Fue necesario que esté dos veces abajo en el marcador para que despierte de su letargo y logre al menos rescatar un empate. Central Córdoba jugó un discreto partido, igualó 2 a 2 con Berazategui en el Gabino Sosa y desperdició una gran chance de treparse momentáneamente a la tercera colocación en la tabla de posiciones, tendiendo en cuenta el inminente arranque del reducido el miércoles 18.
De todas maneras y por como se dio el desarrollo del encuentro, el empate terminó siendo un premio. No porque Berazategui haya sido ampliamente superior, cosa que no nunca pasó. Es que la visita se paró muy bien dentro de la cancha y le cortó de entrada el circuito de juego al charrúa, presionando constantemente sobre el juvenil Nicolás De Bruno, motor de creación en el equipo de Marcelo Vivas.
Procurando siempre no descuidarse atrás, el Naranja maniató de pies y manos a Central Córdoba, que ni con Cruz o Villagra por las bandas lograba generar peligro.
Por suerte el Charrúa se mostraba sólido atrás, al menos hasta el minuto 43, cuando Gastón Corado la empujó al gol con un Leguizamón descolocada tras un yerro de la última línea. El 0-1 era demasiado castigo para Córdoba, que logró empatar el partido antes de irse al descanso, con un tanto de Lalo García de cabeza.
Y ni siquiera con la igualdad despertó el Matador. El segundo tiempo transcurrió lentamente sin un claro dominador, con Berazategui conforme con el empate y con un Córdoba sin ideas. Pero un error infantil de Killer a siete del final le sirvió en bandeja el triunfo a la visita, que afortunadamente cayó en la desesperación de meterse atrás para defender la victoria e inconscientemente terminó dándole una mano al Charrúa para llegar al empate, que marcó Fabello a los 43 tras un corner. Era lo más justo. Central Córdoba no jugó para nada bien, pero mostró personalidad en los momentos más adversos y al menos no perdió. Para valorar.