Es un mensaje que vale tanto con cien marchas. Una señal de que algo debe cambiar. Y llega de parte de los deportistas, hartos de la violencia, de la desigualdad, de la discriminación. Llega de parte de quiénes están en una posición de privilegio y que lograron reconocimiento y aceptación, pero que eligen no mirar hacia otro lado y se comprometen. Frenan la máquina de hacer millones para que el público mire lo realmente importante.
Los jugadores de Milwaukee Bucks tuvieron la iniciativa el miércoles cuando resolvieron no presentarse a jugar el encuentro que debían disputar con Orlando Magic, por los playoffs de la NBA en disconformidad con los episodios de violencia racial que se producen en Estados Unidos, pero rápidamente Orlando se sumó al boicot y luego los jugadores más representativos del básquet estadounidense se plegaron e hicieron declaraciones defendiendo la postura.
El detonante más cercano fue la agresión de parte de la policía, sufrida días atrás por el ciudadano de raza negra Jacob Blake en el estado de Wisconsin.
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La organización de la competencia, ante el cariz de los acontecimientos, resolvió posponer los encuentros pautados Houston Rockets-Oklahoma Thunder y Los Angeles Lakers-Portland Blazers, ambos por la Conferencia Oeste. Pero la aclaración de LeBron James y compañía llegó: “La NBA no suspende nada. Los jugadores hacen boicot”.
Blake, de 29 años, fue atacado el domingo pasado por un agente policial que le disparó siete tiros por la espalda. “Se necesitará un milagro para que vuelva a caminar”, dijo a CNN, Benjamin Crump, uno de los abogados de la víctima.
Los deportistas profundizaron su enojo ante nuevos hechos violentos registrados en la noche del martes en la localidad de Kenosha, en donde dos personas fueron abatidas por –en apariencia- por un ciudadano blanco que abrió fuego con un rifle semiautomático en el medio de una movilización antirracista.
El base George Hill conversó brevemente con el portal ‘The Undefeated’ y le comentó: «Estamos cansados de los asesinatos y la injusticia», indicó el único jugador que habló ante el periodismo.
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El movimiento Black Lives Matter (‘Las vidas negras también importan’) caló hondo en los basquetbolistas de la NBA, pero no fueron los únicos, ya que rápidamente los equipos de la WNBA (femenino), MLS (el fútbol) también suspendieron su acción, después llegó el turno del béisbol y también la determinación del Masters 1000 de Cincinnati, cuya organización anunció la cancelación de la jornada en adhesión a los reclamos por violencia racial.
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La medida llegó tras la decisión de no continuar en el torneo que tomó la japonesa Naomi Osaka, quien desistió de seguir jugando el torneo como muestra de adhesión a lo sucedido con Blake el domingo pasado.
“Antes que deportista, soy una mujer negra. Y como mujer negra siento que hay asuntos mucho más importantes que necesitan inmediata atención, antes que verme a mí jugar tenis”, resaltó.
Dijeron basta y mandaron un mensaje. Quizás tenga más valor que cien marchas multitudinarias. Ojalá.
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