Los hackers encontraron un medio ideal en esos sitios ya que ofrecen abundante información sobre sus miembros y de esa forma se hacen pasar por ellos, extorsionando a sus contactos.
«Por favor, enviame 950 dólares», decía un mensaje falso. Cuando decenas de amigos en Facebook de la concejal Diane Smock recibieron hace unos meses un mensaje como ése, se pusieron en contacto con ella preguntándole dónde se estaba alojando y si no sería mejor mandarle un cheque a su hotel.
Smock, sin embargo, no estaba en Londres. En su casa de Greenville, en Carolina del Sur, ignoraba que un hacker había secuestrado su cuenta de Facebook, según el diario español El País.
Posteriormente desactivó su cuenta y contactó con los medios locales para contar su historia. Resultó ser parte de una inmensa oleada de fraudes que se propagaron por Facebook el pasado año.
Los hackers encontraron en Facebook y otras redes sociales el medio ideal para el engaño del siglo XXI. Se trata de portales que ofrecen muy buena información como datos familiares, gustos, redes de amigos y fotos.
Incluso se puede copiar la forma de escribir del dueño del perfil. De ese modo, engaños como el del robo en Londres se multiplicaron en mensajes privados y conversaciones de chat. Y sirvieron para pedir dinero y difundir virus.
Miguel Campo, de 42 años y consultor en Washington, se dio de baja de esa Red hace tres semanas cuando sus amigos le respondieron a un mensaje que él no había mandado.
«Alguien obtuvo mi contraseña y mandó un link, con la frase «vamos a dejar nuestros puestos de trabajo», que seguramente incluía publicidad o algún virus».
Como Campos, muchos usuarios notaron que sus perfiles animaban a sus amigos a acceder a links posiblemente maliciosos. El lunes siguiente, esos hackers volvieron a acceder a la cuenta de Campos.
«Facebook me mandó un mensaje diciendo que se había reactivado mi cuenta, sin que yo hubiera hecho nada», se queja.
A veces, además de un problema, la suplantación de la identidad en Facebook puede utilizarse para batallas ideológicas o incluso religiosas.
En marzo, unos desconocidos secuestraron la página del grupo Cristianos en Facebook, que tenía más de 300.000 miembros, y cambiaron el nombre por el de No hay más dios que Alá. Muchos miembros del grupo original lo abandonaron inmediatamente.
Más recientemente, hace un mes, un supuesto grupo de hackers se adueñó de 300 grupos de Facebook. En todos ellos colgó el mismo e inquietante mensaje: «Controla tu información».
En las pizarras de esos grupos, se difundió un texto en el que se advertía: «Hemos secuestrado oficialmente tu grupo de Facebook. Esto significa que controlamos una parte de tu información en Facebook. Si quisiéramos, podríamos hacer cosas dañinas para tu imagen».
En realidad, esos hackers habían usado un método totalmente legal para semejante secuestro. Se habían hecho administradores de grupos públicos que habían sido abandonados por sus creadores.
En el blog oficial de esa organización, Controla tu Información, explicaron su método de este modo: «No pirateamos nada. Cuando nos hicimos administradores de los sitios, nos convertimos también en dueños de ellos y podríamos haber cambiado cualquier configuración».
Aquel grupo aprovechó un agujero en la configuración de Facebook con la única intención de provocar a los usuarios. Otros, sin embargo, pueden tener intenciones más oscuras.