Un hecho novedoso irrumpe y, en cierto modo, sacude la modorra social. Se originan las infaltables opiniones divergentes; los especialistas, en estos casos, pueden brindar herramientas orientadoras para construir una opinión con la información necesaria contribuyendo a sostenerla. El hecho: una mujer joven que decide quedar embarazada sin contar con pareja.
“Hay sucesos que por diferentes motivos toman extenso y rápido estado público y la gente al recibirlos los va incorporando a la cotidianeidad”, expresó el doctor Carlos Morente, especialista en medicina reproductiva, en diálogo con El Ciudadano, sobre este hecho hasta ahora poco frecuente: “Pasó, por ejemplo, con el caso de Angelina Jolie y la extirpación de sus mamas por prevención del cáncer hereditario; caso con el que hubo un aumento inmediato y significativo de las consultas sobre el tema. Se instaló un tema, hasta allí, inédito. Las consultas nos obligan a estudiar el tema; y éste es su rasgo positivo. En el caso que aquí se plantea vemos una mujer joven que resuelve embarazarse y como no tiene pareja acude a un centro donde a su pedido es inseminada con un semen de banco y logra su embarazo”.
El doctor Morente trata de eludir las cuestiones secundarias y se pregunta: “¿Se puede hacer?”. Para responder de inmediato: “Sí, sin dudas, podemos dar respuesta a este pedido ya que disponemos de donación de semen y óvulos, los cuales pueden implantarse a la persona que los necesite y requiera. Una mujer con su útero en condiciones, órgano imprescindible, y dueña de sus cabales, podrá ser inseminada y lograr su embarazo si así lo decide”.
—¿Qué implicancias puede traer sobre la persona y su entorno este nuevo tipo de práctica?
—Más allá de una práctica posible, deberá formarse alrededor de esa mujer un consejo profesional para asistir a la persona, no sólo desde lo técnico, sino involucrar entre otras el área psicológica; el deseo de embarazarse, más que un problema médico es una cuestión psicoafectiva: un deseo de la persona a prolongar su vida en otro ser y brindarle su amor. Por lo cual la mujer, quien expresa su deseo de ser madre sin contar con pareja, debe tener una evaluación psicológica; y que sea el conjunto de profesionales desde sus diferentes disciplinas, quienes se expidan para aportar elementos que acompañen a esa trascendente decisión, para encontrar las condiciones de llevarla adelante. Por lo tanto, toda persona llamada receptora (quien va a recibir una gameta –espermatozoide y/u óvulo– donado) deberá ser evaluada clínica y psicológicamente antes de la realización del procedimiento. A este enorme paso se le puede dar respuesta en los centros de medicina reproductiva organizados y habilitados para estas prácticas en la ciudad.
El doctor Morente pasa revista a otros puntos a rescatar en este caso. “Se trata de una mujer joven que decide su maternidad”, afirma, para añadir: “Este hecho refuerza lo que venimos insistiendo: la edad límite alrededor de la cual la mujer debe embarazarse. Como sabemos, la mujer, desde el mismo seno materno, comienza a perder sus óvulos y, con el avance de los años, su capacidad reproductiva. Lo destacable de este caso es que una mujer joven decide embarazarse en el tiempo preciso; en este caso, sin contar con pareja y recurriendo a un banco de esperma para lograrlo. Ella jerarquizó este hecho trascendental dentro de la edad recomendada; privilegió a la maternidad, tal vez postergando o limitando otros aspectos, sean laborales o sociales, de su vida.
—¿Podríamos hablar de la decisión de una persona madura?
—Por eso hablamos de la necesidad de una consulta psicológica para que evalúe si la intencionalidad está bien organizada por la persona y si se encuentra preparada para todo lo que conlleva esa decisión. Este hecho nos ayuda a rescatar otra idea: hoy la mujer y la sociedad en su conjunto deben darle a este don, a esta aptitud indelegable de ser madre, el espacio adecuado respetando los momentos biológicos. La sociedad y el Estado en su conjunto deberían generar condiciones para proteger, favorecer, ayudar a la mujer en su decisión de ser madre, comprenderla y acompañarla para llevarlo adelante respetando los tiempos más propicios, alrededor de los 30 años.
—¿Hay dos tiempos distintos? ¿Un tiempo biológico que pone límites y un tiempo social que fuerza hacia la postergación de la decisión de ser madre? ¿El desarrollo profesional y laboral, que tanto le cuesta a la mujer por ser tal, influye en su decisión de postergar la maternidad?
—Exacto. Esta cuestión se ha ido profundizando y lleva a la postergación hasta límites mayores a los aconsejables. La ciencia ha tratado de dar respuestas pero esta noticia nos ayuda para que la mujer joven lo piense y lo vaya madurando, lo analice y entienda que cuando está llegando a sus 30 o 35 años es el momento biológico para hacer presente el tema junto a su pareja. Luego cada quién sabrá decidir sobre cuál es el tiempo de llevarlo adelante.
—¿Ésta es y sigue siendo una decisión de la pareja?
—Sí. Sin lugar a dudas. Es buena la pregunta porque da lugar a dos situaciones. Como ustedes saben, cada día se incorporan nuevos estudios bioquímicos e imágenes con los que se puede predecir o advertir sobre la capacidad reproductiva de la mujer: si sus ovarios están con todo el potencial o si está disminuido. Podemos saber si esa capacidad de los ovarios está en el límite, situación que apura su consulta para poder embarazarse. Concurre con su pareja, exponen su preocupación, pero a la par puede su pareja no sentirse preparada para ese momento. Estaremos sin dudas en una situación compleja, ella con el apuro por su funcionar ovárico y, a la vez, su pareja que considera que el momento no ha llegado. Será, sin dudas, una decisión exclusiva de la pareja.
—¿Qué hacer? ¿Qué aconsejar?
—La decisión del embarazo es de a dos, de a dos se concibe y de a dos se sostiene. Pero no podemos dejar de observar en esta sociedad en la que estamos insertos que aparece otra situación: la mujer que no teniendo pareja decide su embarazo. Se está incorporando el concepto de neoparentalidad, que incluye el núcleo familiar integrado por un adulto y un niño. Son posturas presentes y nos interrogan, estamos frente a dos situaciones: si es una pareja, el embarazo involucra a dos; si es una persona que quiere formar su nuevo núcleo familiar, la decisión es unitaria. Esa persona tendrá su oportunidad.
—Y su derecho de hacerlo…
—Y nosotros, como médicos, la obligación de darle respuesta ya que estamos frente a un derecho vital: preservar la capacidad de reproducir junto a la responsabilidad de efectivizarlo en el momento que corresponde. Y debemos hacerlo desde la excelencia que incluye varios aspectos: un buen consejo médico, un buen consejo psicológico y un adecuado soporte en cada momento; contar con profesionales e instalaciones adecuadas y habilitadas por la autoridad sanitaria correspondiente, que avalen sus metodologías y sus prácticas.
Opinión: “Se trata de algo lícito”, por Ana Luisa De Palma (psicóloga)
Si hablamos, como en este caso, de una mujer madura, emocionalmente equilibrada que ronda los 30 años, es algo que, cuanto menos, merece nuestro análisis; es difícil dar una opinión. Pero reflexionando primero como mujer y, luego, como psicóloga, creo que hoy se trata de algo lícito en una mujer que siente el deseo de la maternidad. Al no tener su pareja, y evaluando que está en condiciones de hacerse cargo de un hijo, para que se desarrolle emocionalmente y psicológicamente saludable, busque, junto a profesionales responsables, el modo de hacer posible ese deseo.
Cuando recibimos a una mujer sin pareja, no quiero decir que esté sola porque siempre hay un contexto que la rodea y en general apoya su decisión, procedemos a hacer su evaluación psicológica; si emocionalmente está estable y no hay ninguna patología en el medio, respetamos su decisión.
Nosotros trabajamos siempre en la transdisciplina, de tal manera que todos nosotros estamos atravesados por las disciplinas de otros.