A principio de año el psicólogo Javier Panziera recibió a una pareja en su consultorio. Había descubierto a su hijo de ocho años pintándose los labios. Sufrían porque la escena se repetía. Sabían que la comunidad religiosa del pueblo no los iba a aceptar si de un día para el otro el chico llegaba con un vestido a misa. Después de algunas otras entrevistas, incluida una con el niño, Panziera concluyó que no iba camino a cambiar de género y pedir un nuevo DNI. Sólo le gustaba jugar a ser payaso.
Ayer el gobierno de Santa Fe oficializó el acompañamiento de Infancia Trans, un programa de contención para niños, niñas, adolescentes y familias con problemas similares. Proponen una alternativa a tratamientos de conversión que “enderezan” el género: hombre y mujer.
Desde hace un año acompañan a 10 familias y buscan denunciar a las comunidades terapéuticas, retiros espirituales y profesionales de salud que intenten “corregir” con pastillas o torturas. “Las consultas van a aumentar. No porque esto sea un incentivo sino que se va a empezar a relevar algo que está pasando. En la provincia nacen 20 niños intersex por año. Y uno de cada 10 mil niños experimenta incongruencia con la identidad de género con la que nacieron”, explicó Panziera, que trabaja como consultor de la provincia.
Cercano
“Al consultorio nos llegan niños y adolescentes en tratamiento psiquiátrico con antipsicóticos, cuando en realidad están transitando el conflicto de su género con la familia y lugar donde viven”, contó Panziera, que ayer presentó el programa en Rosario. Dijo que habilitarán un observatorio que recibirá denuncias por terapias de reparación como las que obligan a ver material pornográfico homosexual mezclando algún tipo de tortura física; algo que parece sacado de La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick. “Algunas suceden en comunidades terapéuticas o retiros espirituales. Otras las hacen profesionales de la salud, pero no lo dejan por escrito. Los colegios de profesionales no hacen las denuncias”, contó Panziera.
Los tratamientos de reparación son practicados hace más de 40 años en todo el mundo. Inclusive Argentina. El quiebre fue la revolución LGTB de la década del 70 en Estados Unidos, donde criticaron a la medicina que definía a la homosexualidad como una enfermedad. Propusieron un cambio de paradigma. De uno que negaba lo que le pasaba a la persona a otro que lo entendía. En Santa Fe el nuevo paradigma llegó en 2014, mientras la Federación LGTBI en Argentina recién abría un área específica para trabajar casos.
En 2015, cuando el Gobierno de Santa Fe creó la subsecretaría de la Diversidad Sexual, la federación ya asistía a más de 30 familias en Argentina y las experiencias sirvieron para saber de qué recursos debía disponer la provincia.
“Muchas veces el acompañamiento es contactar con experiencias cercanas para bajar los niveles de ansiedad. Así evitamos decisiones terribles que padres y docentes toman sobre los chicos, aún con las mejores intenciones”, dijo Esteban Paulón, vice presidente de la Federación desde el año 2015.
«Sacarle la muñeca al varoncito y darle una pelota y viceversa con una nena es una imagen clásica», agregó Paulón. El subsecretario dijo que hace un año acompañan a unas 10 familias en la provincia, desde casos en un paraje rural en el departamento de General Obligado hasta las más metropolitanas Rosario y Santa Fe.
Apoyados en la garantía de la ley de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes de Santa Fe, el Estado santafesina debe garantizar la libre expresión de la sexualidad sin discriminación desde la infancia. Los casos pueden llegar por las familias, los docentes, trabajadores de comedores o cuanto lugar público sea escenario de un menor de edad incómodo con el género atado al DNI o con la mirada de los demás.
Equipos de salud y de la Niñez deben ser parte del acompañamiento que empieza con un diagnóstico de situación. Incluye al menor de edad y el entorno familiar. Evalúan los riesgos del entorno que siente el niño o niña sobre su identidad sexual. Después trabajan con los pares en las escuelas y los padres y madres. “Intentamos correr las angustias de los padres partiendo de la base de que antes que nada está el amor por sus hijos”, dijo Paulón.
El acompañamiento depende de cada caso. Hasta ahora hay casos en los que el trabajo fue muy intenso en la primer parte y luego fue menos demandante. Otros, que pueden llevar a que el preadolescente quiera hacer un cambio de datos en la partida de nacimiento como los casos de Lulú y Facha (nombres fantasía de niños que años atrás lo hicieron en Argentina), necesitarán más atención.
Afuera de casa
Por fuera de las paredes de la casa el niño o niña tiene derecho a ir a la escuela, practicar un deporte o atenderse en un centro de salud sin ser discriminado. “La experiencia pasada es que, o se reprime, o esas personas viven exclusión y traumas que no podemos permitir”, dijo Paulón.
La semana pasada los medios de comunicación tomaron en agenda la subrogancia de vientre porque la mediática Luciana Salazar anunció que estaba en trámite. Las infancias trans también tuvieron sus 15 minutos de fama, pero en 2014. La pareja de actores Angelina Jolie y Brad Pitt habían comunicado que su hija Shilou era trans. En Argentina los varones trans tuvieron a Alejandro Iglesias, participante del show Gran Hermano, como figura para el debate público. “Con sus bemoles, la exposición en los medios ayudan a plantear las preguntas de qué es una identidad de género. Abren la puerta a que las personas lo vean como una posibilidad concreta y puedan poner nombre a algo que les está pasando”, opinó Paulón.
Contacto
Para conocer más sobre el programa los interesados pueden contactar a la Subsecretaría de la Diversidad Sexual al teléfono 0342-155329647 –mantiene guardia de 24 horas–, al correo electrónico diversidadsexual@santafe.gob.ar, o a través de las redes sociales del Gobierno de Santa Fe.