Spike Lee es el último en sumarse a la creciente lista de aclamados realizadores que prestan sus servicios para la plataforma de contenidos streaming Netflix con el estreno de este viernes de Da 5 Bloods, poderosa película con la que vuelve a visitar, como pocos y con asombrosa actualidad, la problemática afroestadounidense.
No es casualidad que el estreno de la más reciente película del realizador de Haz lo correcto llegue en medio de la convulsión popular por el asesinato del ciudadano negro George Floyd en Mineápolis y del potente presente del movimiento Black Lives Matter («Las vidas de las personas negras importan»).
Es que el director oriundo de la sureña ciudad de Atlanta pero criado en Nueva York lleva casi cuatro décadas dedicadas a un cine político que examina y denuncia el racismo, las relaciones de la comunidad afronorteamericana con el Estado y el resto de la sociedad civil e incluso la complejidad del entramado vincular hacia adentro de las barriadas negras.
Con puntos muy altos como la referida Haz lo correcto (1989), que le reportó al cineasta su primera nominación al Oscar como guionista, junto con Malcolm X (1992) o la reciente y multipremiada El Infiltrado del KKKlan (2018), su recorrido deja en cada largometraje, documental, corto y hasta series un sello distintivo.
5 Sangres, tal su título completo en español, significa la vuelta de Spike Lee a la épica bélica que ya explorara en Miracle at St. Anna (2008), que en aquella oportunidad seguía también a un grupo de soldados negros pero en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
En este nuevo film, cuatro veteranos de la Guerra de Vietnam deciden regresar en la actualidad al país asiático con un doble objetivo: recuperar los restos de quien fuera su líder de escuadrón y mentor, Stormin’ Norman (Chadwick Boseman), y encontrar un suculento tesoro de lingotes de oro que dejaron sepultado en medio de la jungla.
Paul (Delroy Lindo), Otis (Clarke Peters), Eddie (Norm Lewis) y Melvin (Isiah Whitlock Jr.) llegan a la antigua Saigón, hoy Ho Chi Ming, para internarse en la selva una vez más, con un polizón de último minuto, el preocupado hijo de Paul (Jonathan Majors).
Como buena aventura, la empresa no estará exenta de peligros, traumas enterrados en el fondo del subconsciente que emergerán en los momentos de crisis y traiciones.
Allí brilla especialmente Delroy Lindo, como un irascible y chauvinista votante de Donald Trump con el que, ya se comenta en la prensa norteamericana, merecerá un lugar en las listas de candidatos a los premios Oscar.
Mechando ocasionales imágenes documentales, algo con lo que Lee ya había experimentado en el final de El infiltrado…, la trama alterna entre el presente de los veteranos, acaso demasiado achacados y espiritualmente afectados para tremendo viaje emocional al pasado, con flashbacks que reconstruyen aquella última misión de la mano de Norman.
Aunque algo descontrolado en el acto final en el que los ex soldados enfrentan la amenaza tanto de otros hombres como de la naturaleza, la producción logra lo que pocas películas: trascender su propia duración en pantalla y de constituirse en parte de la discusión de su tiempo.
Tal vez por ese carácter implícito en la obra del realizador, en las últimas horas Thierry Frémaux, director artístico del Festival de Cannes, dijo en una charla pública con el medio norteamericano IndieWire que este film se iba exhibir en el trunco festival de este año fuera de competencia, en el que hubiera sido el reencuentro de Cannes con Netflix.
Da 5 Bloods se inserta con solidez en ese relato más amplio y al que Lee contribuyó con una buena cantidad de páginas desde los 80, ese de las promesas incumplidas hacia la comunidad negra de Estados Unidos y del mundo.
Mientras miles de negros entregaban sus vidas al Tío Sam, su familia y amigos seguían soportando la discriminación de los supremacistas blancos, la violación a todos sus derechos y el asesinato de líderes como Martin Luther King.
Es esa contradictoria lucha a dos frentes, contra los blancos en casa y como carne de cañón por una nación que los desprecia en el extranjero, y que se actualiza a cada momento en la historia de Estados Unidos, sobre la que Spike Lee pone el acento.
Con referencias en tono burlón a Rambo, los films de acción de Chuck Norris y hasta en función de la emblemática Apocalipsis Now (1979), la película funciona también en el nivel del metamensaje e insiste en cambiar la mirada: el cine también ha fallado en dar una fiel representación de la sangre vertida por los afroestadounidenses en Vietnam y Spike Lee viene a subsanarlo.