Doce argentinos permanecen en lo que ellos mismos denominan un “barco fantasma” que permanece por ahora en el puerto de Fort Lauderdale, en Miami. Dante Leguizamón, un periodista cordobés que integra el grupo, relató el periplo y realizó el desesperado pedido de ayuda para poder retornar al país.
“Queremos difundir detalles de nuestra situación que resulta desesperante y que, pese a los esfuerzos de muchos, no termina de resolverse. Tomen esto como una botella al mar, un pedido de auxilio y un ruego de argentinos que hace 28 días nos encontramos desesperados y a la deriva. Se han difundido varias versiones falsas. Lo cierto es que seguimos a bordo de este barco y mientras los australianos, los franceses, los ingleses, los canadienses, los alemanes, holandeses, chilenos y asiáticos están en sus casas, en el barco sólo quedan 400 tripulantes (el 20 por ciento enfermos) pasajeros convalecientes, sus familiares y los doce argentinos”, explicó.
“Somos doce argentinos los que estamos en esta situación, subimos al barco Zaandam de la empresa Holland America hace 28 días con destino a Chile. En total ya son 22 días sin tocar tierra, ya que no nos permiten bajar”, explica Dante, quien detalla que durante esta travesía en el barco: “han muerto cuatro personas y en total veinte casos confirmados de covid 19”.
“La mayoría de nosotros dormimos debajo de la enfermería por donde pasaron esos muertos, permanecieron y permanecen todavía hoy las personas infectadas. La mayoría de nosotros estamos confinados en una cabina, sin luz natural ni aire puro desde el 21 de marzo. La cabina tiene tres metros cuadrados, por lo que nos sentimos cada vez más deteriorados física y mentalmente. El grado de estrés y el desgaste que este genera después de un mes es notable en nuestros estados de ánimo. Se percibe claramente en el deterioro mental, físico e inmunológico que creemos vital para hacerle frente a un virus como el covid 19”, relata desesperado y añade un detalle preocupante: “Tenemos una clara sensación de que nuestras defensas disminuyen. Por ahora ninguno ha contraído el virus, pero la angustia y el miedo a convivir con el coronavirus (que duerme encima nuestro) nos pone en un estado de tensión y desgaste permanente. Para soportar este estado de cosas en un barco es necesaria una preparación militar/naval similar a la de un tripulante o marinero que no poseemos. El fantasma de una situación que amenaza con prolongarse nos pone en estado de desesperación. Ese estrés aumenta a cada minuto el riesgo de nuestra salud”.
“En alta mar (durante los días de nuestro viaje de Valparaíso a Miami) no contamos con Internet por lo que además quedamos aislados. No queremos volver a vivir esa situación, pero no hay información clara sobre lo que puede pasar con nosotros. Sabemos que la empresa y la Cancillería se esfuerzan por encontrar una solución, pero la misma no aparece y no olvidamos que esta empresa debía bajarnos en Chile y terminamos en Miami. Por eso Argentina no puede abandonarnos. Las gestiones existen y las valoramos (el consulado argentino en Miami se ha movido por intentar mejorar nuestra situación), pero sólo nos llega información plagada de incertidumbre. Nuestro país tiene una historia vinculada a los derechos humanos. Ustedes compatriotas deben entender lo que estamos reclamando. Estamos en Florida, pero ni siquiera nos sellaron el pasaporte, no hicimos migraciones, somos fantasmas”.
“No somos turistas varados en Miami tomando sol. Los pasajeros y trabajadores que estamos en el barco no quisimos llegar hasta acá, nos trajeron 10 mil kilómetros a la fuerza. Si esto no se resuelve volveremos al medio del mar. Sin destino, sin garantías y en un barco infectado de coronavirus. Necesitamos su ayuda”, cerró.