Espectáculos

El Coro Estable en homenaje al maestro Bollea

El Coro Estable de Rosario con dirección de Hernández Larguía y el Pianista Aldo Antognazzi darán un concierto hoy, gratis, a las 19:30 en la Bolsa de Comercio. Se realiza en homenaje a la memoria de José Luis Bollea.

Por Javier Hernández/El Ciudadano.

En adhesión al Bicentenario de la Patria, el Coro Estable de Rosario, dirigido por el maestro Cristián Hernández Larguía y con la participación especial de los músicos Aldo Antognazzi en piano y Susana Rinesi en flauta traversa, brindará un concierto en homenaje a la música argentina, esta noche a partir de las 19.30, y con entrada gratuita, en el hall central de la Bolsa de Comercio de Rosario (Córdoba y Corrientes).

Con un repertorio que incluye obras de Juan Pedro Esnaola, Amancio Alcorta, Alberto Ginastera y Carlos Guastavino, entre otros, el programa se sumerge en las raíces compositivas del siglo XIX y XX, aportando luz a un momento cultural que, como señaló Antognazzi, “sirve para rescatar los verdaderos valores nacionales”.

Entre otros trabajos, el concierto –enmarcado en el 68º Aniversario de la prestigiosa institución coral rosarina–, repasará las seis Indianas, de Guastavino, interpretadas a coro, sobre cuatro voces con piano, así como danzas breves, polcas, valses y cuadrillas de Juan Pedro Esnaola. Sobre este último Antognazzi confió su profunda admiración describiéndolo como “el mejor músico argentino, el mejor formado y el más talentoso del siglo XIX”, al que constantemente busca “reivindicar” porque, como añadió, “siempre hay una resistencia a valorar todo lo que es nuestro”.

Antognazzi habló sobre la elección del repertorio que interpretará esta noche, la significación de ese tipo de obras en el presente, la música en el periodo independentista, y la revalorización del acervo cultural argentino a partir de los festejos del Bicentenario.

—El concierto mostrará un recorte de obras de ilustres compositores argentinos, ¿cuál es el vínculo que se establece entre ellos?

—En principio el vínculo es el tema del Bicentenario. Del Coro Estable de Rosario me pidieron tocar juntas las seis Indianas, de Guastavino, que son seis obras para coro, a cuatro voces con piano. Guastavino fue un compositor contemporáneo por el periodo en el que vivió, pero en realidad su estilo es muy romántico, un romántico con un lenguaje tardío. El coro también va a hacer una serie de obras de origen folclórico, por lo que a mí se me ocurrió proponerles algo para completar y redondear la idea del Bicentenario, desde un grupo de obras para piano y otras de salón del siglo XIX. De ahí que haya incluido música de Esnaola y de Amancio Alcorta.

—El programa comienza con la interpretación de obras de Esnaola.

—Sí, son danzas breves. Hay una polca, un vals y luego una cuadrilla, que comprende cinco pequeñas danzas. También haré dos valses de Amancio Alcorta y tocaré un nocturno para flauta y piano con una flautista rosarina muy buena que se llama Susana Rinesi.

—¿Cuál es la significación que tiene la obra de Esnaola en el presente?

—Es muy interesante porque no debemos olvidarnos lo que era el Buenos Aires de 1850, o alrededor de esa época, en la cual él compone. Esnaola estaba estilísticamente bastante actualizado con lo que se estaba componiendo en Europa en ese momento. Por supuesto que no le vamos a pedir la genialidad de los grandes románticos pero es muy buen compositor. Es el mejor músico argentino, el mejor formado y el más talentoso del siglo XIX, o sea que, para empezar, es buena música y eso es lo que importa. Por otro lado quiero revindicar a este músico porque siempre hay una resistencia a valorar todo lo que es nuestro, auque de a poco creo que esto se va diluyendo.

Por suerte, con el tema del Bicentenario se acordaron de Esnaola y mucha gente grabó e hizo recitales con su obra. Yo lo vengo descubriendo desde hace más de treinta años, cuando grabé por primera vez un disco con sus obras.

—El año pasado reeditó ese disco…

—Sí, pero no son las obras que voy a hacer en esta ocasión. Acabo de grabar un nuevo disco con música argentina en homenaje al Bicentenario, solamente para piano. Entonces incorporé música de Amancio Alcorta y Guastavino –donde grabé los diez cantos populares–. Además se va a reeditar una versión que tenía de la primera sonata de Ginastera, que había salido en un EP hace muchos años y no se reeditó.   

—¿Cuándo se empieza a gestar el cancionero popular argentino con raíces folclóricas del norte argentino y más independiente de matices españoles y franceses?

—Es difícil fijar el momento en que se empieza a plasmar esa síntesis con lo que llegaba de Europa. Yo creo que todo lo que llegó de Europa fue adquiriendo un color localista. Uno escucha y puede recordar a Schubert o a Chopin en muchos de los valses de Esnaola, pero siempre hay un color localista presente.

—Ginastera dijo que “componer es como crear una arquitectura”, ¿qué tuvo su obra para que se conserve en el espíritu popular?

—En la Argentina Ginastera es uno de nuestros músicos que ha sido mejor aceptado, más difundido y “mimado”. Su música tiene raíz popular, aunque por supuesto mucho más marcada en toda su época compositiva como, por ejemplo, todo lo que tiene de folclore, algo que no ha dejado de aparecer en sus obras más avanzadas. Tal vez eso ha facilitado la aceptación general.

—¿Cuál es la importancia que adquiere este concierto en la revalorización del acervo cultural argentino?

—No sé, eso lo tendrá que decidir el público. A mí me parece interesante aprovechar ésta efervescencia de lo nacional, en el mejor sentido de la palabra, porque sirve para rescatar los verdaderos valores nacionales; el aspecto de rescatar los valores de la música a través de nuestros compositores. Quiero resaltar que además de la dedicatoria por el Bicentenario, el concierto se hace en memoria de José Luis Bolea, un músico rosarino realmente talentoso que falleció hace poco y fue un personaje muy importante en la música de Rosario. Se lo quiere recordar y yo me adhiero a este homenaje con mucho agrado. Este programa por supuesto podrá no estar completo porque no figura la música actual, pero hay música folclórica y de salón, o sea que es un abanico bastante amplio.

—Usted dijo que los intérpretes tienen que poder hacer versiones acordes a la época para que no sólo se hagan interpretaciones fieles, sino también sensibles. ¿Cómo se prepara para el concierto?

—Me parece que la mejor manera es tratar de conectarse con las cosas estilísticas esenciales. No quiero hacer una reproducción de lo que puedo imaginar sobre cómo sonaban los pianos de una época o cómo se tocaba, porque cuando uno escucha la música de Chopin tocada por artistas actuales, con pianos actuales, creo que debe ser bastante diferente a lo que sonó en su época.

—¿Ya había tocado bajo la dirección del maestro Hernández Larguía?

—Sí, por supuesto. Recuerdo que la primera vez fue hace aproximadamente 45 años. Yo vivía en Rosario todavía e hicimos en el Museo Castagnino, los Valses de Amor de Brahms. Y otra vez para el centenario del teatro El Círculo, donde nuevamente hicimos esa obra de Brahms, que recuerdo toqué a cuatro manos con Víctor Parma. No es la primera vez, con Cristián nos conocemos desde hace más de 50 años.

 

Un programa con 200 años de música

Dividido en dos partes, el concierto abrirá su primera parte con las obras del compositor Juan Pedro Esnaola para piano.

Se trata de “Polka en Do”, “Vals” y “Cuadrilla en Fa” (que comprende cinco danzas:  “Pantalón”, “L’Eté”, “La Poule”, “Pastourelle” y “Final”). Seguidamente se interpretará “El Corsario” y “La Aurora”, valses de Amancio Alcorta para piano, y “Nocturno en Re” en piano y flauta. En la segunda parte se escucharán: “Las Mañanitas”, coro mixto a 4 voces de Julián Aguirre; “Romance del Rey Moro”, coro mixto a 4 voces, y “Romance de la pérdida de Alhama”, de Ramón Gutiérrez del Barrio; “Este sueño ladino, Op. 41” y “Arrorró pampeano”, coro mixto a 4 voces de Juan Francisco Giacobbe. Luego será el turno de “Cantar de arriero” y “Vidala”, en formación de coro mixto a 5 voces, de Antonio Casella; “Pala pala”, a 3 voces femeninas de Alberto Ginastera; “El Sombrerito”, “Imposible”, “La Hueya” y “Domingo’i chaya”, de Rubén Urbiztondo. Para el final será el turno de “Margarita”, de Carlos Guastavino, y “Gala del Día”, “Quién fuera como el jazmín”, “Chañarcito, chañarcito”, “Viento norte”, “Al tribunal de tu pecho”, y “Una de dos”, todas partes de las seis Indianas para coro y piano.

Comentarios

10