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El doble filo de la boleta única

Santa Fe estrena sistema electoral que tiene muchas ventajas y algunas incógnitas.

El debut de la boleta única en Santa Fe ayudará a depurar antiguos vicios del sistema electoral, pero también expondrá al proceso a nuevos riesgos que podrían desvirtuar el espíritu de transparencia que se pretende alcanzar con estos cambios en el método del sufragio.

En primer lugar, desparecerá la invisible guerra de punteros en los cuartos oscuros por el robo de boletas. De hecho, ya no habrá más cuarto oscuro tal como se lo conoce. El elector obtendrá la boleta única de manos del presidente de mesa y, luego de dirigirse a un box de votación, marcará con una lápiz o lapicera a qué partido vota en cada categoría (gobernador, diputado, senador, intendente o concejal). No habrá más problemas de falta o robo de boletas ni negocios para los punteros que reparten papeletas con imperceptibles marcas antes del día de la elección para arrastrar votantes a las urnas y demostrar así su poderío clientelar.

Durante un almuerzo para periodistas organizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), los especialistas explicaron que la boleta única garantiza así la oferta electoral completa y en todas las mesas. La boleta ya no circulará más antes del día de las elecciones ni fuera del lugar de votación. Pero más allá de prevenir estas anomalías, el sistema también favorece el llamado voto cruzado, esto significa que al existir una boleta para cada categoría que se elija se estimula el voto cruzado y se elimina el denominado efecto arrastre. Esto favorece la existencia de contrapesos y reparto de escaños, por ejemplo, en la conformación final de una Legislatura y además evita –al haber boletas distintas por cada categoría– que los cargos de menor jerarquía se beneficien por arrastre de una candidatura determinada a gobernador.

Por supuesto que desparece la posibilidad de colgar listas colectoras. Y como el Estado provincial será directamente el encargado de diseñar, financiar e imprimir las boletas únicas, se termina el negocio para los partidos que antes recibían un determinado monto de dinero para generar sus propias papeletas. Desde el Cippec recordaron que hubo casos en Rosario y Santa Fe en los que algunos partidos políticos solicitaron fondos para candidaturas de concejales pero nunca imprimieron las boletas. Al monopolizar el gobierno provincial la confección y distribución de la boleta única, se evita otro vicio proselitista en el que incurren los partidos: la distribución previa con mala fe de boletas apócrifas del candidato rival para hacerle perder esos votos que son anulados con posterioridad por las autoridades electorales.

Hasta aquí, las bondades del sistema que debutará en las primarias del próximo domingo. Pero la boleta única también presenta serios interrogantes. El proceso se volverá más largo y complicado. Habrá cinco urnas en vez de una sola. Una por categoría a elegir. Esto significa que surgirán dudas entre los electores y el proceso de votación se volverá más lento y engorroso el día del escrutinio. Incluso un elector desprevenido podría olvidarse de seleccionar alguna categoría. También advirtió el Cippec que habrá mayores demoras en el recuento de votos. Deberán controlarse cinco boletas en vez de una. Los primeros datos se conocerán recién cuatro o cinco horas después del cierre de la votación.

Un párrafo aparte para las autoridades de mesa. Podría generarse una auténtica guerra de lapiceras a la hora del control de las boletas. Cualquier papeleta donde aparezca seleccionado más de un candidato de la misma categoría será anulado. Es decir, si en la categoría “Gobernador” aparece seleccionado con una cruz más de postulante, el voto no tendrá validez. Si el presidente de mesa o alguno de los fiscales incumple su deber cívico y agrega una cruz en la boleta de un candidato rival, le hará perder el voto.

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