamé con el bajo tocado como guitarra si se quiere, así que decidí dejar bajo y acordeón con voces increíbles grabadas por ella. O en el caso de «Jilguero», de Spinetta, que la hicimos con Tajy, un trío chamamé de Corrientes, que dentro de su formación usa violín. Los recaudos, básicamente, fueron respetar la obra, dándole tintes litoraleños muy acentuados, por eso convoco a Juampi Espina, un tremendo guitarrista quien diseñó casi todas las cuerdas del disco”, agregó.
Las y los invitados
El disco tiene invitados que vienen de distintos géneros y con distintas trayectorias, músicas y músicos que Yacaré Manso fue convocando con un objetivo: “Compartir el sonido de mi región con artistas que quizá no habían hurgado tanto en el chamamé. Sobre todo con los más contemporáneos, como Loli Molina o El Plan de la Mariposa. Creo que fue un lindo desafío para cada unx de ellxs porque era como entrar en una zona desconocida o poco habitual, sumada a la intriga de las versiones que les iba proponiendo”.
En cada rincón
Yacaré Manso sueña con que el disco en el que ensambla rock local y chamamé pueda tener una presentación que permita que ese género musical “pueda seguir siendo escuchado en cada rincón del mundo”.
“Estoy buscando el escenario que esté a la altura del chamamé, de las canciones y de lxs invitadxs para poder plasmarlo en un concierto allá para diciembre”, arriesgó el músico, cantante y compositor que los jueves, a las 23, por Radio Nacional Folklórica comparte con Flor Bobadilla Oliva el programa Litorales.
YacaRock Nacional- chamamé de la humanidad fue editado a partir de una campaña de financiamiento colectivo, la tercera que el músico lleva adelante en su carrera. “Y sin ninguna plataforma de este tipo de por medio. Interactúo directamente con mi público. Tiro la propuesta y la gente responde. Tengo la bendición de contar con mucha gente que confía y sigue mi trabajo a lo largo de estos años, lo cual facilita el contacto directo con ellxs. Esto lo empecé a aplicar desde que me di cuenta que haciéndolo por otras plataformas, siempre te descontaban un 17% de la recaudación, cosa que me parecía mucho. Entonces la mejor opción era ir al punto y ofrecer recompensas desde mis redes. Para este disco recaudamos 70 mil pesos en 24 horas. Fue una tremenda campaña que le aportó al disco el financiamiento del video que hicimos para «El Oso» y una parte para la gráfica”, contó y dio detalles de como llegó Bosques Nativos a formar parte del proyecto: “Desde el año pasado cuando se frenó todo, me propuse traccionar con otros entes (ONGs, fábricas de estuches para guitarras, correas, remeras) Entre todos estos «colaboradores» surge la de Bosques Nativos a partir de una entrevista que me hizo un biólogo de esa ONG, en el cual charlamos de música y ambiente. De ahí nace una linda amistad con su director Horacio Schenone, su fundador, con el cual empujamos las canciones que llevan un mensaje de cuidado ambiental, como lo que hicimos el año pasado con León Gieco en contra del monocultivo, o como el video de «El Oso» que pide por la ley de humedales”, puntualizó.