Télam, por Sergio Arboleya
El luminoso paso estético de Luis Alberto Spinetta, que un año atrás se plasmó en un maratónico recital en el estadio de Vélez donde revivió diferentes momentos de su historia musical, llega ahora a bateas con la edición de tres cd`s, tres dvd`s y un libro que testimonian aquella velada y operan como generosa síntesis de su tránsito artístico.
En lo que el propio músico definió como la «intro» del inmenso texto sostenido en las fotos de Eduardo Martí, que forma parte de «Spinetta y las bandas eternas», hay una declaración de principios en la que asegura que haber encarado este trabajo «involucra una infinita responsabilidad».
«Responsabilidad. Palabra soberana, palabra en la potencia de bancar la reunión de varios de los músicos más talentosos y diversos en una sola alma y en una simple premisa: Sonar Bien», escribió El Flaco expresando una idea-fuerza que atraviesa su obra y que alcanzó a este encuentro.
Las palabras de este guitarrista, cantante y autor que plantó una manera única de entender al rock argentino como espacio creativo sin fronteras ni limitaciones, sin embargo, pecan de falsa modestia ya que la increíble juntada de músicos tuvo como finalidad adicional a la de «Sonar Bien», el hecho de repasar una obra que lleva su firma.
Luis fue acompañado por sus actuales laderos (Claudio Cardone en teclados, Sergio Verdinelli en batería, Merina Nicotra en bajo y Guillermo Vadalá en guitarra), pero también por colegas de la talla de Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati, Ricardo Mollo, Juan Carlos «Mono» Fontana, Beto Satragni, Juan del Barrio, Leo Sujatovich, Diego Rapoport, Javier Malosetti, Lito Epumer, su hijo Dante, su hermano Gustavo, Juanse y Baltasar Comotto, entre otros.
La reunión le hizo lugar a Almendra (1967-1970) con sus hacedores originales: Edelmiro Molinari (guitarra), Emilio Del Güercio (bajo) y Rodolfo García (batería) que resurgió al calor de «Color humano», «A estos hombres tristes» y «Muchacha ojos de papel».
Aquel cuarteto, que fue uno de los fundadores del rock local, mereció ideas que Luis volcó en el voluminoso texto y que expresaron: «en su espiritualidad, Almendra sucumbe, aunque por momentos vuelve a sonar mejor que nunca».
Además, volvió a unirse a Pomo Lorenzo (batería) y Machi Rufino (bajo) para un memorable regreso de Invisible (1974-1976) sobre el que escribió «Invisible se radicalizó en trío, así como fue en su despertar. El trío de lo ultrasensible fue reflejo de sí».
De la reunión surgen las gemas «Durazno sangrando», «Jugo de lúcuma», «Lo que nos ocupa es esa abuela, la conciencia que regula el mundo», «Perdonado» y, sumando la guitarra de Epumer, «Amor de primavera», de Tanguito.
En yunta con Black Amaya (batería), Carlos Cutaia (teclados), David Lebón y Osvaldo «Bocón» Frascino (guitarras) llegó Pescado Rabioso (1971-1973) que motivó a que contara que aquella formación «habló de lo inmediato y también de lo eterno, luego de un tiempo enorme sin nada».
En relación a esta súper formación se registraron «Poseído del alba», «Hola dulce viento», «Serpiente viaja por la sal», «Credulidad», «Despiértate nena», «Me gusta ese tajo» y «Post crucifixión».
También de Pescado pero con la actual banda del Flaco y los aportes de Gustavo Spinetta en batería y de un emocionado y felicísimo Gustavo Cerati, hay bellísimas versiones de «Bajan» y «Te para tres».
Por si el sello spinetteano en agrupaciones esenciales no bastaran para explicar el influjo de sus canciones, los pasos solistas que incluyeron las experiencias en Jade (1980-1984) y en Los Socios del Desierto (1997-2002) también irrumpen en este documento audiovisual.
Entre lo saliente de ese repertorio descuellan «Yo quiero ver un tren», «No te alejes tanto de mí», «Maribel se durmió», «Ella también», «Fina ropa blanca», «La bengala perdida», «Alma de diamante», «San Cristóforo», «Al ver verás» y «Cielo de ti».
Un capítulo aparte merecen los tributos como «El rey lloró» (de Litto Nebbia y con el fallecido Beto Satragni en bajo), «¿Adónde está la libertad?» (de Pappo, junto a Juanse), «Mariposas de madera» (de Miguel Abuelo), la hermosa «Filosofía barata y zapatos de goma», de Charly García, quien enseguida se le unió para «Rezo por vos», y «Las cosas tienen movimiento», de y con Fito Páez.
«Spinetta y las bandas eternas», tal la denominación formal de este trabajo que refleja aquella noche del 9 de diciembre de 2009 en el estadio de Liniers, es un documento cabal para vislumbrar el tamaño y la hondura de lo hecho por el también autor de «Ana no duerme», «Barro tal vez» y «Seguir viviendo sin tu amor».
En ese recorrido no hay sorpresas sino la ratificación de un camino singular capaz de haber impregnado cada experiencia musical y de seguir marcando un rumbo que alberga varias de las formas posibles de la libertad, el buen gusto y la belleza.(Télam)