En otro día marcado por la adrenalina, la tensión y un clima de incesantes rumores, Grecia presentó una contraoferta a sus acreedores, el Eurogrupo la discutió pero no frenó el vencimiento del plan de ayudas, y Atenas informó que por primera vez no le pagará al Fondo Monetario Internacional (FMI). Hoy, el Eurogrupo seguirá analizando la propuesta griega.
Al mismo tiempo que las esperanzas del gobierno de Alexis Tsipras se desintegraban por la intransigencia del Eurogrupo, en la plaza Syntagma más de 13.000 personas se congregaron para reafirmarse parte de la Unión Europea (UE) y pedir un acuerdo con los acreedores, aún con más ajuste y austeridad.
El viernes pasado, después de más de cinco meses de arduas negociaciones con la Troika, las tres instituciones acreedoras –la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI–, Tsipras anunció que los dos compromisos por los que había sido electo en enero pasado se habían vuelto irremediablemente contradictorios: cerrar un acuerdo con los acreedores y poner fin a la austeridad y los ajustes de los últimos cinco años. Y entonces decidió que sea la ciudadanía, en un plebiscito el domingo próximo, la que decida.
Pero Tsipras debía sellar el acuerdo cuando vencía el llamado plan de asistencia de los acreedores. Como no lo hizo, Grecia se quedó sin cobrar el último tramo de la ayuda, 7.200 millones de euros, una cifra vital para que Atenas pueda cumplir con sus vencimientos de deuda y garantice la liquidez de sus bancos.
Tras el fracaso de las negociaciones, el BCE redobló la presión sobre Grecia y se negó a aumentar los préstamos de emergencia, que eran lo único que mantenía a flote a los bancos helenos, especialmente después de la masiva corrida del fin de semana y por lo que Tsipras se vio obligado a imponer un corralito bancario y a cerrar los bancos y la Bolsa.
El último intento por alcanzar un acuerdo ayer fue una contrapropuesta al Eurogrupo: un nuevo plan de ayuda de dos años con el intergubernamental Mecanismo Europeo de Estabilidad, que permita cubrir las necesidades financieras de Atenas mientras ésta negocia una reestructuración de su deuda con sus socios europeos.
El Eurogrupo, unas horas después, anunció que no tenía suficiente tiempo para llegar a una decisión. En concreto, esto significa que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera no desembolsará los 1.800 millones de euros que tenía disponible para Grecia ni habilitará los 10.900 millones de euros en bonos que este organismo tenía preparado para recapitalizar la banca helena y garantizar su liquidez, según anunció ayer el presidente de este Fondo, Klaus Regling, en un comunicado.
Esta vez, coparon la plaza miles de opositores a Tsipras
Miles de personas salieron ayer a la calle en Atenas para manifestarse a favor del “Sí” al acuerdo con los acreedores en el referéndum del próximo domingo. Una multitud se reunió en el mismo lugar en donde anteayer se concentró una marea humana similar para rechazar el ajuste. Por el “sí” participaron destacados miembros de partidos preeuropeos como la conservadora Nueva Democracia, el socialista Pasok y el liberal To Potami.
El primer impago al Fondo y por la cifra más grande
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, adelantó ayer que, por primera vez, su gobierno no cumplirá con un pago al Fondo Monetario Internacional (FMI) –por 1.700 millones de dólares–, lo que significará que el país entrará en mora, un estado que a diferencia del default, no genera consecuencias dramáticas inmediatas. Se trata del primer impago de un país desarrollado y el de mayor cuantía.
En tanto, los griegos continuaron haciendo largas colas frente a los cajeros automáticos, dos días después de que se limitara las extracciones a 60 euros por día. El Ministerio de Finanzas anunció ayer que 1.000 sucursales de cinco bancos abrirán durante tres días a partir de hoy para permitir a los jubilados sacar hasta 120 euros por día.
