El rescate de Carlos Quispe, un ciudadano boliviano que era sometido a jornadas de 12 horas en una quinta de Soldini, desató la polémica sobre los numerosos casos de explotación laboral de inmigrantes. El cónsul de Bolivia en Rosario, Williams Eloy Medrano, se refirió a la temática y aseguró que “hay muchas irregularidades en ese sentido”.
“Hay gente de Bolivia que viene a trabajar y empieza a reclutar gente de su mismo país, generalmente menores de edad. Muchas veces los amedrentan y los explotan”, indicó el cónsul. Y agregó: “Recomendamos a los ciudadanos bolivianos que no se dejen amendrentar, para eso estamos los del consulado, para ayudarlos y orientarlos”.
En tanto, Medrano se refirió a las posibles causas de la explotación laboral en ciudadanos bolivianos y afirmó que “Argentina tiene un estado benefactor que ayuda mucho a los inmigrantes, lo que colabora para que lleguen muchos ciudadanos bolivianos al país”. Además, informó que en un primer momento llegaron por las malas condiciones de trabajo que había en su país, pero ahora hay mejoras en ese aspecto, por lo que llamó a los inmigrantes bolivianos a volver a su país.
Respecto al caso de Carlos Quispe, informó que el menor está alojado actualmente en el cónsul de Bolivia y que hoy comenzarán los trámites para repatriar al menor a Tarija, su ciudad.
Por su parte, el patrón del menor está citado a declarar al consulado. En la ocasión se va a evaluar de qué manera le va a pagar al menor y cómo puede efectuar algún tipo de resarcimiento.
El caso tomó conocimiento público el viernes pasado, cuando el Consulado de Bolivia en Rosario consiguió rescatar en la cercana localidad de Soldini a un chico de 15 años que permanecía virtualmente secuestrado y era obligado a trabajar en una quinta de la zona en jornadas laborales de más de 12 horas. Fue la denuncia de su madre, radicada en la ciudad de Tarija, fronteriza con la Argentina, la que motivó la búsqueda del menor. Pero el caso, a su vez, permitió poner de nuevo sobre el tapete un submundo de tráfico de personas y explotación laboral que se resiste a desaparecer, al detectar dos hechos similares: el de otro niño de 16 años sumido en iguales circunstancias, aislado de su familia y con documentación irregular, y el de un chico de tan solo 13 años que fue “echado por su patrón” y a quien los representantes diplomáticos del país del Altiplano están buscando por la misma zona.