China se encuentra inmersa en un «dilema muy complejo» por la invasión en Ucrania, conflicto en el que pone en juego su cercanía con un socio estratégico como Rusia y su deseo de mejorar las tambaleantes relaciones con Occidente, pero a su vez emerge como un actor de peso para lograr algún tipo de acuerdo de paz.
«China está en una situación extremadamente incómoda. Es un lugar en el que no quisiera estar, arrastrada por la invasión de (el presidente ruso, Vladimir) Putin ahora tiene un dilema muy complejo: sabe que Rusia es un socio estratégico al que no puede dejar caer, pero tampoco se puede hundir con el», explicó a Télam Patricio Giusto, director ejecutivo del Observatorio Sino Argentino.
«Obviamente, en la foto global lo más importante para China es no complicar sus relaciones con Occidente, especialmente en lo comercial que ya venían complejas y sobre todo con Estados Unidos en un intento que estaba haciendo China de estabilizar las relaciones económicas», añadió el doctorando en Estudios Internacionales por la Universidad Torcuato Di Tella y master en Estudios Chinos por la Universidad de Zhejiang.
En este juego de equilibrio el gigante asiático defendió la integridad territorial de Ucrania, país al que envió ayuda humanitaria y con el que mantiene una cooperación económica, pero a su vez se opuso a las sanciones impuestas a Moscú y avaló las acusaciones del Kremlin sobre posibles amenazas biológicas en laboratorios controlados por Estados Unidos en territorio ucraniano.
En la ONU fue donde expuso de forma más clara su posicionamiento al abstenerse en las resoluciones que condenaron la invasión y exigieron una retirada militar.
Esta postura generó críticas de Estados Unidos y motivó un llamado ayer entre el presidente de ese país, Joe Biden, y su homólogo chino Xi Jinping, quien afirmó que las dos superpotencias «comparten la responsabilidad de mantener la paz en el mundo» y, en ese sentido, manifestó que la guerra en Ucrania «no beneficia los intereses de nadie».
Biden, por su parte, advirtió de las «consecuencias si China brinda apoyo material a Rusia mientras esta lleva a cabo ataques brutales contra las ciudades y los civiles ucranianos», de acuerdo a lo que informó la Casa Blanca sobre la reunión por videoconferencia que duró casi dos horas.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, había afirmado antes de esa conversación que el gobierno chino está «en el lado equivocado de la historia» por no repudiar firmemente al Kremlin y anticipó duras represalias «si China realmente brindara apoyo material de una forma u otra a Rusia».
Es que, más allá de las diferencias, hay una lectura común sobre el rol clave que puede tener Beijing si adopta una posición ante la guerra, para un lado o para el otro.
«Si seguimos en esta trayectoria, esto tardará en solucionarse, pero depende completamente de si China está dispuesta a apoyar a Rusia. Cuando China decida que está harta, la guerra que estamos viendo terminará y Rusia tendrá que llegar a algún acuerdo de paz con sus vecinos», señaló Arne Westad, director de estudios de seguridad internacional y profesor de historia y asuntos globales en la Universidad de Yale, en declaraciones brindadas esta semana a elDiario.es de España.
«China es el único actor que puede mover el tablero, hacia un lado o hacia el otro», avaló Giusto y, en ese sentido, criticó las reacciones recientes de la Casa Blanca contra el gigante asiático: «Presionar y difundir información desfavorable a China para arrinconarlo va a acercar al país más a Rusia en contra del objetivo global que debería ser resolver la guerra en Ucrania y lograr la paz».
Lo cierto es que, más allá de lo que ocurra en Europa del Este, el conflicto surge como un punto de inflexión en el vínculo entre las dos superpotencias mundiales, deteriorado en los últimos años por una guerra comercial, acusaciones de violaciones de derechos humanos que llevaron a un boicot en los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing y cruces por el origen del coronavirus, entre otros temas que generan fricción.
Cualquier acción de China que se lea como cercana a los intereses occidentales sobre Ucrania podría llevar a un importante mejoramiento de las relaciones y, por el contrario, un acercamiento y apoyo a Putin podría derivar en una herida de muerte en el vínculo bilateral y generar un nuevo orden mundial.
«China puede ser un elemento importante del sistema de seguridad mundial si toma la buena decisión de apoyar la coalición de países civilizados y condena la barbarie rusa», dijo en Twitter Mijailo Podoliak, consejero de la Presidencia ucraniana y miembro de la delegación que negocia con Rusia.
Un respaldo a Moscú sería una contradicción respecto a los valores de la resolución pacífica de los conflictos y una comunidad de futuro compartido para la humanidad que son pilares del pensamiento de Xi, en un año clave para él de cara al 20º congreso del Partido Comunista que se realizará el próximo otoño boreal y en el que se espera que obtenga un tercer mandato.
Además es incongruente con lo que sostiene el gigante asiático respecto a Taiwán, isla sobre la que reivindica su soberanía y busca aislar internacionalmente para detener cualquier intento de reconocimiento como Estado independiente de este territorio que tiene su propio Gobierno.
«La incomodidad de China tiene que ver con que si apoya a Rusia está fomentando el separatismo de dos regiones en Ucrania (Lugansk y Donetsk), lo que es contradictorio con lo que China dice sobre Taiwán como parte integral de la China continental», comparó Giusto y aclaró que el paralelismo no implica que Beijing planee también una invasión sobre la isla.