El Concejo Municipal de Rosario aprobó este jueves los cambios normativos para construir en Fisherton, pese a la fuerte oposición de los vecinos de la zona.
La ordenanza de “protección histórico-ambiental barrio Fisherton y entorno” fue avalada por mayoría reglamentaria, con el voto negativo de los ediles presentes del Interbloque de Todos.
En uno de sus considerandos, el texto contempla que «una de las políticas que impulsa el Plan Urbano en relación al ordenamiento del territorio promueve el desarrollo equilibrado de los distintos sectores que configuran el tejido municipal, reconociendo una gran heterogeneidad de usos y servicios».
El proyecto añade, según el expediente, que «resulta oportuno estimular la transformación de la ciudad, respetando sus singularidades; el completamiento intersticial de lotes vacantes; el mejoramiento progresivo de las áreas urbanas degradadas y la reconversión de grandes parcelas en desuso y/o con edificación obsoleta».
Palabra oficial
La secretaria de Planeamiento municipal, Agustina González Cid, había remarcado que “la intención de la Municipalidad es acompañar las nuevas dinámicas urbanas que presenta la ciudad, comprender las nuevas formas de vida que ya exhibe la zona y respetar la identidad del barrio”.
“Este proyecto consolidará y preservará las características ambientales, paisajísticas, históricas y patrimoniales de Fisherton”, destacó la funcionaria y aseguró que la iniciativa “promoverá un crecimiento armónico, respetuoso y sostenible en los próximos años, sin descuidar su esencia, sus rasgos y sus condiciones de barrio jardín”.
En tal sentido, explicó que “las ciudades son dinámicas, crecen, cambian, y hay que entender esas modificaciones en los nuevos hábitos, exigencias y miradas que imponen los requerimientos actuales del funcionamiento urbano”.
Vivienda colectiva
Desde la óptica municipal, Fisherton está atravesando un proceso de transformación. En los últimos años, notan en esa zona cambios que se advierten a través de nuevas demandas habitacionales y el surgimiento de muchos proyectos de vivienda colectiva, en edificios y también en condominios.
Apoyado en ese análisis, el Ejecutivo pensó en adecuar la normativa para preservar las características del barrio, su carácter residencial con espacios verdes y abiertos, y la forestación que identifica al sector.
“La gente ya no vive de la misma manera que antes, en casas tan grandes, con tanta superficie cubierta”, puntualizó González Cid. Y resaltó que hoy la tendencia pasa por reducir la superficie en la que uno vive. “Por eso buscamos un reordenamiento, en ese contexto sociocultural tan particular que ya exhibe el barrio”, expresó.
Teniendo en cuenta ese escenario urbano, la Intendencia impulsa la idea de limitar la edificabilidad en el tejido urbano de los sectores de rasgos barriales y concentrar la vivienda colectiva en las calles de mayor jerarquía (las avenidas más anchas). “La normativa vigente establece un límite en altura de planta baja y 3 pisos, y en la mayor parte del barrio se propone bajarla a PB y 2 pisos”, destacó la funcionaria.
Sobre los ejes de acción del proyecto oficial, aseguró que “las prioridades pasan por proteger la esencia del barrio, su abundante arbolado, su suelo absorbente y sus casas de valor histórico”.
En ese orden, resaltó que la iniciativa busca respetar las preocupaciones de los vecinos en relación a los nuevos desarrollos inmobiliarios, y para eso direcciona el crecimiento urbano, a través de la reorganización y distribución del uso residencial en Areas de Tejido y Corredores Urbanos. “La intención es mediar entre las posiciones, a través de una propuesta que promueve un equilibrio de densidades”, remarcó González Cid.
Así, puntualizó que los principales ejes de la propuesta oficial pasan por “regular la densidad de las edificaciones en función de la infraestructura de cada sector”, y también por “bajar el límite de altura en la mayor parte del barrio a PB y 2 pisos, ya que la normativa vigente permite PB y 3 pisos”. Y destacó que se pretende “preservar el suelo absorbente, el arbolado existente en los lotes, y el centro de manzana parquizado y libre de edificaciones”.
Según consignó, el municipio también busca “consolidar la tipología del barrio, donde las construcciones se encuentran rodeadas de vegetación, incorporando deslindes en las medianeras”. Y, en relación a los usos en la zona, subrayó que “queremos promover una convivencia armoniosa entre la vivienda, los servicios y los comercios de pequeña escala que den vitalidad y mejoren la seguridad del espacio público”.
Un poco de historia y el pedido de vecinos
Residentes de Fisherton, San Eduardo, Aldea y Hostal del Sol fueron esta semana a la reuniones de la comisión de Planeamiento con dos reclamos puntuales: que no se permitan levantar condominios hasta que no haya servicios de agua, luz, cloacas y transporte; y que no se dejen habilitar patios de comidas y salones de fiestas nocturnas para mayores. El objetivo, sostienen, es que no se pierda la identidad de barrio jardín que identifica a toda esa zona de la ciudad.
Hace algo menos de un año el Concejo suspendió la aprobación de condominios en Fisherton ante el reclamo de los vecinos por una serie de grandes estructuras que se empezaron a levantar en ese barrio alterando toda la fisonomía del lugar.
Luego de varios meses de debates internos, la Municipalidad envió al Concejo un nuevo cuerpo normativo para la construcción en la zona, que este jueves se aprobaría con cambios menores.
Por caso, el proyecto habilita construcciones con más altura sobre avenida Eva Perón (ex Córdoba) y también sobre dos calles muy concurridas (Real y Schweitzer), aumentos que, advierten los vecinos, perjudican a los contrafrentistas.
“Carece de coherencia impulsar esta modificación normativa donde no hay infraestructura de servicios básica que pueda soportar densificación en esa área. Lo único que puede aportar es ser generador de problemas al barrio, al que le falta infraestructura básica como las cloacas, la red de agua cuya presión no es suficiente, y la red eléctrica con fallas de tensión y corte constante; sin contar lo precario de las vías de acceso”, sostienen los vecinos en una carta con 300 firmas presentada al Concejo.
El proyecto también habilita la instalación de paseos gastronómicos, que los vecinos resisten. De las negociaciones de último momento, surgió que el oficialismo en el Concejo dejó sin efecto la aprobación a la habilitación de fiestas nocturnas en salones, en tanto tuvo los votos de sobra para aprobar las normas constructivas.