El día después del campeonato arrancó tarde para Newell’s. Es que la mayoría de los leprosos “amaneció” pasado el mediodía porque los festejos del miércoles se extendieron hasta bien entrado el jueves.
La multitudinaria caravana desde el aeropuerto al Parque Independencia tardó cinco horas, por lo que el plantel llegó 3.20 a Pellegrini y Oroño, donde lo esperaba otra verdadera marea leprosa. Y la fiesta de jugadores e hinchas se extendió varias horas más, por lo que ayer muchos aprovecharon el feriado para dormir y recuperar energías.
Igualmente, algunos leprosos pasaron de largo y siguieron de festejo sin acostarse. Y a ellos se fue acoplando la banda que llegó desde Chaco en colectivo alrededor de las 6 de la mañana y que no quiso perderse lo que quedaba de la fiesta, ya diseminada por los barrios de la ciudad. Algún bocinazo por Pellegrini o alguna bomba de estruendo los delataban.
Los madrugadores, en cambio, salieron temprano a buscar todos los diarios y regodearse con ver a Newell’s en cada tapa. Los quioscos de revistas vendieron todo y cerca del mediodía quedaban pocos ejemplares. Por eso los que se despertaron pasadas las 12 no encontraron nada y empezaron a reclamar por las redes sociales.
Salvo el profesor Elvio Paolorrosso, ningún protagonista leproso apareció en los medios hasta la tarde, señal inequívoca de que su festejo también se extendió hasta altas horas. El PF admitió haber dormido poco y nada antes de viajar a Buenos Aires. Y los primeros jugadores en aparecer públicamente lo hicieron por la tarde, como Lucas Bernardi e Ignacio Scocco.
A esa hora, un grupo de leprosos empezaba a juntarse en la puerta del Marcelo Bielsa para darle continuidad a la fiesta desatada apenas 24 horas antes. Más bombas y mucha alegría invadieron la tarde del Parque Independencia. Muchos estaban como el Tata Martino: todavía no caían en la cuenta de que Newell’s es el nuevo campeón del fútbol argentino. Pero aseguraron que el domingo ante Argentinos Juniors les iba a caer la ‘ficha’. La noche encontró a más hinchas dispuestos a seguir celebrando, ya repuestos de la interminable caravana del miércoles. El rojo y el negro volvieron a teñir la ciudad. Y seguramente hasta el domingo, todos los días habrá fiesta. Porque Newell’s no duerme; sueña despierto.