El cielo mundial se iba cerrando este martes para los aviones 737 MAX, tras dos accidentes mortales en menos de seis meses de estos aparatos de nueva generación, salvo en Estados Unidos, que mantiene hasta ahora su confianza en Boeing en medio de esta crisis mayor para el gigante aeronáutico.
Tras las prohibiciones en Francia, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Austria y Holanda, la Agencia europea de seguridad aérea (Easa) decidió suspender, «a partir de 19 GMT», todos los vuelos de los aparatos MAX 8 y MAX 9 que salgan, lleguen o viajen al interior de la Unión Europea, cualquiera sea el origen de los operadores, europeos o de terceros países.
Por seguridad, Aerolíneas suspende los vuelos con sus Boeing 737 MAX 8
India también anunció este martes que dejaba en tierra a los aviones 737 MAX, indicó el ministerio de Aviación civil en Twitter.
Estas decisiones, que se añaden a las de muchas compañías aéreas de evitar sus aparatos hasta nueva orden, entre ellas Aerolíneas Argentinas, muestran una desconfianza inédita en la historia de la aviación civil, pero no conduce a sembrar el caos en el tráfico aéreo mundial.
Un 737 MAX 8 de la compañía Ethiopian Airlines con destino en Nairobi (Kenia) se estrelló el domingo en el sureste de Adís Abeba poco después de despegar, matando a 157 pasajeros y miembros de la tripulación. Según un testigo, Tegegn Dechasa, la parte trasera del avión «ya estaba en llamas cuando cayó».
En octubre, otro avión del mismo modelo operado por Lion Air cayó en el mar de Indonesia, matando a las 189 personas que iban a bordo, también pocos minutos después de despegar.
En Estados Unidos, un portavoz de la Administración Federal de Aviación (FAA, organismo encargado de regular el sector) informó a la AFP el martes que sus expertos están «implicados en la investigación del accidente» y que tomarán «las decisiones sobre el siguiente paso en función de los elementos reunidos».
De momento la FAA decidió mantener en vuelo a los 737 MAX, pero pidió a Boeing hacer cambios «en abril como más tarde» en el novedoso sistema de control MCAS, que se conecta automáticamente y realiza correcciones si se exceden determinados parámetros en las maniobras de cambio de altitud y rumbo.
El anterior accidente de un B737 MAX, el de Lion Air, puso el foco en los sensores del ángulo de ataque (AOA, la posición relativa del avión respecto de las corrientes de aire, de la cual depende que se mantenga volando) y que si funcionan mal pueden provocar la intervención automática del MCAS y provocar que ese sistema haga descender al avión cuando en realidad podría necesitar elevarse.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lamentó que los aviones se hayan vuelto «demasiado complejos» para ser pilotados.
En Estados Unidos muchos tripulantes y pasajeros se niegan ahora a volar en esos aviones y el Sindicato de personal navegante (APFA), representante de asalariados de American Airlines, pidió a sus miembros no viajar en ellos si tienen temores.
Además de Europa, cerraron su espacio aéreo a los 737 MAX Omán, Malasia, Corea del Sur, Singapur, Indonesia, Mongolia, Australia y China.
Por su parte de las compañías Aerolíneas Argentinas, Gol (Brasil) y Aeroméxico, inmovilizaron sus aviones B737 MAX, al igual que Icelandair, Norwegian Air Shuttle, Ethiopian Airlines, Cayman Airways y la sudafricana Comair.
Un fabricante estratégico
Boeing se veía afectado en la bolsa por segundo día consecutivo, al perder hacia las 18H15 GMT 6,47% a 374,12 dólares, tras perder 5,33% el día anterior.
«Creo que el impacto para la industria es importante. Tenemos un nuevo tipo de aparato que solo lleva dos años en servicio y ahora tenemos dos accidentes en circunstancias que parecen similares», dijo a la AFP Gerry Soejatman, un analista de aviación de Yakarta.
Los 737 MAX 8, que entraron en servicio en mayo de 2017, están entre los más vendidos de Boeing y más 370 de ellos estaban en circulación.
Cifra que hay que contrastar con los 19.000 aviones de al menos 100 pasajeros en servicio a nivel internacional, todos los modelos incluidos, según estudio publicado en 2018 por Airbus.
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Las víctimas del accidente eran de 35 nacionalidades distintas, según cifras preliminares de la compañía, entre ellas 32 kenianos, 18 canadienses, 9 etíopes, 8 italianos, 8 chinos, 8 estadounidenses, 7 franceses, 7 británicos, 6 egipcios, 5 alemanes y 4 indios.