El ciclo “Arte por la Paz” cumplirá en pocos días 14 años consecutivos en su trabajo de divulgación de la cultura en la ciudad y otros lugares del país. La labor busca que el mundo tome conciencia, con poesía y otras intervenciones artísticas, sobre la pobreza, la defensa de los derechos humanos y la justicia, como también de la lucha contra el racismo y la violencia. Pero el espacio, en esta ocasión, iniciará sus actividades con dos adicionales: por un lado lo hará en el marco de la presentación de la novela Alternativas, de la rosarina Susana Rozas, el jueves 27 a las 19 en el bar Lennon, de Urquiza y Paraguay. Por otro, será la primera vez que funcionará luego de ser designado, a fines de 2013, por Mil milenios de paz –www.milmilenios.org.ar– y por la Unesco como “Embajada de paz”.
La tarea resulta gratificante para todos los que colaboran con el ciclo, en especial para su coordinador y mentor, Bernardo Conde Narváez Elía, que allá por 1999 imaginó un lugar en el que a través de la participación artística atendiera y formara parte de grandes cambios que llegaron con el nuevo siglo en especial aquellos relacionados con las políticas de memoria impulsadas a nivel mundial.
“Pensé en un lugar que trasmitiera una poesía más concreta. Así fue que a comienzos del 2000 empezamos divulgando nuestros ideales con la palabra misma y con la acción de nuestros invitados trabajando en favor de la paz, siempre con el espíritu solidario”, dijo el coordinador.
Una de las cosas que destacó es que con el paso del tiempo el espacio amplió su espectro y de esa manera las intervenciones artísticas funcionaron en pos de los derechos humanos y, sobre todo, la paz. “Pero no considerando a la paz solamente como a la ausencia de guerra –aclaró– sino abarcando otros aspectos como la justicia en el mundo, los derechos del niño, de la mujer y los inmigrantes, también luchando contra el racismo, la pobreza o el analfabetismo”.
Merecidos homenajes
Arte por la paz se dedicó también, por casi tres lustros, a rendir homenaje a artistas destacados del ámbito local. Pero este año tendrá un matiz especial ya que durante todo 2014, en los encuentros que se realizarán los primeros lunes de cada mes, se recordará y destacará la vida y obra de cuatro grandes poetas fallecidos: Armando Raúl Santillán, Rubén Seblever, Alberto Gary Vila Ortiz y Reynaldo Vasco Uribe.
Si bien Conde Narváez Elía aseguró que la convocatoria para participar del ciclo es muy amplia y que “busca captar a los artistas más jóvenes con su nueva palabra”, también consideró que “nunca hay que olvidarse de la gente grande” del medio. “Después que cada uno opine lo que le plazca, que luego tomen lo que les parece bueno y dejen lo que les parece malo pero a la gente mayor nunca hay que dejarla de lado. Siempre tenemos que aprender de ella, son cosas de la que nunca debemos olvidarnos”, concluyó.
Alternativas de paz
El libro Alternativas, de Susana Rozas, se presentará el jueves en el marco del inicio del ciclo Arte por la paz, que coordina desde hace 14 años el poeta Bernardo Conde Narváez Elía. Se trata de una novela publicada por la editorial Colectivo volador, de Junín. “Le agradezco totalmente a la gente de la editora porque se encargaron de todo: del diseño y hasta de la corrección. A mí, que soy correctora, no me permitieron corregir el libro pero han trabajado bien, cuando vi el producto terminado me pareció que estaba muy prolijo”, contó la autora.
Rozas confesó que nunca tuvo en mente publicar Alternativas pero coincidió con que el sello buscaba novelas breves. “Por eso es que no publiqué poesía que es en realidad lo que hubiera querido”, confesó.
“El disparador del libro –contó- fue una anécdota tonta, como suele ocurrir. Un día estaba en el shopping, me perdí y me acerqué a uno de los guardias para que me indicara cuál era la salida”. Resultó que el agente de seguridad había sido su alumno en la escuela secundaria y, si bien se reconocieron, Rozas no lograba acordarse de su nombre. “Entonces se acerca y me dice al oído: Pacheco, profesora. Cuando llegué a casa mi hijo me dijo que era nombre de policía y así es que surgió la trama que trata sobre dos hombres que cuentan su vida y un tercero que se llama, justamente, Pacheco”, explicó.
Los protagonistas de Alternativas son dos hombres cincuentones y viven momentos en los que hay embarazos, abandonos y muertes. Para la autora, es un intento también de reflejar a través de ellos la manera de pensar en medio de la crisis de los 50 años y su preocupación por la familia, el trabajo y los hijos. Muchos de los pasajes del libro suceden a bordo de un ómnibus interurbano o en lugares comunes de la ciudad. “En especial, lo que me gusta es ese transcurrir de los dos en colectivo o en la estación Terminal que para mí es un lugar maravilloso. Cuando era joven trabajé afuera y me llené de miedo la primera semana porque era como entrar a una ciudad aparte, lo que es casi lo mismo que entrar a un barrio nuevo pero después, cuando estás adentro, ya formás parte de él”, concluyó.