Los celíacos tendrán cobertura médica y productos libres de gluten identificados con un logo, a partir de la ley reglamentada por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que pone al país «a la vanguardia en los estándares de calidad alimentaria» para esos pacientes, destacó el Ministerio de Salud.
La ley responde a una «larga demanda» de las entidades que trabajan por las personas que sufren intolerancia crónica al gluten, una proteína que contienen el trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC) -enfermedad celíaca-, que según datos de la cartera sanitaria son cerca de medio millón en el país.
La salud de los celíacos depende de lo que comen. Es una afección hereditaria y autoinmunitaria que debilita la capacidad del intestino para absorber los nutrientes en forma adecuada y provoca síntomas intestinales, retraso de crecimiento, del desarrollo y de la pubertad y talla baja, entre otras afecciones.
También tienen gluten algunos alimentos industrializados y medicamentos que lo utilizan como excipiente, por lo que se convierten en un problema para los celíacos.
La Ley 26.588 declaró «de interés nacional» la atención médica y la investigación clínica y epidemiológica de la enferemdad, la capacitación profesional para su detección temprana, diagnóstico y tratamiento y la difusión y el acceso a los alimentos libres de gluten, para lo cual la cartera sanitaria creó en 2007 un programa nacional para la Detección y Control de la Enfermedad Celíaca.
En vías a la reglamentación la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) definió en 2010 los alimentos sin TACC: deben contener hasta 10 miligramos por kilo de alimento -la mitad que en la mayoría de los otros países-, para ser considerados como tales.
La CONAL, en la que participan las áreas de Salud, Agricultura y Comercio Interior, también avanzó en la definición de un logo oficial y dos optativos para la identificación de los alimentos libres de gluten, junto a autoridades bromatológicas locales y asociaciones de enfermos celíacos.
El distintivo de los alimentos es muy importante ya que es la marca de seguridad para quienes tienen que consumirlos.
Además, en febrero de este año incorporaron al Programa Médico Obligatorio (PMO) prácticas de pesquisa para la detección de la celiaquía a través del marcador sérico IgA y la biopsia del duodeno proximal.
Para ello el PMO reunió a un comité de expertos que involucró a las sociedades científicas de nutrición, gastroenterología y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en la elaboración de guías nacionales para el diagnóstico y tratamiento.
Esas guías describen la enfermedad, síntomas que puede presentar en distintas etapas de la vida, métodos diagnósticos, tratamiento a seguir, consejos sobre alimentación y precauciones a tener en cuenta a la hora de preparar alimentos o comer fuera de la casa.
Estos consejos y otros como qué comer en los festejos de cumpleaños, especialmente los infantiles, o qué ofrecer cuando tenemos un invitado celíaco a cenar, pueden encontrarse en la página web del ministerio de salud, www.msal.gov.ar/celiacos/
La detección es otra de las políticas de esta estrategia, a través de la cual el ministerio entrega kits diagnósticos en 95 hospitales de todo el país.
El primer estudio de la prevalencia pediátrica de esta afección, realizado a chicos de 3 a 16 años de todo el país, mostró que 1 de cada 79 chicos es celíaco -1,20%, mientras que en adultos es de 1 cada 167 personas.
La Comisión Nacional Salud Investiga descubrió además que esta enfermedad está presente de manera más significativa en las mujeres y que el 90% de los casos se halló en niños mayores de 6 años.
El principal problema muchas veces no es el tratamiento sino el diagnóstico, pues al presentarse como un cuadro clínico complejo, la celiaquía puede remitir a otras enfermedades que producen dificultades para su detección temprana.
La celiaquía puede presentarse en cualquier etapa de la vida, especialmente en la niñez, y en ella influyen factores ambientales, genéticos e inmunológicos.
Las personas que tienen un familiar celíaco poseen mayor riesgo de desarrollar la patología, pero la misma puede variar de manera significativa de una persona a otra.
En la infancia, algunos de los síntomas más frecuentes son vómitos, diarrea, náuseas, anorexia, retraso en el crecimiento, irritabilidad, introversión, anemia, defectos en el esmalte dental y corta estatura.
Durante la adolescencia la enfermedad se puede manifestar con anemia, dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, estomatitis, dermatitis, cefaleas, retraso puberal y menarca tardía.
Y en la adultez, pueden indicar intolerancia el gluten: diarrea, irritabilidad, cambios del comportamiento (apatía, depresión), disminución del apetito, pérdida de peso, anemia, osteoporosis, fracturas, estreñimiento, abortos, infertilidad, convulsiones, migrañas y miocardiopatías, detalló la cartera sanitaria.