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El crecimiento global llega con mayor desigualdad

El crecimiento global se fortalece por primera vez en lo que va de la década aunque lo hace a un costo: un aumento en la brecha entre ricos y pobres, según las evaluaciones que dio a conocer el FMI a pocos días de sus reuniones anuales en Washington.  

El crecimiento global se fortalece por primera vez en lo que va de la década aunque lo hace a un costo: un aumento en la brecha entre ricos y pobres, según las evaluaciones que dio a conocer el FMI a pocos días de sus reuniones anuales en Washington.

La número uno del organismo, Christine Lagarde, realizó ese balance al disertar en la universidad de Harvard, donde se mostró eufórica al indicar que “la tan esperada recuperación mundial está echando raíces”.

De acuerdo con los datos del organismo financiero internacional, tres cuartos del globo están disfrutando de crecimiento económico, en lo que se trata de “la aceleración más amplia desde el comienzo de la década”.

Ahora se espera que el Fondo Monetario Internacional mejore sus perspectivas de expansión global para el año próximo, que ya está fijada en un 3,6 por ciento, lo que oficialmente indicaría la salida de la Gran Recesión que impactó entre 2007 y 2009.

Para Lagarde, la base de esta recuperación está dada por un repunte de los precios de las materias primas, que habían caído entre 2014 y 2015, en tanto que se registra más confianza en Europa –algo que los votantes alemanes no parecen haber notado al darle crédito a un partido neonazi para que ingrese al parlamento–.

La funcionaria francesa dejó en claro que esto ha tenido un costo y que es la creciente brecha entre ricos y pobres, algo sobre lo que el organismo financiero internacional viene advirtiendo.

En ese contexto, las respuestas de los ortodoxos del FMI siempre suenan a demasiado poco para atacar el mal global de la desigualdad.

Lagarde dijo en Harvard que los países deberían, por ejemplo, combatir la corrupción y expandir los servicios públicos de cuidado de niños para que las mujeres puedan ingresar en la fuerza de trabajo: sobre políticas que apunten a redistribuir el ingreso, nada de nada.

En ese contexto, el FMI dio a conocer un reporte específico sobre el G-20, el club de las economías más grandes del norte y del sur que integra la Argentina.

Y les encomendó a esas economías atacar, según destacó la agencia francesa AFP, el estancamiento en el crecimiento, la productividad y los preocupantes desequilibrios en sus cuentas corrientes, al asegurar que no existen garantías de que continúe la recuperación global.

El reporte mantiene el tono optimista pero advirtió sobre los problemas: todavía muchas de las grandes economías no crecen más del 2 por ciento anual y los desequilibrios de cuenta corriente en el Reino Unido y Estados Unidos surgen como una potencial fuente de futuras crisis.

Como un dato de color del informe, se indica allí que de los países en desarrollo que integran el G-20, la Argentina fue el que más lejos estuvo de cumplir su “meta de inflación” durante este año.

También en ese contexto, los técnicos del fondo advirtieron –especialmente con Londres y Washington en mente– que usar créditos para el consumo como una forma de impulsar el crecimiento tiene sus riesgos.

Una vez que el crecimiento depende de ese tipo de créditos, señaló el organismo, es cuestión de dos o tres años para que pueda registrarse alguna crisis bancaria.

“El endeudamiento engrasa las ruedas de la economía. Le permite a los individuos hacer grandes inversiones hoy –como comprar una casa o ir a la universidad– prometiendo algunos de sus futuros ingresos. Eso está bien en teoría. Pero como lo han mostrado las crisis financieras globales, el crecimiento rápido del endeudamiento de los hogares –especialmente las hipotecas– puede ser peligroso”, indicó el técnico del organismo Nico Valckx.

Agregó que “más alta deuda está asociada con un desempleo significativamente más alto en cuatro años”.

“Un punto de porcentaje en la deuda (de los hogares) aumenta las posibilidades de una crisis bancaria en alrededor de un punto porcentual. Esto es un aumento significativo, siendo que las posibilidades de una crisis bancaria son de 3,5 por ciento sin crecimiento de la deuda”, subrayó.

Siempre es interesante ver dónde el FMI pone el énfasis en sus advertencias y también cuáles son las cuestiones a las que no presta demasiada atención, en un mundo expuesto a las grandes sorpresas políticas, como lo marcan eventos recientes, como las tensiones separatistas en España o las dificultades de Angela Merkel para sostener su fortaleza.

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