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El cheque juega ping pong

La polémica media sanción del proyecto para coparticipar en su totalidad el impuesto fue rechazada por el titular de Diputados, Fellner, quien la devolvió al Senado. Pero Cobos ratificó lo actuado y volvió a girarla.

Con el doblete de la víspera, ya suman tres los endosos. La polémica media sanción a los cambios de la ley del cheque, que el Senado “aprobó” y giró a Diputados la semana pasada, fue rechazada en el mediodía de ayer por el titular de la Cámara baja, el kirchnerista Eduardo Fellner, bajo el argumento de que no podía habilitar el debate en su recinto por considerar que la iniciativa no estaba respaldada por la mayoría especial que requiere la Constitución. Pero los viajes no terminaron allí: por la tarde, el presidente del Senado, Julio Cobos, ratificó lo actuado en el cuerpo que comanda, dijo que el presidente de una Cámara no eran quién para juzgar lo que resolvía el pleno de la otra y por segunda vez mandó el proyecto a Diputados.

En efecto, Cobos ratificó la votación del proyecto que propone coparticipar en su totalidad el impuesto a los débitos y créditos bancarios, y devolvió a su par Fellner la iniciativa que éste le había rechazado horas antes.

El jujeño había comunicado su decisión por medio de una carta a los jefes de todos los bloques de la Cámara baja. En ese texto les informaba que decidió girar nuevamente al Senado la media sanción por considerar que ésta no se votó con la mayoría requerida por la Constitución, por lo que la Cámara alta debía resolver el tema en su seno antes de girarlo a Diputados.

En la carta, a su vez, Fellner se comprometió a que, si el pleno del Senado ratificaba la validez de la modificación objetada, iba sí entonces a remitir el tema a las comisiones de la Cámara baja “a efectos que se resuelva el trámite definitivo que se otorgará a la cuestión”.

De esta forma, y tras varias jornadas de recibir presiones de ambos lados, Fellner intentó frenar el ingreso a Diputados de la iniciativa. La media sanción del Senado había sido cuestionada por el Frente para la Victoria, que objetó el respaldo del voto de sólo 35 legisladores, o sea con mayoría simple de los presentes. En cambio, el kirchnerismo sostiene que debería haberse avalado con la mayoría especial de 37 senadores –la mitad más uno de los integrantes de la Cámara– porque así lo manda la Carta Magna cuando se trata de cambiar la forma de percibir y distribuir impuestos coparticipables.

La decisión de Fellner fue respaldada por el titular del bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi, quien expresó que esa medida “está dentro de las facultades propias del titular de Diputados” y consideró apropiado que sea el Senado “el que “determine si van a seguir avanzando con una media sanción que es violatoria de la Constitución”.

Pero Cobos resistió, y le envió de nuevo el proyecto a Fellner con una nota en la que le aclaró que el método para aprobar la norma fue decidido por el pleno de la Cámara alta, y que esa decisión sobrepasa a la conducción del cuerpo. Es decir, a él mismo.

“A la Cámara de Senadores le comunica la Cámara de Diputados y viceversa; ambas superan la voluntad y deseos de sus presidentes”, refutó Cobos la estrategia de su par Fellner.

En su misiva, el vicepresidente de la Nación recordó que “la discusión sobre el encuadramiento constitucional de la media sanción se dio en el pleno de la Cámara, previo a la votación del proyecto y (fue) resuelto por los senadores”. Con todo, lo que el oficialismo precisamente le recrimina en duros términos al mendocino es que en su calidad de titular del cuerpo no advirtió por desconocimiento o dejó pasar por afinidad, pero al cabo convalidó, una presunta violación a los procedimientos constitucionales.

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