El diputado provincial José Corral es una de las voces con más experiencia de la política provincial. Nacido políticamente en el grupo Universidad de la capital santafesina, fue concejal, intendente, presidente de la UCR y ahora es una de las espadas que en la Legislatura sienta posición en dos temas picantes que amenazan con cruces hacia adentro y hacia afuera de la coalición de gobierno: la reforma previsional que busca reducir el déficit de la Caja de Jubilaciones y la híper postergada reforma constitucional. En el primero va a fondo, habla de modificar edades, porcentajes y métodos, aunque promete mantener el 82 por ciento móvil para las categorías más bajas y medias del empleo público. En el segundo punto habla de actualizar «la Constitución a los reclamos de la época» y no duda en apoyar la posibilidad de reelección para el actual gobernador. Además, analiza al presidente Milei y compara la actual crisis del peronismo con la derrota del 83.
—Este año se inició con una agenda legislativa muy importante, dirigida desde el Ejecutivo, muy vinculada con la seguridad, que era un tema de los más preocupantes. Y ahora tal vez vayamos a reformas incluso más profundas y con algo más de discusión. ¿Lo ve de esa manera?
—Con lo que ya hemos aprobado, este período va a ser recordado como un período de cambio profundo en la provincia. Más de una decena de leyes vinculadas a la seguridad han realmente recompuesto la autoridad del Estado y le han dado las herramientas a los poderes. Porque no sólo el gobernador y el equipo del Ministerio de Seguridad, que está haciendo un gran trabajo, sino también el Ministerio Público de la Acusación, la Justicia. También aprobamos la ley de Narcomenudeo, la ley de Inteligencia provincial, que es la primera del país, la reforma al MPA, reformas al Código Procesal Penal que dan herramientas que han equilibrado un poco la cancha, porque las autoridades estatales estaban muy en desventaja frente, por ejemplo, al crimen organizado dentro de las cárceles, y ahora tenemos una figura legal de presos de alto perfil y la posibilidad de actuar, igual que en los allanamientos, y en una serie de situaciones prácticas que además ya han dado resultados.
Es un tema en el que yo siempre digo que nunca hay que cantar victoria, porque es un tema muy difícil y complejo, pero los índices de violencia de la provincia de Santa Fe, y especialmente la ciudad de Rosario, ya están cerca de los niveles generales del país. Y eso habla de un cambio muy importante. Ese fue el principal tema de agenda, pero hubo muchos: la emergencia social, expresiones respecto de la necesidad de mejorar la infraestructura y los esfuerzos que tiene que hacer también Nación, y ahora estamos con la reforma previsional, hemos puesto también en la mesa este problema del déficit de la Caja de Jubilaciones.
—¿Cuál es el objetivo de este proyecto?
—El objetivo es salvar la Caja. El objetivo es lograr que esa expectativa que hoy tienen las maestras, los policías, las enfermeras, los empleados del Estado de toda la provincia de Santa Fe, de que en el momento que le llegue la vejez tengan una cobertura como la tenemos hoy, integral, del 82%, bueno, para eso hay que resolver el déficit, porque con este déficit que además crece todos los años, en algún momento no va a haber cómo cubrirlo. Entonces, simultáneamente se va a reclamar a Nación que ponga su parte, que se la debe a la provincia de Santa Fe, pero aún así sigue habiendo déficit y el déficit de este año va a estar en el orden del 5% del presupuesto total, que para tener una idea es el equivalente a lo que la provincia invierte en obra pública, o sea que podríamos duplicar cada kilómetro de ruta que la provincia hace, cada escuela, y la verdad es que si este problema no lo ponemos arriba a la mesa vamos a frustrar ese derecho que tienen justamente nuestros trabajadores estatales hacia el futuro, porque el desafío no es sólo para las jubilaciones hoy, sino que se sostenga y sea sustentable en el tiempo.
—¿Cómo se puede lograr esa sustentabilidad?
—Bueno, está trabajando una comisión tomando todos los datos y toda la información de la que dispone la provincia. La Comisión es una iniciativa de la propia Legislatura, que por supuesto el equipo del gobernador tomó de muy buen grado. Se están repasando experiencias de otras provincias que han avanzado ya con algunos algunas reformas, que han mejorado la situación, caso Córdoba, Entre Ríos, que lo está haciendo en este momento, y hay un intercambio de ideas y de información.
Lo primero es terminar con algunos mecanismos, que también significaron avivadas. Como ejemplo, esto de que se puedan compensar años de edad con años de servicio, pero a su vez había moratorias, entonces los años de servicio se podían comprar. Entonces, por unos pesos que ni siquiera venían a la Caja Provincial, sino que iban a la Ansés, muchas personas se pudieron jubilar antes de la edad que está prevista para la jubilación, cuando en realidad la contingencia que la jubilación tiende a resolver es la vejez, en el lugar que lo ponga la legislación, pero finalmente es alcanzar cierta edad. No adelantarla, porque cuando además crece la expectativa de vida, por suerte, por los avances de la ciencia y la calidad de vida de las personas, si jubilamos antes a nuestros trabajadores esa relación, que ya es baja, de cantidad de activos con pasivos, que es 2 a 1, son unos 200 y pico mil los aportantes y son más de 100.000 los beneficios, entre jubilaciones y pensiones, es necesario bueno poner cierto orden en algunas situaciones, además de discutir otras.
También hay que discutir el tema de las edades, hay que discutir los aportes, por ejemplo, si no tiene que haber aportes progresivos incrementales para sueldos más altos. Hoy hay un porcentaje parejo para todos, el 14 y medio. Hubo algún proyecto en este sentido, y hay que discutir topes o también beneficios decrecientes incrementales, pero algún mecanismo que ponga un poco más de equidad, porque la distancia que hay hoy entre la jubilación mínima y la máxima es de 30 veces.
—¿No es la diferencia que hay en los aportes?
—Sí, porque eso es correlativo con los ingresos, porque es un porcentaje de lo que gana, pero de todas maneras es una proporción que se puede corregir.
—¿Cuál es el monto de las jubilaciones más altas que se cobran en la provincia?
—Bueno, obviamente que son los jueces de la Corte, que tienen mucha antigüedad y que además tienen una escala salarial que está enganchada con la escala nacional, pero probablemente esté en 6 o 7 millones.
—¿Con todo esto alcanzaría cerrar el déficit o se necesitaría igual un auxilio de la Nación?
—Hay que reclamar lo que nos corresponde. Tiene que haber un cumplimiento de la ley, que hoy no lo hay, porque hay un aporte que Nación debería hacer, como lo hace en las provincias que transfirieron sus cajas, y que desde que asumió Milei no lo está haciendo. Hay que decir que el gobierno anterior también se había atrasado con esto, y ni hablar aquellos gobiernos que además le detraían el 15%, que por el fallo de la Corte dejó de detraerse, y se pagó esa deuda. Después uno puede discutir si la liquidación fue buena o mala y si el acuerdo por los bonos fue bueno o malo, pero finalmente se pagó. En esto hay en Santa Fe una tradición, que es que todos los sectores políticos de manera unánime hemos acompañado los reclamos y judicializado los reclamos que corresponde frente a la Corte. De hecho ahora hay una demanda de Santa Fe para que se restituyan esos fondos, pero todos sabemos que va a haber restricciones de fondos en el gobierno nacional, y va a ser por mucho tiempo. Entonces, mientras tanto, hay que actuar y poner en orden ese déficit. El espejo en el que hay que mirarse es el de Nación, que detrás de un discurso que reparte beneficios, inclusión y liberalidades para todos, al final los jubilados de todas las actividades que paga Ansés están en el orden del 50% de los ingresos que tiene un activo, cuando en la provincia estamos en el 82% del bruto, que es casi igual a lo que, detraído los aportes previsionales, justamente un activo gana. O sea que en Santa Fe los jubilados ganan casi lo que ganaban como activos. Y eso, especialmente en los niveles intermedios y bajos hay que mantenerlo, por supuesto.
—¿Cómo está la discusión interna sobre estos temas? Dentro de la coalición de gobierno.
—Hay miradas diferentes, por supuesto, somos una coalición, pero yo creo que vamos a encontrar puntos de acuerdo con esta voluntad de cambio. Para cuidar y hacer sustentable la Caja hay que introducir cambios profundos, y hay que animarse a hacerlos. Y esto es en beneficio del propio sistema de reparto y de cuidar nuestra Caja, que es un patrimonio, porque tampoco es justo que el que trabaja en un almacén, que se va a jubilar con el 50% de los ingresos, que probablemente son más bajos que los de los estatales, pague a través de Ingresos Brutos, de los impuestos provinciales, la jubilación del que está cobrando el 82% de lo que cobraba cuando trabajaba. Ese déficit, además nos impide como Estado hacer otras actividades, como obras públicas, o equipamientos, o los patrulleros que necesitamos. Bueno, todos queremos hospitales equipados, centros de salud que funcionen, seguridad en las casas. Eso lleva dinero y no puede aplicarse lo que tiene ese fin al pago de las jubilaciones que deberían financiarse con los propios aportes de los empleados y del empleador.
—Ese déficit del 5% del presupuesto, ¿cuánto es en dinero?
—Son 500 millones de dólares. Equivale al 40% del total de las erogaciones de la Caja.
—Con todos estos ajustes difícilmente se llegue a compensar esos 500 millones. ¿Cómo se puede sostener el 82% entonces?
—Estamos estudiando esto que técnicamente se llama tasa de sustitución decreciente para los ingresos más altos, para las jubilaciones más altas, pero por supuesto cuidar ese 82% del gran conjunto de los trabajadores de ingresos bajos y medios.
—¿Trabajando sobre los ingresos más altos se puede conseguir el equilibrio?
—Sí, por supuesto, pero además hay que discutir también las edades. Hay diferentes situaciones. En policías y maestros tenemos edades por debajo de la media nacional, que es 60 para las mujeres y 65 para los varones. Acá en el caso de los docentes es 57 para las mujeres y 60 para los varones.
Maestros y policías tienen su particularidad, y enfermeras, y hay otros, porque la actividad tiene un tratamiento especial. Incluso en algunos casos tienen ya incluso aportes un poquito por arriba, porque tiene jubilaciones de menor edad. Pero en el régimen general hay que discutir también si no es justo equiparar varones y mujeres. Porque además las mujeres tienen unos años de expectativas de vida más, entonces hoy en promedio la mujer que se jubila en la provincia de Santa Fe tiene 23 años de expectativa después de la jubilación y el hombre 14. Porque se jubila cinco años más tarde y tiene un par de años menos de expectativa de vida.
Los sistemas previsionales se están discutiendo en el mundo, porque vamos a sociedades con mayor expectativa de vida y más cantidad de personas mayores, porque es baja la natalidad. Eso es algo que está ocurriendo aún en los países que antes tenían niveles de natalidad altos, como el caso de India o Brasil. Nosotros ya estamos por debajo del dos, como índice de reproducción. Además de las nuevas modalidades de trabajo, los cambios tecnológicos, todo lleva a una crisis de los sistemas previsionales que si no se advierte a tiempo eclosionan de la peor manera, que es cuando ya no hay plata.
—¿Creés que esta va a ser la discusión principal de los próximos meses?
—Sin dudas, porque afecta a una parte importante de la población vinculada al empleo público, pero además son fondos muy importantes para la provincia. Obviamente que es una discusión relevante y yo celebro que se esté dando en un marco de escucha y de diálogo. Hay una comisión donde están incluidos todos los sindicatos de trabajadores estatales, todas las fuerzas políticas, con poquitas excepciones. Hemos escuchado a especialistas, se está trabajando con datos, con evidencias, con cálculos, y yo creo que eso es muy bueno. La comisión va a producir un informe y después de ese informe, que se va a enviar al Ejecutivo. Y cuando el Ejecutivo elabore una propuesta la va a enviar al Legislativo para que, espero, durante el mes de agosto o septiembre estemos aprobando. Esos son los tiempos.
—El otro gran debate que asoma como siempre en Santa Fe al comienzo de una gestión es el de la reforma constitucional. Esta vez la mayoría en las dos cámaras le da un plus al oficialismo, pero se necesitan mayorías especiales para que esta vez se avance. ¿Puede ser el tema reelección un condicionante para ese debate?
—Hay que actualizar la Constitución, que es de 1962, cuando en esta ciudad no había ni televisores en las casas. Canal 5 empezó a transmitir en el 64 y Canal 3 en el 65. Y ahora no solamente tenemos la tecnología de la información, sino también la inteligencia artificial y la robótica, la telemática, que nos obliga a mirar hacia adelante, porque las constituciones como esta, que va a cumplir 62 años, rigen para los tiempos. Entonces, hay que animarse a esa actualización y a mirar hacia el futuro. Este año se cumplen además 30 años de la reforma del 94, que por ejemplo establece la autonomía municipal, que no es una realidad en ciudades como Rosario, Santa Fe, Rafaela, Reconquista, Venado Tuerto, que tienen su verdadera vida económica, política y social, como para decidir muchos de los aspectos que hacen a sus instituciones. Y eso se puede hacer porque el frente que gobierno tenga ciertas mayorías habilita a la posibilidad de encontrar más consensos. Se necesitan los dos tercios de ambas cámaras, y eso requiere de un esfuerzo político que estamos en condiciones de hacer. Porque si bien el gobernador está dedicado exclusivamente a los temas de gestión, a la seguridad, a la educación, a las obras, la Legislatura puede ir trabajando estos temas. Además, yo creo que hay que darle lugar en la Constitución a los reclamos de esta época. Hay que establecer constitucionalmente límites al déficit fiscal.
—¿En línea con lo que propone Milei en Nación?
—No, muchos países europeos tienen restricciones.
—Fundamentalmente porque deben convivir con una misma moneda.
—Bueno, pero eso ha significado orden macroeconómico. No se puede gastar más de lo que uno tiene.
—Salvo las emergencias, o tampoco.
—Por supuesto, pero eso puede estar previsto en la Constitución. Puede estar previsto que superado determinado límite haya un procedimiento especial, hay diferentes maneras.
—Igualmente es un punto que en Santa Fe siempre se cuidó, en casi todas las administraciones.
—Es cierto, en eso tenemos una institucionalidad que nos habilita a discutir estos temas y a ponerle, por ejemplo, límites también al gasto legislativo. Se puede hacer también esta reforma constitucional sin gastar plata, por ejemplo juntando estas elecciones con las obligatorias intermedias del año próximo. El hecho de que las comunas dejen de tener elecciones cada dos años y pasen a un período igual al del gobernador y los órganos legislativos provincial, de 4 años, también permite unificar elecciones y gastar menos. Y distraer menos a quienes tienen que llevar adelante la gestión y a la ciudadanía. Creo que hay muchas cosas que van a permitir también estar a tono con ese reclamo de la ciudadanía de que el Estado, la política, no sean una carga pesada para una sociedad que no tiene recursos y sí muchos problemas.
—¿El tema reelección?
—Yo creo que el actual sistema está pensado para un momento distinto del país y de la provincia. Recordemos aquella década del 60, de mucha inestabilidad política, entonces había un gobernador que tenía un período, pero que tenía mucho poder, un gobernador que tenía mayoría automática en la Cámara de Diputados, que designaba a los jueces de manera ficta, que designaba al Tribunal de Cuentas, que designaba a los jefes de Policía, a los directores de hospitales, a las autoridades educativas…Probablemente podamos pensar en un sistema donde el gobernador tenga la posibilidad de una reelección, pero alguna de estas atribuciones ya dejen de fortalecer su figura. Por ejemplo, que la integración de la Cámara de Diputados sea proporcional y ya no 28 para el que gana.
—Eso convive muy mal con la boleta única.
—Además. Eso hay que corregirlo. Y también acotar los períodos de los intendentes, a dos, porque recordemos que en el sistema actual pueden ser reelectos indefinidamente. Y de algún modo acompasar con lo que ocurre a nivel nacional y en la gran mayoría de las provincias. Y en mi opinión, el gobernador actual, si cambia la Constitución debería tener la posibilidad sólo de un período más. No arrancar de nuevo como se intentó hacer en alguna provincia, y que el actual se cuente como el primer período.
—No parece ser el momento político como para que Pullaro diga «la reelección para mí no», como una manera de allanar el debate.
—La verdad es que yo lo planteo como una idea propia. Primero lo estamos discutiendo en el ámbito del partido radical, donde se conformó una comisión que va a trabajar unificar estas ideas que algunos tenemos, en mi caso con un proyecto de ley que presenté hace algunas semanas, y después en el marco de Unidos, por supuesto que queremos tener una posición unánime o lo más completa posible, para luego buscar el consenso de otras fuerzas, que son imprescindibles, porque si no no logramos los dos tercios.
Creo que es sano mirar el espejo de la Constitución del 94, más allá de las cosas con las que uno esté de acuerdo o no, que fue la primera Constitución en Argentina que la juraron todos los sectores políticos por unanimidad. En buena hora que Argentina tiene una Constitución que todos reconocemos. En Santa Fe también, pero creo que hay conciencia de actualizarla y ojalá lo podamos hacer también con un alto consenso. Y el día que se termine ese trabajo, que a mí me motiva mucho, de reformar las instituciones de la provincia, ojalá que todos los santafesinos compartamos ese acuerdo fundamental.
—Nombraste a la coalición Unidos, que parece haber superado la prueba de la cohesión, ayudado en buena parte por la impronta del gobernador. Hay algunos que sueñan con proyectar esta experiencia a nivel nacional. ¿Qué opinás?
—El principal aporte que Unidos y el liderazgo de Maxi le puede dar al país es hacer una buena gestión en la provincia de Santa Fe, que es una provincia protagonista por su influencia en la producción, en las exportaciones, una buena gestión en Santa Fe es muy importante para el país. Pero tal vez, y esto lo dirá el tiempo, se transforme en una referencia para otros sectores del país, y ojalá que podamos hacerlo. Pero creo que es paso a paso, que el desafío en sí mismo es un objetivo valioso. Pero además, sólo si logramos una buena experiencia en Santa Fe podemos pensar en hacer un aporte de ese tipo al país.
—¿Y pensando en la proyección de figuras para el radicalismo nacional?
—Bueno, sin dudas Maxi es hoy el radical más importante con una responsabilidad institucional. Porque el radicalismo tiene cinco gobernadores y otros funcionarios de mucho nivel en la provincia, pero Santa Fe es la provincia más grande. Por supuesto que hay muchas miradas sobre nuestra experiencia en Santa Fe y sobre Maxi en particular. Yo creo que el radicalismo tiene que pensar en coaliciones, estamos en una época donde un partido solo no puede gobernar ni siquiera provincias, como en el caso de Santa Fe, por eso alentamos la constitución de Unidos, y otras experiencias, con luces y sombras, como el caso de Cambiemos, y hay que hacer coaliciones con la cabeza abierta. Si uno se va a juntar solamente con los que piensan como uno, no es posible. A veces las diferencias pueden ser importantes, lo que no obsta un programa común.
—¿Cómo imaginás a futuro el escenario nacional y cómo pensás que impacta en ese escenario la figura del actual presidente y del espacio que él lidera?
—Creo que igual que en Santa Fe hubo mayoritariamente voluntad de cambio. Lo que fue distinta fue la oferta electoral, porque a nivel nacional terminó representando mejor ese cambio la figura de un outsider, sin estructura política.
—Todo lo contrario a la figura de Pullaro.
—Claro, yo creo que representaron voluntades parecidas de cambio, pero acá había una oferta distinta. Se logró presentarle a la sociedad una propuesta que generó expectativa, que generó interés, pero que además tenía respaldo político. Veamos las diferencias, dijimos que Pullaro sacó más de una decena de leyes sólo en el tema seguridad. Milei con mucho esfuerzo sacó una ley. Porque es un gobierno que tiene un déficit político, que es casi tan importante como los otros. De hecho cuando viene el fondo lo primero que preguntan es cómo está el consenso político. Bueno, en Santa Fe logramos unificar ambas cosas: una propuesta de cambio con un consenso político que permite gobernar. Parece que a nivel nacional están un poco en discusión esto.
Pero no hay que perder de vista, más allá de que nos guste más o nos guste menos Milei, cuál es la demanda de la sociedad que representa. Y creo que hay una demanda genuina de cambio, de dejar atrás el populismo, de dejar atrás las mentiras, de los que distribuyen derechos, pero después no hay plata…
—Es decir, del otro lado está más el kirchnerismo que Milei.
—Por supuesto, no tengo dudas, y no sólo el kirchnerismo en términos partidarios, sino una manera de gestionar que nos trajo hasta acá. Y que esa demanda de la ciudadanía es genuina. Entonces, aunque Milei no nos guste…
—Es muy duro con los radicales.
—Sí, además es hasta irrespetuoso a veces con los radicales, pero creo que representa una voluntad de cambio que es genuina, y que todos los sectores políticos tenemos que escuchar con mucha atención.
—Es el mismo elector el que eligió a Pullaro y a Milei.
—Exactamente, la demanda de cambio era similar en la provincia y en la Nación, sólo que tuvo propuestas políticas viables diferentes.
—¿Cómo estás viendo al peronismo hoy, tanto en Nación como en provincia?
—El peronismo está en un momento de crisis, del que tendrá que salir, porque representa sectores sociales y tradiciones ideológicas valiosas para la Argentina. Ojalá que encuentre nuevos liderazgos. En la provincia, que tenemos más cerca, estamos conviviendo tratando de lograr consensos, hemos encontrado coincidencias en la Legislatura, en muchos temas. De hecho, muchas leyes hicimos el esfuerzo de que salgan con consensos altos. Son imprescindibles para la vida política y social de la Argentina. Ojalá dejen atrás esos liderazgos más mesiánicos, que además intentaron apropiarse de banderas que deberían ser de todos. Esto de que «el que no está conmigo es un enemigo», me parece que hay que dejar atrás esa cultura política.
—¿Creés que la crisis del peronismo actual es comparable con la que tuvo el radicalismo en el 2001?
—Sí, y probablemente sea comparable con la del 83 también, que lo llevó a una renovación. ¿Por qué no? Ojalá. Además del triunfo de un outsider que ganó en muchos distritos de base peronista, sectores del conurbano bonaerense que votaron a Milei mayoritariamente. Y ahí también debe haber una autocrítica.