El Frente Progresista atraviesa el mejor momento desde que llegó al gobierno provincial en 2007. Los números lo favorecen, se consolida como alianza, se proyecta a nivel nacional, expande el dominio territorial y tiene recambio. Hermes Binner, su máximo referente, se mantiene sólido en la consideración del electorado. Y el gobernador Antonio Bonfatti, que hace 10 meses tenía el agua al cuello tras la detención del jefe de Policía por presuntas vinculaciones con el narcotráfico, ahora se da “el lujo” de primerear a la oposición instalando él mismo el tema de la seguridad pública como tópico de campaña, con spots publicitarios en los que hace gala de la gestión. De no creer.
Números, estrategia, objetivos
Días atrás en la capital provincial referentes del Frente Progresista, autoridades de los partidos que lo componen y el gobernador discutieron los ejes de la campaña para las elecciones del 27 de octubre. Definieron que el debut, en unos 15 días, será en la capital provincial primero y en Rosario después, con los candidatos de la lista de diputados nacionales y los postulantes a concejales y presidentes comunales de cada pueblo y ciudad de la bota. La única complicación que tiene esa idea es encontrar en la capital provincial un espacio físico cerrado con capacidad para toda esa gente y que a la vez funcione como un gran set de televisión.
En ese encuentro se analizaron números. Ya se sabe que la lista de diputados nacionales encabezada por Hermes Binner ganó en 18 de los 19 departamentos, con la sola excepción de 9 de Julio. Además, en la elección local, como frente sumó más votos que el FpV en todas las ciudades y pueblos que gobierna (74% del total) a excepción de Santa Fe y Santo Tomé.
También se definieron estrategias. La principal, nacionalizar la campaña. Casos de presunta corrupción; acuerdo YPF-Chevron y déficit energético; el paso en falso con LAN; las complicaciones del canje de deuda; ferrocarriles; inflación van de cajón a la agenda de los candidatos. La mira de radicales y socialistas apunta a 2015. Llegar hasta ese momento de recambio presidencial como parte del mismo proyecto nacional no será un trámite; pero eso se empezará a discutir después de octubre. Lo primero es lo primero.
El FPCyS se puso un objetivo cuantitativo: el 38 por ciento de votos que obtuvo Binner en la primaria y el 41 que obtuvo el Frente en conjunto fue el piso y hay que ir a buscar el techo. ¿Cómo crecer? Se decidió orientar esfuerzos a ese 7 u 8% de votantes que el 11 de agosto no concurrieron a las urnas o anularon. Es así: en la primaria votó casi el 69% del padrón y se estima que en la general ese porcentaje alcanzará 75%. Son unos 150 mil electores que no sufragaron. Si se suman los votos anulados se estima un universo de casi 300 mil voluntades. Una fracción demasiado importante como para no ocuparse de ella.
La casa matriz
En cuanto a Rosario, casa matriz y motor de expansión del socialismo, el resultado de la primaria que consiguió el candidato del gobierno municipal fue modesto pero suficiente como para ratificar al FPCyS como primera fuerza. Además quedó planteado un escenario con perspectivas de crecimiento. Hacer más conocida la figura del ministro de Salud y candidato Miguel Cappiello es prioridad.
Un dato a tener en cuenta. La semana pasada circuló en el Palacio de los Leones una encuesta realizada en Rosario que mostró un salto importante en la valoración de los gobiernos de Mónica Fein y Antonio Bonfatti tras la catástrofe de Salta 2141. Para evitar imprecisiones es preferible no volcar aquí números que fueron comentados en el aire, pero son tendencias verosímiles, y sobre todo coincidentes con el desempeño y los elogios que recibió la gestión de la crisis por parte de los gobiernos de Rosario y Santa Fe.
Como el antifrentista Jorge Boasso ya jugó por afuera en las primarias, con la foto de hoy no parece posible que alcance su objetivo de abrir una hemorragia de votos radicales en la lista del Frente Progresista. Además la lista oficialista tiene en el segundo y quinto lugar a Daniela León y Martín Rosúa en representación de la UCR. En realidad, a Boasso se le debe haber prendido la luz de alerta por la perfomance que adquirió el PRO, que se ubicó segundo como fuerza en la provincia y tercero en la ciudad, no a nivel de candidata pero sí en la suma de las listas que compitieron en su primaria. Es un interrogante a develar en octubre si los votantes de Diego Giuliano, candidato de extracción justicialista migrado al PRO, ayudarán a que crezca Anita Martínez, que lo derrotó con holgura, como para pelearle el tercer puesto a Boasso, o si fugarán hacia otras alternativas.
Dos, tres o cuatro
Los votos que obtuvo el PRO son tema de análisis. En el Palacio de los Leones creen que será muy difícil que la elección de octubre se polarice entre la lista de Cappiello y la de Héctor Cavallero, que ganó la primaria del Frente para la Victoria, porque entienden que es una realidad que en el escenario político de Santa Fe hay tres fuerzas electorales consolidadas que disputan el voto. Y además queda ver qué pasa con Jorge Boasso, que con 20 años de concejal es un participante incondicional de cuanta elección local se convoque.
Por el lado del FpV, se analiza la polarización entre Cappiello y Cavallero como muy posible. Y además como la mejor opción para crecer en cantidad de sufragios en octubre.
Cavallero, personalidad central de la política de los últimos 25 años de la ciudad cuya estatura ningún otro opositor igualó hasta ahora, empezó a desplegar esa estrategia. El FpV no sólo cruza espadas con el gobierno de la ciudad (como se vio esta semana con las denuncias de la concejala Fernanda Gigliani por presuntas irregularidades en la autorización de nuevos edificios y de Normal López pidiendo renuncias de funcionarios por el siniestro del parque de diversiones); también proclama que votar al PRO es darle un potencial aliado a Mónica Fein. Y que por lo tanto para elegir una opción opositora al socialismo hay que votar por Cavallero, Norma López y Fernando Rosúa.
Riesgos y oportunidades del FpV
Volvamos a la provincia. Para el Frente para la Victoria la elección que viene es crucial. La convocatoria de hace 8 días en la capital provincial, la primera tras las elecciones primarias, fue un éxito en el sentido de que logró sentar en la misma mesa a todas las partes del peronismo provincial alineadas con el gobierno nacional. De ahí a que ese “éxito” se traduzca en votos hay una distancia que Jorge Obeid y la Casa Rosada deberán desandar con escaso margen de error.
No hace falta ser un ingeniero electoral para darse cuenta de los riesgos que corre la lista del FpV. El más grave es que el desánimo gane a sus votantes y profundice la migración hacia otras alternativas. Es urgente encontrar la fórmula para obturar esa grieta.
¿Tiene oportunidad el FpV de revertir las cosas? La gran carta que tiene a disposición es el trabajo que puedan hacer los jefes comunales y senadores si es que, a diferencia de las primarias, se comprometen, además de con sus candidatos o sus propias reelecciones, con la suerte de la lista de diputados nacionales.
En cambio, no lo favorece el sistema de votación. En el sentido de que la elección de los candidatos locales y los de diputados se hace con boletas y sistemas diferentes, y hasta en espacios físicos distintos. No era zonzo Carlos Reutemann: llegó a hacer votar a los santafesinos con boletas sábanas de ¡siete cuerpos!
Corte de boleta virtual
La primera reunión del comando de campaña electoral del FpV, que se hizo el viernes a la tarde en Rosario, avanzó en el diseño de la estrategia. Ya se contó aquí la semana pasada que los cambios con respecto a las primarias van desde el mensaje político hasta la publicidad, que ya no estará limitada a las fotos de Cristina y Obeid sino que diversificará con versiones en las que el ex gobernador aparecerá junto a los candidatos de cada localidad.
La apuesta es sencilla: reforzar la identificación del voto peronista local con el de la lista de diputados, en busca de una suerte de tracción sin boleta física, de abajo hacia arriba. Esta necesidad es consecuencia del resultado de las primarias, donde los candidatos locales del peronismo sacaban bastante más votos que la lista de diputados nacionales liderada por Obeid y apadrinada por el gobierno nacional. Es decir, un corte de boleta virtual.