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El estado de la Universidad a 100 años de la Reforma

Por Paulo Menotti / Especial para El Ciudadano

El 15 de junio de 1918, estudiantes universitarios de Córdoba irrumpieron en la Universidad de esa ciudad para impedir que se consumara la elección del rector de estirpe conservadora y declararon una segunda huelga general. Ya se venían realizando debates entre católicos y reformistas que querían una serie de cambios en la educación superior como mayor calidad a la enseñanza y la posibilidad de ampliar su acceso, entre otros. El movimiento estudiantil iniciado en la provincia mediterránea tuvo una amplia repercusión en América latina e incluso ecos en Estados Unidos y España. Como resultado surgió una universidad pública que tiene el orgullo de tener a varios premios Nobel y la marca de gratuidad. A cien años de aquellos acontecimientos que marcaron a la educación argentina, desde hoy y hasta el viernes 15 de junio se llevarán a cabo en la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario (Entre Ríos 758) las Jornadas Académicas A 100 años de la Reforma Universitaria. Historia, política y cultura en las que se debatirá sobre el pasado y el presente de dicha reforma. A modo de análisis, el profesor Alejandro Eujenián, de la cátedra Corrientes Historiográficas de la carrera de Historia, reflexionó sobre la educación universitaria argentina.

“En primer lugar, como acontecimiento, la Reforma Universitaria tuvo una enorme trascendencia para la historia de la universidad argentina y de América Latina, en un contexto en el que los estudiantes y también algunos docentes venían proponiendo proyectos de reforma de la universidad que afectaban su gobierno, la autonomía, la selección del cuerpo docente, los programas de estudio, la necesidad de reformular la función de una Universidad que debía ser algo más que una expendedora de títulos profesionales, entre otras cuestiones que formaban parte de la agenda de los reformistas desde fines del siglo XIX. Algunas de estas propuestas estuvieron presentes en los reclamos estudiantiles que culminaron en la reforma de los estatutos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1906 e inspiraron la fundación de la Universidad de La Plata en 1905. En Córdoba, sobre todo a partir de la irrupción de los estudiantes en la Asamblea que había elegido como rector al conservador Antonio Nores, comienza otro ciclo que supone el desborde de esos objetivos iniciales como resultado de su difusión por América latina, de su intención de participar e incluso liderar una transformación social y política más allá de los claustros y, para ello, buscar establecer lazos con los trabajadores. Por otro lado, cuando se recuerda el aniversario de un suceso centenario no se trata sólo de homenajear a sus protagonistas sino que se trata de repensarlo con relación a nuestro presente y la proyección de la universidad hacia el futuro. En una época en la que la nostalgia por pasados perdidos nos suele invadir, el mayor riesgo es un recuerdo sin futuro o sin capacidad de movilizarnos hacia un cambio”.

Reformismo no hay uno solo

Sobre lo que se  mantiene de esa reforma, el historiador apuntó: “Solemos ver el reformismo como un movimiento uniforme y acotado a un momento histórico específico. Sin embargo, fue lo suficientemente variado como para tener que hablar de reformismos y de reformistas para dar cuenta de un movimiento plural que fue cambiando. Incluso, como muestran en un libro de próxima aparición Diego Mauro y José Zanca, es necesario considerar los debates que mantuvieron los estudiantes reformistas con un arco amplio de críticos que incluían a conservadores, católicos y agrupaciones de izquierda que consideraban a los reformistas como demasiado moderados. Me parece que la mayor parte de las cuestiones que estaban presentes en la agenda de los estudiantes siguen vigentes. Por ejemplo, la cuestión de la autonomía es uno de los grandes temas del movimiento reformista, que a lo largo del siglo XX fue avasallada en diversos momentos. Pero es una bandera que la comunidad académica defiende como vimos el año pasado cuando se produjeron episodios en Rosario y otras universidades del país, que fueron vistos como una violación de la autonomía. Otra idea reformista es la de la extensión universitaria, central para evitar que la universidad se cierre sobre sí misma. Al mismo tiempo, me parece que hay que pensar el ciclo reformista a lo largo de un siglo y allí podremos ver que temas que no estaban en la agenda del año 18 fueron incorporados más tarde. Durante el primer peronismo,  que veía a los reformistas como elitistas y no simpatizaba con la idea de la autonomía universitaria, se abrió el ingreso a la universidad a grupos sociales hasta ese momento postergados y se sancionó la gratuidad de la enseñanza superior”.

Ecos rosarinos de la Reforma

En el largo plazo el reformismo estableció, no sin conflictos y vaivenes, una serie de principios que hoy consideramos que son la base del sistema universitario y que incluso, en lo relativo al co-gobierno, se ampliaron, como también el acceso a la universidad. Tenemos que recordar que Rosario no tenía universidad. Sin embargo, contribuyó a profundizar un movimiento local que desde antes venía impulsando proyectos para la creación de una sede universitaria en la provincia y en la ciudad. Por otra parte, estudiantes rosarinos como Ismael Bordabehere  y Cortés Pla, que participaron del movimiento reformista cordobés, impulsaron la formación de un movimiento estudiantil local desde las escuelas nacionales de la ciudad, en el Colegio Nacional y en la Escuela de Comercio y el Industrial”.

Ingreso irrestricto y gratuidad

“Me parece que la Universidad pública aspira a ser un espacio de inclusión social que busca garantizar el acceso a los estudios superiores para los sectores más postergados y socioeconómicamente más vulnerables. Para ello es necesario garantizar la igualdad de condiciones y posibilidades. El ingreso irrestricto y la gratuidad, aunque no suficientes, son condiciones básicas que es preciso ampliar. Hay mucho por hacer desde la Universidad, pero tanto en Rosario como a nivel nacional la universidad creció en cantidad de alumnos, docentes, universidades y grupos de investigación sobre la base de condiciones presupuestarias no siempre ideales. Por eso, no tengo ninguna duda de que no es con menos recursos que vamos a crear más oportunidades sino con más presupuesto, más universidades, más docentes  y mejores  condiciones de acceso y de egreso de la universidad”.

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