El paso este sábado del tifón Hagibis dejó al menos 33 personas fallecidas y 16 desaparecidas, fenómeno que causó inundaciones masivas en parte del territorio japonés, según informó la agencia Kyodo News. Otros medios locales aseguraron que hay más de un centenar de personas heridas.
El gobierno puso en marcha los operativos de rescate con la utilización de helicópteros y botes para llegar a las personas atrapadas en las casas inundadas, dentro de un importante plan que se está llevando a cabo en amplias áreas del país, incluyendo la ciudad de Tokio y sus alrededores.
El número de víctimas continúa creciendo, y el informe de Kyodo es considerablemente más alto de lo que el portavoz del gobierno dio anteriormente. Los expertos advirtieron desde el principio que evaluar el daño es difícil porque la inundación afectó a una docena de ríos, causando que algunos de ellos se desborden en más de un lugar.
“El gran tifón causó un daño inmenso en todo el este de Japón”, dijo a los periodistas el portavoz del gobierno, Yoshihide Suga, y agregó que 27.000 soldados militares y otros equipos de rescate estaban participando en la operación.
Las autoridades advirtieron sobre el riesgo de que se puedan producir más deslizamientos de tierra. Entre las muertes registradas estaban aquellas cuyas casas fueron enterradas por los corrimientos de tierra. Otras personas perdieron la vida al ser arrastradas por las riadas.
Durante este sábado se abrieron centros de evacuación en ciudades costeras con decenas de miles de personas buscando refugio. El servicio de noticias de Kyodo dijo que se habían emitido advertencias de evacuación a más de 6 millones de personas. Además, unas 376.000 casas estaban sin electricidad, y 14.000 casas carecían de agua corriente, informó.
Las autoridades avisaron repetidamente que Hagibis estaba a la par con un tifón que azotó la región de Tokio en 1958. Pero las infraestructuras de seguridad que llegaron con la modernización de Japón son evidentes. El tifón hace seis décadas dejó más de 1.200 personas muertas y medio millón de casas inundadas.
Mientras el tifón se desataba este sábado con fuertes lluvias y fuertes vientos, las estaciones de tren y las calles de Tokio, que generalmente estaban abarrotadas, estaban desiertas y se aconsejaba a las personas que permanecieran adentro. Pero la vida volvía rápidamente este domingo a la normalidad bajo un cielo despejado.