La depilación definitiva es un antes y un después en la medicina estética para cualquier mujer, pero también para hombres. Según una experta, es uno de los métodos más efectivos para poder resolver el problema de “combatir los pelos” y sus consecuencias como la foliculitis –vellos encarnados–, acné –granitos–, irritaciones de piel, entre otros. El promedio de las sesiones son ocho, con láser o luz pulsada, donde se logra el retraso del crecimiento piloso y varía según la persona y la recomendación médica.
María Virginia Arostegui es médica, especialista en medicina estética y nutrición clínica. Según cuenta a El Ciudadano “hay dos métodos de depilación definitiva: el láser y la luz pulsada, que es lo último en tecnología”.
“La diferencia es la emisión de la luz –explica–. El láser es una fototerapia única, y la luz pulsada es policromática. Algunos equipos de láser se pueden usar cuando la paciente está bronceada”. Para iniciar el tratamiento se hace previamente una preparación de la piel, se pregunta qué método depilatorio usa el paciente y a partir de allí comienzan con el rasurado del vello. “Tiene que tener folículos”, dice Arostegui. “Luego el vello madura, sale más negro y duro y es lo que se necesita para que el método sea más efectivo”, completa. “El primer paso es que en el área del tratamiento, el vello tenga de dos a cinco milímetros de largo, después se aplica la luz pulsada y el paciente no vuelve durante un mes”, añade la especialista, que marca que en ese lapso “el pelo se va tornando más débil y suave”.
“Si la persona tiene piel blanca y pelo oscuro, toda la luz va a ser captada por el pigmento de ese vello. Si el paciente tiene el pelo oscuro y es de piel oscura, naturalmente capta la luz del pelo y de la piel, y hay posibilidad de daño sobre la piel y el pelo. Si tiene piel blanca y pelo rubio o pelirrojo, se usa energía más alta para que ese pelo se debilite”, explica Arostegui.
“Si el paciente se hace el tratamiento y luego se expone al sol, se puede generar una hiperpigmentación, una mancha más oscura que el color de la piel. Si se hace con luz pulsada, la piel se puede despigmentar con una mancha más clara que su piel”, agrega.
La profesional marca que los métodos son efectivos y seguros. Pero, ¿cuánto cuesta tener la piel que se quiere tener? Todo tiene su precio: las axilas cuestan a partir de 200 pesos, el cavado 300, bozo y mentón 180, media pierna 500, (de la rodilla al tobillo) y muslo 600 (desde la rodilla para arriba). Y todo se “mantiene” rasurando el vello que queda. “El método no es doloroso, es importante que el paciente no sienta dolor. Es como un pinchazo: se va calentando pelo por pelo, pero no tiene que arder ni quemar. El tratamiento, en general, no tiene contraindicaciones, salvo algunas enfermedades específicas de la piel en forma aguda, pacientes embarazadas y diabéticos que no están controlados. Con la depilación definitiva se elimina hasta el 90 por ciento del vello, queda más suave y tarda en crecer, no es el mismo que al inicio”, afirma la médica.
Arostegui advierte que después de la menopausia disminuyen los vellos pero también aparecen en otras áreas, como el bozo y el mentón. Y con un problema extra: los pelos blancos, canosos, no se pueden controlar con estos métodos porque se quedaron sin melanina. “Las pacientes que son pelirrojas o las más blancas, son las que menos concentración de melanina tienen y es más difícil eliminarlos”, reconoce Arostegui.
La médica aconseja este tipo de tratamiento recién pasados los tres años de la primera menstruación “porque puede haber alteraciones” en los resultados si se comienza antes. “Los tratamientos que se hagan con luz pulsada y láser, tienen que estar hechos por un profesional médico, realizar un curso y tener una habilitación sobre manejos de equipos láser. En Rosario, todavía no está implementada esa norma”, concluye Arostegui, quien se desempeña en el consultorio de estética de Athor Pilates.