En una reciente conferencia internacional de Agua, Innovación, Tecnología y Sustentabilidad en Manaos, organizada por Brasil y la Universidad de Nuevo México, se pudieron apreciar distintas posiciones con respecto a la situación del medio ambiente y la escasez del agua. En tal sentido se debatió cuál es el rol de los Estados y la comunidad. Por ello, es importante recordar que la incorporación de innovaciones es consecuencia, no causa, de la aprehensión de nuevas prácticas culturales de parte de los actores; fundamentalmente del Estado.
Una nueva actitud y aptitud para un desarrollo hídrico sustentable es lo que permitirá nuevas formas de gestión y de creación y utilización de nuevas tecnologías limpias para el agua. Sin una nueva cultura de gestión no hay innovación. La posición argentina fue valorada por los distintos disertantes y el público en general. Se planteó la utilidad de ciudadanizar el Estado para lograr la cogestión comunitaria.
La actual configuración estatista no está a la altura de la velocidad de las necesidades, ni de las urgencias de las prevenciones como así tampoco de la necesaria elaboración de planificaciones ante la crisis hídrica. Necesitamos una estatalidad integrada a la comunidad. Mientras más lejos esté el Estado de la sociedad, más caro en todo sentido le saldrá a la ciudadanía.
La cogestión estatal comunitaria requeriría de varios elementos integrativos a saber: 1) Intitucionalidad efectiva de espacios dirigenciales en el Estado para la ciudadanía, elegidos en elecciones libres y democráticas; 2) Rendición de cuentas de los representantes comunitarios ambientales durante su gestión; 3) El representante comunitario ambiental tendrá derecho de impulsión a distintas iniciativas de la comunidad con prioridad en la agenda estatal.
Recuperar el Estado para la sociedad civil por medio de la gestionalidad comunitaria, es el camino que nos permitirá eficientemente enfrentar la problemática hídrica que nos aqueja.
En muchos lugares no hay agua por la deficiente acción estatal. El cambio climático es grave, pero evitemos el reduccionismo de pensar que absolutamente todo depende de dicha patología ambiental.
Más del 50 por ciento de los problemas hídricos se deben a falta de gestión pública, ya sea en forma directa o indirecta como mediación o amortización del problema. No caigamos en las conductas feudales, cómodas desde ya, que las soluciones están fuera de la propia naturaleza de las cosas.
Sabemos que no alcanzan las normas para cambiar la realidad. Juan Bautista Alberdi planteaba que la ley es la imagen imperfecta del derecho. El derecho es superior a la ley. Implica a la norma jurídica pero no se agota en ella. Por las Naciones Unidas tenemos la resolución 47/193 que establece que el acceso al agua es un derecho humano universal, sin embargo más de 1.100 millones en el mundo no acceden a ella, 4 mil niños mueren por día por no acceder a una agua potable y 2 millones de personas adultas mueren por año por el mismo motivo.
Por dar otro ejemplo (que hay muchos) el decreto ejecutivo Nº 30.480 de Costa Rica establece que el acceso al agua es un derecho humano que debe garantizarse. Sin embargo en el año 2007 se cortó el suministro de agua potable a más de cien mil personas por falta de pago. Y así, de distintas maneras, podríamos seguir por América latina y África. Hay muchas leyes y ningún derecho efectivo. Muchas normas jurídicas para poca agua.
Cuando las normas jurídicas no drenan derechos efectivos se transforman –al decir de Alberdi– en pobres leyes que justifican su existencia prometiendo su derogación fáctica por la realidad. La patología normológica pone en evidencia la poca predisposición del Estado de abrir los espacios para ciudadanizarse.
En la historia, ceder poder, como sería en este caso, trajo disputas y conflictos. Pero vale la pena esta innovación. Si el axioma alberdiano “gobernar es poblar” fue válido ante el desierto poblacional del siglo XIX, en la actualidad dicho principio sería “gobernar es ciudadanizar al Estado”. Es esta nueva estatalidad la que va a poder dar respuestas a este desierto poblado de escasez y desigualdad.
(*) Doctor en Ciencias Jurídicas y
Sociales, director y profesor de la Cátedra del Agua de la UNR y docente de la UNR. Disertante y presidente de sesiones en la Conferencia Internacional de Agua, Innovación, Teconología y Sustentabilidad. Manaos 23 y 24 de noviembre de 2009.Universidad de Nuevo México y Brasil.