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El día después del triunfo de la izquierda en las presidenciales en Chile

Junto a los barrenderos en la tarea, jóvenes militantes se organizaron para sacarle el discurso "a los perdedores" de que "dejamos todo sucio" y limpiaron las calles de Santiago tras los festejos. Por la enorme polarización hay quienes temen que "la derecha" le hagan a Boric lo mismo que a Allende

 Iván Gajardo Millas / Télam

La capital chilena retomó este lunes su ritmo habitual después de las elecciones presidenciales que ganó este domingo el líder de izquierda Gabriel Boric y con centenares de barrenderos limpiando las calles tras la enorme manifestación de festejo, acompañados en la tarea por jóvenes que se organizaron para sacarle el discurso «a la derecha» de que «dejamos todo sucio».

En la emblemática Plaza Dignidad, centro de las protestas durante los últimos años, grupos de barrenderos limpiaban papeles y botellas que quedaron de los festejos del día anterior.

No todos son trabajadores. Un grupo de jóvenes, Muriel, Pablo y Martín 23, 23 y 21 años, respectivamente, son voluntarios que realizan la misma tarea.

En charla con Télam, Muriel explica que tomaron la decisión de limpiar la plaza «para que la derecha no siga diciendo que nosotros somos vándalos y dejamos todo sucio».

Los muchachos votantes de Boric se manifestaron muy felices con el triunfo del ex líder estudiantil «porque le paramos el carro al fascismo».

A pocas cuadras de aquí en Santa Rosa y Alameda, donde se montó el escenario desde el que habló el presidente electo, el panorama es muy parecido y decenas de barrenderos tratan de cambiarle la cara a la ciudad que inicia su nueva rutina diaria.

En la City santiaguina a escasas cuadras del Palacio de la Moneda, sede del gobierno chileno, también se retoma un ritmo habitual, aunque con la expectativa del efecto que tendrá el triunfo de Boric sobre la cotización del dólar, que desde el estallido social trepó más de un 18%.

En el Paseo Ahumada, la peatonal central de la capital chilena, se ve enorme flujo de personas rumbo al trabajo.

Claudio, un joven veinteañero, en principio renuente a contar su mirada sobre las elecciones, termina admitiendo que no sabe si está contento porque teme lo que pueda pasar en un país tan polarizado.

En la misma línea, Lautaro, un sexagenario que vende baratijas y libros en la peatonal expresa sus miedos a Télam de que «la derecha le haga a Boric lo mismo que a Allende».

 

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