La pandemia de coronavirus sigue desangrando a España, tras registrarse este sábado un nuevo récord de fallecidos en un día, 832 víctimas, que eleva el total de muertos a 5.560, mientras los contagios también se dispararon hasta superar los 72.000.
España sumó 8.189 nuevos contagios en las últimas 24 horas, una de las cifras más altas desde que comenzó la crisis sanitaria, y que sitúa el global de personas que resultaran infectadas a 72.248 personas, de acuerdo con los datos actualizados por el Ministerio de Sanidad español.
En cuanto a los fallecidos, el número no para de crecer, y por segundo día consecutivo, se rompe el récord diario, con 832 muertes.
Por otro lado, 40.630 personas están internadas, de las cuales 4.575 se encuentra en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
El dato positivo es que el número de personas curadas, 12.285, dobla a los fallecidos.
Las autoridades sanitarias españolas insistieron en los últimos días en que los datos de evolución de la epidemia de coronavirus muestran señales de estabilización, a pesar de las cifras récord de muertos, ya que se observa el aumento equivalente a nivel porcentual tanto en los fallecidos, entre el 14 y el 18%, y contagios, en torno al 20%.
Al cumplirse dos semanas de confinamiento casi total de la población bajo el estado de alarma por el coronavirus, los expertos del Ministerio de Sanidad continúan sin poder verificar si España alcanzó ya el pico de contagios a partir del cual esperan poder doblegar la curva.
Asimismo, las autoridades se preparan para recibir en los próximos días una mayor presión en el sistema sanitario, comenzando por la Comunidad de Madrid, la región con el mayor número de contagios, más de 21.000, y más de 1.400 personas internadas en terapia intensiva.
No obstante, Cataluña se sitúa ya al nivel de Madrid en cuanto a internados graves, con más de 1.300 personas en UCI.
Madrid concentra más de la mitad de los muertos por Covid-19, mientras el municipio catalán de Igualdad, el único de España totalmente aislado, registra la tasa más alta de mortalidad.
La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) y la Cruz Roja trabajan contra reloj junto con las autoridades para levantar un hospital de campaña en Igualada (Cataluña), donde el coronavirus infectó a más de un centenar de profesionales sanitarios.
Por su parte, el Jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall de Hebrón de Barcelona, Benito Almirante, dijo este sábado en declaraciones radiales que esperan que la «estabilización» de casos llegue recién la próxima semana o a principios de la siguiente.
En su opinión, para ver los efectos del confinamiento de la población, que comenzó el 14 de marzo y por ahora se extiende hasta el 12 de abril, se necesita «un mínimo de dos o tres semanas».
En tanto, España recibió esta madrugada en el aeropuerto madrileño de Barajas un cargamento con 1,2 millones de barbijos, que será entregados a trabajadores del sistema sanitario, los transportes públicos y Correos, así como las fuerzas de seguridad del Estado.
El gobierno español insiste en que está movilizando recursos sanitarios al máximo, con compra masivas de material en China por más de 500 millones de euros, que incluyen kits de protección, respiradores y test rápidos de Covid-19.
A pesar de ello, la saturación y la falta de material se sigue notando en hospital madrileños como el 12 de Octubre, La Paz, Príncipe de Asturias o Severo Ochoa, según denuncia el propio personal médico.
En Barcelona, la situación es similar, ya que los médicos reciclan sus propias máscaras y no cuentan con material necesario en las urgencias y la atención primaria.
Con este panorama crítico, España cumple dos semana de confinamiento casi total de la población bajo estado de alarma, de ahí que las autoridades españolas redoblaron sus esfuerzos en los controles de movilidad para minimizar al máximo el riesgo.
Coincidiendo con el inicio del fin de semana, se realizaron controles aleatorios muy estrictos en los entradas y salidas de las grandes ciudades, en los que los agentes solicitan a los ciudadanos documentación que compruebe hacia donde se dirigen, bajo el riesgo de multa de entre 600 y 30.000 euros si violan el confinamiento.
«Los conductores nos tienen que demostrar que se dirigen a su domicilio o a trabajar, algunos ciudadanos viene bien preparados, incluso nos muestran el recorrido que hacen en GPS, con lo que no se producido incidentes relevantes», dijo a Telam un agente en un control de la Gran vía de Barcelona, en una de las salidas que suele estar más congestionada en un sábado por la mañana, por la cantidad de ciudadanos que se dirigen a la costa brava o el Maresme catalán.