Lo golpearon de entrada, le costó muchísimo recuperarse y cuando lo logró, enseguida le asestaron el golpe de gracia. Central Córdoba tuvo un flojo desempeño en su excursión al sur del Gran Buenos Aires, Adrogué, y cayó sin atenuantes ante un sólido y oportunista Brown, que hizo mejor las cosas desde el principio y se impuso 2-1.
Córdoba arrancó dormido, tuvo un momento de lucidez cuando marcó el empate, pero al ratito volvió a ser el mismo equipo tibio e inofensivo que se encuentra en zona de descenso directo y a tres puntos del colista Colegiales en la tabla de posiciones.
Marcelo Vaquero cambió la estrategia a último momento y sorprendió mandando a la cancha al juvenil volante Leandro Bazán por Martín Salinas. Doble enganche con Nicolás De Bruno como el otro organizador y Héctor Álvarez de único delantero. La intención del DT era clara: tener el control del balón y que la acción se desarrolle lo más lejos posible del arco defendido por Juan Cruz Leguizamón.
El plan funcionó bien durante los primeros minutos. El problema fue que al primer avance serio del local se quemaron todos los papeles y el Charrúa se encontró en desventaja cuando iban apenas 10 minutos de juego.
Centro pasado al corazón del área, pésima marca de la línea de tres del fondo y gol de Cristian Bordacahar, una verdadera pesadilla a lo largo de todo el partido.
Córdoba se fue al descanso sin haber podido hacer pie dentro del terreno de juego y solamente la jerarquía individual de Nicolás De Bruno (sin duda el mejor jugador que tiene) posibilitó el empate, cuando en el arranque del complemento el 10 le rompió el arco al veterano Burtovoy con un derechazo tremendo desde afuera del área.
Pero la alegría duraría poco. Muy poco. Es que sólo siete minutos después, el experimentado Gastón Grecco aprovechó otro descuido de la defensa charrúa y selló el 2-1 que terminaría siendo definitivo.
Desesperado, Vaquero quemó sus últimas cartas en los ingresos de Juan Carlos Lescano (primera presentación tras regresar al club de su paso por River) y Matías Mologni. Pero amontonar delanteros casi nunca es la solución. Y esta vez no fue la excepción.
De esta manera, Central Córdoba cosechó su primera derrota en el año, sigue hundido en zona de descenso y con un margen de error cada vez más chico.