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“El Dakar es la vida misma resumida en 15 días”

El piloto sanlorencino contó sus sensaciones tras haber cumplido el objetivo de finalizar la prueba de rally más extrema del mundo a bordo de un cuatriciclo. “Fueron días de dormir 2 y 3 horas”, relató.

“El Dakar es la vida misma resumida y comprimida en 15 días”, sentenció Alejandro Fantoni, el piloto sanlorencino que cumplió el objetivo de llegar a la meta tras participar en la travesía del rally más extremo del mundo, que se corrió durante dos semanas a lo largo de casi 9 mil kilómetros por los caminos polvorientos y arenosos de Perú, Bolivia y Argentina.

“Desde el momento que planifiqué el Dakar, el objetivo era terminarlo sin importar los tiempos. Llegar a Córdoba por tratarse de mi primera experiencia. Ir día a día en una competencia muy dura”, añadió Fantoni.

“Del Dakar aprendí que vamos corriendo los límites todo el tiempo. A mis familiares y amigos les conté que es la vida misma resumida en 15 días”, insistió el sanlorencino Fantoni en los estudios de Radio Black (FM 92.5), invitado por el programa A media mañana.

“Se viven situaciones y emociones que te obligan a usar la cabeza y poner el cuerpo todo el tiempo. Te cambia la vida”, aseguró el piloto local que en cuatriciclos finalizó en la 27ª posición en la tabla general de la categoría.

El domingo pasado, un día después de que finalizara su participación en el Dakar, Fantoni tuvo un grato recibimiento en San Lorenzo por parte de familiares, amigos y vecinos que se acercaron a saludarlo.

“Jamás me imaginé que me iban a recibir en autobomba para recorrer la ciudad. Me puso muy contento el afecto de los vecinos. Desde la rampa de largada en Lima, sentí que tenía que subir con la bandera argentina que mi familia me regaló con el nombre de mi querida ciudad de San Lorenzo”, expresó con orgullo.

Durante gran parte de la prueba, Alejandro sufrió la crueldad deportiva del Dakar. “Fueron días de dormir apenas 2 y 3 horas. El día que menos tiempo estuve subido al cuatriciclo fueron 10 horas. En uno de esos días, me subí a las 5 de la mañana y me bajé a las 2 de la madrugada, o sea que tuve casi 20 horas de navegación. No solamente se trata de manejar, sino también de luchar contra las adversidades mecánicas y las inclemencias del tiempo: el calor, el frío y la altura”, advirtió Fantoni.

Para Alejandro, el proyecto de participación en el Dakar fue moldeándose a poco, kilómetro a kilómetro.

“Varios años atrás lo corrió un gran amigo como Federico Gut. Por entonces yo corría en autos de pista. En 2016 acompañé a algunos amigos al Desafío Ruta 40, que es un Dakar Series, preparatorio para el Rally Dakar. Realmente me encantó. Empecé a organizar de qué manera podía correr. Contraté un cuatriciclo del equipo cordobés Mazzucco y empecé a correr en el Campeonato Argentino de Navegación. Hice dos carreras, me fue bien y me picó el bichito del Dakar”, contó Fantoni.

En la presentación del Rally Dakar 2018 en Capital Federal, una reunión con los organizadores Marc Coma y Víctor Álvarez envalentonó a Fantoni para tomar de decisión definitiva. “Ahí me dijeron: ‘Si en mayo terminás el Dakar Series de Marruecos, estás adentro’, confió. “Apenas permiten ingresar a 50 cuatriciclos. Te obligan a tener experiencia, condiciones físicas, mentales y deportivas, conductivas y de navegación. Hay que apoyarse en una hoja de ruta para orientarse. En el Dakar no tenés el GPS del auto de calle”.

Es que el Dakar le planteó a Alejandro un curso acelerado de autosuperación física y mental. “Muchos me dijeron que era una competencia psicológica. Y es así. Son muchas adversidades. Tuve la suerte de que en la primera etapa me fue muy bien. Y ahí me imaginé que me iba a ir bien durante todo el Dakar”. Sin embargo, las complicaciones no tardarían en aparecer: “Al segundo día ya estaba tirado en la arena, renegando cuatro horas por un problema en el diferencial delantero del cuatriciclo. Venía solamente en 4×2 sobre una arena muy pesada. Fueron 15 días de luchar. No importaba hacer un buen tiempo. Tenía un solo cuatriciclo, un motor, dos juegos de amortiguadores, tres juegos de cubiertas y muy pocos repuestos. No podía darme el lujo de romper y quedar afuera por un descuido. Cuidé el vehículo sin arriesgar hasta que llegué a Córdoba”, concluyó Fantoni.

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