La joven y multifacética artista española Mina Serrano lleva adelante el desafío de protagonizar Cris Miró (Ella), la próxima serie de TNT y Flow que ya se encuentra en sus últimas etapas de rodaje en la Ciudad de Buenos Aires y que, con su retrato de la vida y obra de aquella actriz y vedette, buscará «humanizar al mito» construido alrededor de la primera mujer trans en alcanzar la fama en el mundo del espectáculo argentino.
Así lo resumió la propia Serrano en diálogo con Télam en el set que la producción montó en el Centro Cultural San Martín, donde ofreció un pequeño vistazo de la tira que, aún sin fecha de estreno, llegará para ahondar en la trayectoria y las vivencias íntimas de Miró, una figura injustamente poco visitada a pesar de su rol clave en el crecimiento de las voces disidentes en el teatro, en pantalla y en los medios.
Dirigida por Martín Vatenberg y Javier Van de Couter, la serie de ocho capítulos está basada en la novela Hembra, Cris Miró. Vivir y morir en un país de machos, de Carlos Sanzol, y promete recuperar y reconocer la huella que dejó en la cultura y en la lucha de los colectivos LGBT+ quien irrumpió en las tablas de la calle Corrientes y ratificó su identidad de género en los programas más vistos de la TV en los 90, cuando todavía vestir ropa socialmente asignada al sexo opuesto era considerado una contravención.
Nacida en el barrio porteño de Belgrano en 1965, Cris sabía desde temprano qué quería hacer y se formó en clases de actuación y de baile a sus veintitantos, una experiencia que luego le abrió las puertas para participar en las películas Dios los cría (1991, de Fernando Ayala) y La Peste (1993, de Luis Puenzo).
Sin embargo, su gran salto se daría en 1995 de la mano del reconocido productor ítalo-argentino Lino Patalano, cuando decidió darle el primer lugar en el escenario del Teatro Maipo con ¡Viva la revista!, un rubro hasta el momento dominado exclusivamente por las mujeres cisgénero.
Tristemente, su carrera artística y su pico de popularidad duraron menos de lo esperado, cuando su estado de salud comenzó a deteriorarse y dos años más tarde, el 1 de junio de 1999, falleció a los 33 años como consecuencia de un linfoma mientras estaba internada en la Clínica Santa Isabel del barrio de Flores.
Ese paso tan maratónico como significativo es trasladado a la ficción por Serrano, que a los 24 años viajó desde su Granada natal para dar vida a Cris con una gran similitud tanto física como expresiva. Sin abandonar el marcado acento porteño que incorporó para este papel y a minutos de retomar la grabación de una escena en la que, envuelta en un vestido plateado, recrea un extravagante rol en una obra de teatro, la actriz conversó con la agencia sobre la ficción en la que comparte elenco con Katja Alemann, César Bordón, Agustín Soy Rada Aristarán, Vico D’Alessandro, Marcos Montes, Toto Rovito, Manu Fanego y Adabel Guerrero, entre más.
A la actriz española la propuesta le llegó “de manera peculiar”, lo cual no impidió que aceptara sin pensarlo. “Yo estaba viviendo en París en ese momento y cuando se abrió el casting a mí no me llegó, pero sí a mis amigos argentinos que viven allá o en España. Todos me lo mandaron, entonces lo terminé agarrando, aunque al principio era una posibilidad un poco improbable. Yo conocía a Cris de antes, sentía que tenía una conexión con ella, siempre fue una referencia para mí, así que lo mandé, como una de esas cosas que hacés pensando «¿por qué no?». Y desde ahí fue creciendo, fui avanzando en audiciones, al principio por Zoom, y luego acabé llegando acá, y acá estamos”.
Además, detalló cómo fue ese proceso de preparación para el papel: “Empecé viendo todos los archivos que había, las notas que son públicas, conseguí cintas de VHS digitalizadas, y después empecé a hablar con gente que la conoció, para componer este rompecabezas que era Cris. Tenía una faceta pública muy luminosa, hermosa, que cuando estaba en un plató de televisión algo de ella se encendía, una luz que todos recordamos, un encanto que de vez en cuando tenía algo también de picante, que contrastaba con ese aspecto tan dulce. Y luego hubo que componer a esa Cris íntima, que es todo un misterio. Es un poco imaginada, un poco viene de testimonios de personas de su entorno, y un poco de ficción, por supuesto, pero siempre respetando a la figura original”.
Y agregó: “Me remueve mucho hacer este papel, para mí este proyecto trasciende el trabajo actoral, interpretativo. Era una persona especial, alguien que aportó un mensaje de luz en los 90 y que marcó un precedente, alguien que personalmente también me inspiró a tomar muchas decisiones en mi vida. Cuando la conocí, ya había hecho parte de mi transición, y me inspiró a confiar en mi feminidad, me inspiró a crecer, a mostrarme. Es alguien a quien le tengo mucho amor”.
En la misma sintonía, la actriz explicó cuán importante fue la presencia de Cris Miró para allanarle el camino a las artistas trans: “Creo que ella simplemente tomó decisiones y tuvo el valor de ponerse en ese lugar, de expresar quién era desde la bondad y desde la sencillez, diciendo «yo soy así, yo me acepto, divina como soy, ¿vos tenés algún problema con eso?». Sin embargo, ella misma dijo en su momento que no se ponía a la cabeza de ningún movimiento, y yo pienso que a todas nos pasa que avanzamos y con nosotras avanza el colectivo. Al final, somos una minoría que está y estuvo oprimida, y se da un equilibrio entre el avance propio, por mí, por mis metas, por mis sueños y mis valores, y el del colectivo”.
“Creo que esta serie va a humanizar al mito, a alguien que por ahí ahora mismo tenemos en una imagen de luminosidad y de perfección. La serie es muy luminosa, pero también muestra una persona con sus sombras, sus dudas, y me parece que eso va a conectarla con un público mucho más grande, porque van a pensar con Cris Miró, a sentir con ella. Vamos a vivir todas las incertidumbres que tuvo, los miedos, los triunfos, y eso al final la vuelve más universal”, concluyó.