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El Concejo sesionó en la isla para visibilizar la emergencia ambiental

Los ediles debatieron en la escuela Marcos Sastre de la isla El Espinillo y aprobaron una ordenanza que sintetiza dos proyectos. Crearon un sistema de medición continua y de información pública de la calidad del aire

Suenan dos campanadas. La bandera ya se izó. Casi no hay sobrevivientes de la fauna silvestre. La vegetación corre la misma suerte. A lo lejos, nuevamente, el humo. Aunque esta vez no tan lejos: en la escuela Marcos Sastre en la isla El Espinillo concejales y concejalas se ubican en sus nuevos lugares a cielo abierto. El paisaje no es el mismo. Suenan dos campanadas de nuevo y se da inicio a la sesión.

Con la quema de los pastizales como principal objeto, el Concejo deliberante de la ciudad de Rosario sesionó de forma extraordinaria en la isla para visibilizar la emergencia ambiental que se vive en los humedales. Desde enero de este año los incendios se dan de forma permanente y los últimos meses el humo llegó a todos los barrios de la ciudad.

Antes de empezar, al mediodía, los ediles donaron de forma particular útiles escolares a la escuela a la que asisten niñas y niños de la comunidad de pescadores de la isla. “Esperamos que esta sea la oportunidad de un lazo que no se rompa, de ahora en más podemos tener un vínculo más estrecho para que se haga visible cómo vivimos”, manifestó la directora de la escuela Fabiana Rodríguez.

En este marco, hicieron entrega de una carpeta donde chicas y chicos que asisten al establecimiento educativo contaron cuánto quieren “a su lugar, a su hogar que consideran parte suya”. La presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, recordó que “el objeto de la sesión es tratar la quema indiscriminada de pastizales y cualquier marco normativo que nos permita plantear la protección del ecosistema de la región y visibilizar nacionalmente la situación en la que nos encontramos en esta región desde fines de enero”.

También indicó que “el 20 por ciento del territorio nacional está constituido por humedales” y que la discusión de una ley nacional -que ya llegó al Congreso- “puede tener una importancia parecida a la ley de glaciares, pero en esta región estamos ante una emergencia ambiental por las 6 mil hectáreas que se quemaron”. “Desde el Congreso de la Nación nos han pedido la versión taquigráfica de este debate”, expresó.

Propuestas, leyes y ordenanzas

La primera concejala en tomar la palabra fue Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular, que habló desde su rol como presidenta de la comisión de Urbanismo y Planeamiento. “Tenemos que empezar a trabajar en los terrenos donde tenemos jurisdicción y pensar qué protegemos y dónde lo protegemos, qué usos quedan restringidos, cuáles son fuertemente condicionados, qué usos están permitidos y qué intervenciones vamos a permitir. También invito a investigar cuáles son los índices de ocupación del suelo; qué materiales se utilizan y los modos de construcción”.

En este sentido, fue crítica sobre la manera en que suele trabajar el ámbito legislativo ante situaciones de crisis o emergencia cuando calan en el discurso mediático: “Empezamos compulsivamente a generar normativas. En general cuando pasa esto mucha de esa normativa sirve poco y nada. Y también esto demuestra que como Estado siempre vamos detrás de los problemas, lo cual es un gran problema. Por eso quiero reivindicar las acciones judiciales que se iniciaron, creo que eso ayuda y presiona, aunque también pienso que la salida no va a ser judicial sino que va a ser y debe ser política”.

Se trataron 18 proyectos de ordenanza y acompañamientos a medidas judiciales. Entre ellos uno de Marina Magnani y Andrés Giménez, del justicialismo, que solicita que se gestione un informe ante el Senasa sobre los dueños de los campos quemados en las islas del delta del Paraná. También se instó a que se reglamente la ley provincial de humedales.

Por su parte, la edil Susana Rueda, del Frente Progresista Cívico y Social, manifestó que “el problema es el modelo productivo extractivista” y que hay que tener una mirada a futuro sobre cómo trabajan soluciones en esta situación de emergencia: “Tenemos que ver cómo estamos dejando estas tierras para las generaciones futuras y tenemos que obligar a cambiar la historia ¿De qué lado de la historia vamos a estar? Es imprescindible abonar un modelo productivo donde haya una distribución de la riqueza diferente”.

A su vez, la concejala Norma López, del justicialismo, habló de la necesidad de trabajar de forma conjunta con legisladores de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires de ahora en más: “Necesitamos una mirada ideológica y política concreta sobre los humedales”.

Las concejalas Luz Olazagoitía y Caren Tepp, de Ciudad Futura, hablaron también de los humedales dentro de la ciudad de Rosario: el arroyo Ludueña y Saladillo. Tepp planteó que hay una cierta hipocresía a la hora de hablar de uno u otros humedales y consideró que lo que se viene poniendo en juego desde hace una década en Rosario es un bien escaso: la tierra.

Agapito Blanco, del Pro, fue otro de los ediles que tomó la palabra para cuestionar el rol de la política frente a estas situaciones como “verdadera responsable, más allá de algunos empresarios inescrupulosos”. Apuntó contra el gobernador de Entre Ríos Gustavo Bordet por no pronunciarse sobre el tema.

Finalmente, se aprobó una ordenanza que sintetiza dos proyectos, uno de autoría de Eduardo Toniolli -PJ- y otro de Lisandro Zeno -Partido Demócrata Progresista- por el cual se va a crear un sistema de medición continua y de información pública de la calidad del aire. De esta manera, plantearon, se ofrece a la población una herramienta que le permite luchar por sus derechos.

Grupos ecologistas

Antes de que se diera inicio a la sesión integrantes de diferentes grupos ambientales tomaron la palabra y se dirigieron a los concejales y concejalas para ofrecer su mirada sobre la situación que se atraviesa en las islas.

Desde la organización Mundo Aparte, que se dedica a rescatar y cuidar a la fauna silvestre cuando llegan heridos o enfermos, manifestaron: “Estamos profundamente angustiados y tristes porque es poco lo que podemos hacer, llegamos tarde. En relación a la fauna silvestre: casi no hay sobrevivientes en estos incendios. Reptiles, yacarés, tortugas y serpientes del humedal estaban hibernando y el fuego les pasó por arriba. Fueron muy pocos los mamíferos que pudieron escapar, las crías y aquellos animales más lentos no pudieron. Algunas aves llegan a la ciudad porque se escapan y las asistimos pero no a sus nidos y sus pichones. El daño al ecosistema es incalculable”.

Desde la Multisectorial por los Humedales celebraron la generación de este espacio de discusión y dijeron: “Es momento y es urgente que las actividades productivas no pasen por encima de las características ecológicas. Y que la producción de una vez por todas esté al servicio de la vida y no de la reproducción de las ganancias que encima, lamentablemente, después son mal distribuidas”.

Finalmente, desde El Paraná no se toca manifestaron que hay que pensar la naturaleza como una sola “no somos compartimentos estancos: nuestra realidad del Paraná hoy parte desde el Amazonas y se suman todas las realidades de las provincias con sus comunidades que se han instalado a la vera del río. Con el incremento de la población y el río con estas bajantes tiene mucho menor caudal para poder absorber el nivel de contaminación que nosotros producimos en las ciudades. Tomen conciencia de la importancia de la reducción de los afluentes químicos”.

No a la reforestación

Ambientalistas rosarinos cuestionaron este martes la decisión del Concejo Municipal de Rosario, de aprobar la “reforestación” de islas afectadas por los incendios, por considerarla una “antropización” de los humedales, y dijeron que la naturaleza “se reconstituye sola”.

La integrante de la organización ecologista rosarina El Paraná No Se Toca, Gabriela Roldán, dijo a Télam que los ambientalistas de Rosario fueron “a hacer nuestros planteos y a escuchar las propuestas de los concejales”.
“Pero quedamos anodadados porque se votó en forma unánime la reforestación en el área de las quemas. Eso es atroz, porque lo que hay que hacer es dejar que la naturaleza se reconstituya por sí misma”, explicó.

Y añadió: “No se debe reforestar, porque hay un montón de mecanismos que tiene la naturaleza y además, esos terrenos ya están en la Ley de Bosques. A esas áreas se las debe dejar libres de toda explotación para que la naturaleza se reconstituya sola”.

La ambientalista señaló que “avalar que se reforeste es una antropización, es decir, la transformación que ejerce el ser humano sobre el medio”, y sentenció: “Cuando el hombre mete la cuchara, salen mal las cosas”.
Dijo, además, que junto a otras organizaciones ecologistas “nos sentimos de alguna manera manipulados por los concejales, porque nos convocan, nos hacen hablar primero, escuchan nuestros planteos, pero ellos ya tienen resuelto el tema”.

El Concejo sesionó en la isla El Espinillo en medio de otra jornada de incendios

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