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El colectivo chocó al Concejo

Oficialismo y PRO acordaron subir el boleto a $8 desde el lunes, con otro aumento a $ 8,50 a partir de julio. Pero el resto de la oposición se empacó, pidió menos y no dio quórum. Así no se trató ni el aumento de taxis.

“Se dejó sin efecto el cuarto intermedio al que habíamos llamado y pasamos a la reunión para la próxima semana, ya que tuve diálogos con diferentes bloques y finalmente decidimos que no podíamos seguir frenando el funcionamiento normal del Concejo. El tema volverá a tratarse el lunes próximo, a las 9”, se había resignado el concejal Carlos Comi, titular de la comisión de Servicios Públicos. Había pasado el mediodía, y el edil explicaba qué había ocurrido con la discusión sobre la suba del boleto. Pero todo cambió de repente: en un par de horas, acaso poco más, el bloque del PRO, el más numeroso del Palacio Vasallo, le dio bandera verde al oficialismo y, con los votos garantizados, se convocó a una nueva reunión de Servicios Públicos que se extendió hasta los pasillos: aun en los corredores se firmó el despacho que permitía así meter a presión la suba del boleto en la sesión, ajuste inmediato a 8 pesos a partir del 1º de mayo –paradójicamente el día de los que más usan los colectivos, los trabajadores– y un segundo reajuste el 1º de julio, a 8,50 pesos. Pero el resto de la oposición puso el grito en el cielo, en particular Jorge Boasso (ver aparte) quien se despachó a través de Twitter: no pidió ni convocó, pero claramente sugirió que frente al acuerdo no había que dar quórum. Y a última hora de anoche era la idea que había primado, sin reunir a la mitad más uno de los ediles, la sesión naufragó sin aumento de colectivos y tampoco de taxis, que ya había sido acordado.

Pasadas las 20, cuando había terminado la reunión de Labor Parlamentaria, en la que los jefes de bancada elaboran el temario de la sesión, prácticamente toda la oposición salvo el PRO se había atrincherado en el despacho de María Fernanda Gigliani. La postura, sin números, era no habilitar la sesión hasta que no surgiera una tarifa menor a los 8 pesos.

Al acuerdo entre el oficialismo y PRO había una cuestión a la que el bloque del macrismo sólo había antepuesto una condición en público: que la suba del boleto fuera “lo mínimo posible”. Sin anteponer números los ediles se habían limitado a abrir los oídos, y sólo habían utilizado los comunicados de prensa para destacar dos cuestiones: la falta de respaldo económico de la provincia –castigando al gobernador Miguel Lifschitz, quien horas después hizo el anuncio de un aporte de 100 millones de pesos– y la buena disposición de la Nación, que respondió a los reclamos locales anunciando que correrá con los gastos para compensar los aumentos de combustibles y las paritarias de los choferes.A partir de allí, se mimetizaron con el resto de la oposición hasta que, sorpresivamente, algo cambió. La firma de la concejala Renata Ghilotti al despacho de comisión favorable al aumento consolidó la mayoría en la comisión –el dictamen ya tenía las firmas de los cuatro oficialistas entre los siete miembros, los socialistas Enrique Estévez y Verónica Irízar, el demoprogresista Aldo Poy y el propio Comi– y habilitó la aprobación en el recinto, donde los porotos contaban 14, entre oficialismo y macrismo, contra 14, del resto de la oposición. Un escenario de desempate desde la presidencia del cuerpo, que no es nuevo aunque sería el estreno de Daniela León con su primer doble voto.

Pero Boasso salió a torpedear todo de inmediato con tres tuits fulminantes: “Para los periodistas. Así se acordó el aumento del boleto. 3 concejales socialistas y 1 del PRO. Duró 5 minutos”, zamarreó junto a una foto de teléfono celular de la firma del dictamen.

En otro se quejó de que apenas “dos bloques” habían acordado el aumento del transporte para todos los rosarinos. Y en un tercero marcó que “a este tipo de nuevas mayorías automáticas” en el Concejo “sólo se paran con cojones el resto de los 14 concejales”. Y disparó: “No dando quórum”.

Cuatro horas después, a las 20.52, comenzó a sonar el timbre que llamaba a sesionar. Pero solamente los ediles del PRO estaban próximos a sus bancas, mientras casi todo el resto de los bloques opositores estaba reunido en el despacho de Gigliani, y el oficialismo –se presumía– estaba determinando la estrategia a seguir.

Ocurría que el oficialismo había quedado entrampado: si no lograba destrabar el quórum, tampoco podía dar vía libre al aumento de taxis, que sí había sido acordado con la mayoría de los bloques. Paradójicamente los que se negaban a votar ese aumento eran los ediles del PRO –junto Boasso– pero el resto de la oposición, salvo Ciudad Futura, estaba dispuesta a acompañar o a dejar pasar la suba, que venía con la advertencia de un paro de titulares y choferes.

Pasadas las 22, la ni la posible furia de los tacheros surtía efecto. O acaso sí: el interbloque opositor formado de hecho ofreció tratar todos los temas que se habían acordado hasta las 14 y pasar a la semana que viene la discusión sobre el boleto, cuyo despacho se firmó después de esa hora. No cuajó, y al cierre de esta edición la presidenta del Concejo, Daniela León, con la mitad exacta de las bancas vacías, levantó la sesión. Antes de cerrar el telón, responsabilizó a la oposición por lo que pudiera ocurrir –en referencia a los taxistas– y haber echado por tierra tres semanas de trabajo. Y se comprometió a que el Concejo seguiría trabajando y que sesionaría incluso el fin de semana si se encontraba una salida, que a priori sólo podría consistir en “convencer” a algún edil de la otra vereda de dar quórum, pero ni pensar en un boleto de menos de 8 pesos. Por lo pronto, el despacho que establecía ese valor, ya perdió vigencia al caerse la sesión.

Los taxistas se quedaron con las manos vacías

Sin sesión y sin aumento, los taxistas vuelven a su agenda y fuentes del sector anticipaban que llamarían a una asamblea hoy mismo para discutir medidas de fuerza. Las posiciones más duras serán las de plantear un paro parcial o total durante el fin de semana.

La negociación con los taxistas asomará un terreno minado hoy, ya que si bien hay consenso para un aumento del 30 por ciento en promedio y se firmó un despacho favorable en la comisión de Servicios Públicos, al no tratarse en la sesión de ayer perdió vigencia. El trámite ordinario sería que la comisión volviera a firmar un dictamen el lunes, para que pueda llegar al recinto el jueves.

Con la suba acordada, la bajada de bandera de 17 pesos pasará a 22 en horario diurno y la ficha o minuto de espera, hoy en 85 centavos, pasará a 1,10 peso. En horario nocturno de 19,50 pesos a 25 la bajada de bandera y de 1 peso a  1,30 la ficha.

Tuits al ataque

Los tuits del edil Jorge Boasso sorprendieron por su vehemencia y por uno de sus blancos: castigó al PRO, cuando él fue el socio radical número uno de la alianza entre la UCR y el aglomerado macrista, incluso antes de que la convención nacional del radicalismo aprobara ese rumbo. De hecho, ya en las elecciones de junio del año pasado acompañó como candidato a vicegobernador a Miguel del Sel y pocos días atrás ratificó esa orientación opinando que el radicalismo santafesino debía resolver sus tensiones internas ingresando en la alianza Cambiemos, privilegiando el oficialismo nacional sobre el provincial y el local, pese a que este año cumple una década como integrante del Frente Progresista Cívico y Social.

La extraña posición de Boasso encuentra, sin embargo, trayectoria. Por una parte, no es la primera vez que mira desde la otra vereda a sus aliados del macrismo. Ya lo había hecho semanas atrás con la votación de la ordenanza de adhesión a la ley de Descanso Dominical –que los ediles del PRO rechazaron en bloque, explicando cinco de los seis votos en contra– cuando argumentó que su experticia como profesor de derecho de la seguridad social y su compromiso le impedía votar contra una norma que beneficiara a trabajadores.

Por otra parte, en cuanto al boleto, Boasso históricamente mantuvo una posición negativa a una suba sin analizar el servicio prestado. Su voto llegó a ser “llave” para el aumento a cambio –entre otras iniciativas como la terjeta sin contacto– de crear lla “tarjeta laboral”, de cuarenta viajes con descuento que abarata el pasaje: quienes usan la opción abonan con la tarifa vigente hasta ahora un boleto de 5,35 pesos, en lugar 6,30, pero para ello deben desembolsar 214 pesos de un saque.

En secreto

La negativa de la mayor parte de la oposición a dar quórum trabó también el nombramiento de la nueva plana mayor del Banco Municipal de Rosario, que iba a aprobarse –presumiblemente sin ninguna objeción– en sesión secreta –así lo establece el reglamento– antes de la sesión ordinaria. El nuevo titular será Gustavo Asegurado.

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