La comisión de Servicios Públicos del Concejo Municipal comenzará a debatir hoy el pedido del municipio de incrementar un 33 por ciento el costo del boleto urbano de pasajeros. El escenario sigue tan complicado como el primer día, pese a las conversaciones cruzadas que se dieron durante todo el fin de semana largo de carnaval para ablandar posiciones. Por un lado, la oposición rechaza con fuerza el aumento en las proporciones pedidas que el Ejecutivo; pero el oficialismo insiste con que el sistema de transporte urbano de pasajeros corre serios riesgos financieros. A la par del inicio de una nueva discusión en el Palacio Vasallo, un grupo de rosarinos se lanza hoy con una propuesta para manifestarse contra el aumento: no pagar, por todo el día, el boleto.
La noticia se conoció el viernes, aunque sólo era cuestión de plasmarla en una nota formal porque el rumor había empezado mucho antes: la intendenta Mónica Fein solicitó formalmente al Concejo Municipal un aumento de boleto urbano de 3,60 a 4,80 pesos en la modalidad de uso frecuente. La discusión comenzará hoy, aunque también muchos aspectos son meramente formales. En los pasillos del Palacio Vasallo la discusión es permanente, caldeada; las negociaciones van de oficina en oficina, de bloque en bloque. De eso, sólo se conocen dos posturas. La de un oficialismo que continúa presionando y advirtiendo el riesgo en que se encuentra el estado financiero del sistema de transporte y la de una oposición que se niega rotundamente a votar el aumento tal como lo solicita la intendenta.
Una propuesta que baraja el oficialismo parece haber echado un poco de luz sobre el escenario de negociación. Tal como informó en su última edición El Ciudadano, el concejal del ARI Carlos Comi anticipó que el 30 por ciento de lo que Rosario reciba del Fondo de Obras Menores se puede destinar a paliar el déficit del sistema de transporte y, en consecuencia, amortiguar el impacto del aumento entre los usuarios. Esta propuesta que bajó Comi encierra incluso una historia de tensiones dentro del propio oficialismo, ya que en el Palacio de los Leones hay quienes creen que no se debe desviar ni un peso del Fondo para subsidiar el transporte porque, consideran, debe destinarse en su totalidad a obras en la ciudad.
Como sea, la incorporación de Rosario (junto con la ciudad de Santa Fe) al listado de municipios y comunas que reciben dinero de esta caja aún debe votarse en la Legislatura provincial durante las sesiones extraordinarias, que terminan el 30 de abril.
Concejales opositores, como Roberto Sukerman, sostienen que la única salida para no llegar a que el aumento llegue al bolsillo de los usuarios es con aportes desde la Casa Gris. Mientras, el municipio presiona con una advertencia que lleva preocupación: de dilatarse la negociación en el Concejo, se dificultará afrontar el pago de sueldos a choferes. Es decir, si no se aprueba un aumento el paro es inminente. Es más: sostiene que el único operador privado del sistema está a un paso de caerse.
No subir al bondi
Hay un tercer actor en juego en toda esta disputa: la gente que utiliza todos los días el servicio de colectivos para movilizarse. A pesar de que los representantes de los rosarinos negocian en el Concejo, hay ciudadanos que no quieren dejar de expresar su malestar por la intención de un nuevo aumento. Las nuevas tecnologías permiten que las redes sociales se transformen en un espacio no físico en el que todos pueden opinar.
Las propuestas más interesantes, a su vez, pueden viralizarse y escaparse de la virtualidad para volverse tangibles. Hoy saldrá a la calle una de ellas. La iniciativa es concreta: que cada persona que hoy tenga que tomarse un colectivo, lo haga sin pagar el boleto. La idea no es zafar de marcar la tarjeta y viajar gratis, sino que busca generar un impacto en el uso cotidiano del servicio público. Si se puede caminar, usar bicicleta o auto, bienvenido sea.
La protesta se repetirá en principio cada miércoles del mes y quedará sin efecto en caso de que no se concrete la suba de la tarifa. Eso es algo improbable porque, a pesar de los tironeos, nadie duda de que tarde o temprano aumentará el boleto. Si es así, se buscará profundizar la manifestación que cada año, cada aumento, se repite.
Ulises tiene 29 años, es analista de sistemas y, aunque tiene auto, es usuario del servicio de transporte público. Esa condición es la que más lo legitima a manifestarse y buscar canales para que el “cansancio” de la gente trascienda. Apenas comenzaron a conocerse indicios de que un nuevo aumento de boleto se acercaba, Ulises comenzó a comentar en los portales web de distintos medios de la ciudad. Varios usuarios se encontraron en diferentes artículos y dieron lugar a un debate que, decidieron, tenía que trascender.
Hasta hoy, este reclamo no salió de la virtualiad. De los portales de noticia se pasó a un evento en Facebook (“El Boleto No Se Aumenta”) que ya tiene más de mil usuarios que dieron su aval. Mil personas que al menos fueron anoticiadas y apoyan la movida. El debate no es concreto, ni palpable pero está. Hoy será el momento en que se pondrá a prueba para ver si de lo que se clickea con el mouse se pasa a los hechos de la vida real y concreta.
“Estoy al tanto de que no será masivo, pero hay que ver cómo reacciona la gente. La idea principal es movilizar a los usuarios, debatir y continuar debatiendo. Hay muchas posturas al respecto, pero todos coinciden en algo: están cansados. Nadie quiere que el aumento salga de nuestro bolsillo porque nuestros sueldos no se incrementan cada tres meses”, señaló Ulises, responsable de esta idea.
El oficialismo no tiene otro camino que acordar
El pedido de aumento comenzará a debatirse hoy en la comisión de Servicios Públicos del Concejo Municipal. En esta mesa de trabajo el oficialismo tiene mayoría de concejales propios, por lo que en teoría no necesitaría de generar consenso con los opositores para obtener despacho favorable.
El presidente de la comisión es un aliado, Carlos Comi, a quien secunda el jefe de la bancada socialista, Manuel Sciutto, y el flamante edil Miguel Cappiello. A ellos se suma el voto amigo del demoprogresista Aldo Pedro Poy, quien si bien en la interna del Frente Progresista Cívico y Social se encuadró con la línea del presidente del cuerpo, Miguel Zamarini, en este caso no hay dudas de que jugará a favor del mensaje que baja del Palacio de los Leones.
Del otro lado quedan el radical Jorge Boasso, el peronista Osvaldo Miatello y la macrista María Julia Bonifacio. Es decir, en una hipotética votación dentro de esta comisión, el oficialismo gana 4 a 3.
Pero en política nada es lineal, y mucho menos en un tema tan espinoso y con tanta repercusión social como el del aumento del boleto. De imponerse con el peso de la mayoría en esa instancia, el oficialismo es consciente de que cometería una torpeza que lo condenaría al final del camino: en el recinto de sesiones le bocharían la iniciativa sin despeinarse. Porque con aliados y viento a favor, hoy puede reunir apenas 8 de los 24 votos posibles. Entonces, no le queda otro camino que negociar y consensuar.