El precandidato a gobernador de Santa Fe del socialismo, el senador provincial Miguel Lifschitz, afirmó ayer que “el Frente Amplio Unen (FAU) es la única chance posible para un cambio real” en el país, aunque defendió los acuerdos provinciales entre dirigentes del radicalismo y el massismo o el macrismo, al señalar que “hay que entender los escenarios locales”.
En una entrevista que le concedió a la agencia de noticias NA en la sede del Partido Socialista de Santa Fe, del que es su presidente, Lifschitz se pronunció a favor de achicar la cantidad de precandidatos presidenciales del FAU y señaló que si este espacio llega unido “a las Paso de agosto, la fórmula va a ser competitiva en la elección general”.
Lifschitz, senador provincial el Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) e intendente de Rosario durante dos mandatos (2003-2007 y 2007-2011), también cuestionó al ex gobernador Carlos Reutemann (PJ) y dijo que con sus críticas a la gestión de Antonio Bonfatti “busca posicionarse” de cara a las elecciones para renovar su banca, “después de once años que lleva en el Senado de la Nación prácticamente sin haber presentado proyectos”.
—¿Cómo lo ve al FAU?
—Nuestra perspectiva es construir una alternativa progresista como lo hicimos en Santa Fe. Sabemos que es una tarea ímproba, difícil, compleja, por las realidades particulares de cada una de las fuerzas que lo integran, y además porque es una construcción muy reciente. A diferencia de la experiencia santafesina, que ya va a cumplir veinte años de continuidad, lo nacional recién está arrancando. Pero no tenemos ninguna duda de que el camino para un cambio real en la Argentina pasa por la consolidación de un espacio político de esas características. El FAU es la única chance posible para un cambio real. Las demás candidaturas que se están proponiendo a la sociedad son más de lo mismo.
—El FAU tiene hoy cinco precandidatos. ¿Deberían ser menos?
—Algunos se regodean criticando la heterogeneidad del FAU, a partir de las diferencias que surgen entre sus dirigentes. Ahora, algo parecido es el macrismo. Si uno mira el escenario del PRO en el ámbito nacional es el mismo aquelarre o peor, según como uno lo mire. El armado de (Sergio) Massa, otro tanto. Y el peronismo en general, otro tanto. Es decir, acá nadie tiene una propuesta bien armada y coherente. Pero yo no tengo dudas de que el FAU va a ser uno de los actores que se va a sentar a la mesa de los presidenciables en 2015. Obviamente, sería deseable que tuviéramos, en vez de cinco, dos o tres candidatos fuertes. Si fuera uno, mejor todavía.
—¿Hay riesgos de que se quiebre este espacio?
—Si llegamos unidos a la elección interna de agosto y de allí surge una fórmula, esa fórmula va a ser competitiva en la elección general. Porque hay un electorado progresista, no peronista, que está fundamentalmente en las grandes ciudades, en la Capital, en Santa Fe, Córdoba, Mendoza, que va a buscar esa alternativa, como lo hizo en 2007 con (Elisa) Carrió, que hizo una gran elección. O como fue antes el Frepaso o (Hermes) Binner en la última elección, que en dos meses alcanzó un 18%. Es decir, ese electorado está. Y ese electorado no va con Macri, ni Massa, ni (Daniel) Scioli, ni (Florencio) Randazzo. Cuando aparezca un candidato del FAU, se va a sumar ahí. Hoy cualquiera de las fuerzas puede estar en segunda vuelta.
—¿Qué opina de las fotos de dirigentes provinciales del FAU con Massa o Macri?
—Creo que si el FAU estuviera en otra situación, con una trayectoria de más tiempo, mucho más consolidado, podríamos pensar en armados provinciales más coherentes con la propuesta nacional. En Santa Fe el armado local o provincial va a ser casi coincidente con el nacional. Yo no me sacaría una foto con Massa, ni con Macri, obviamente. Pero también uno puede entender que en algunos escenarios locales cada dirigente local busque una estrategia que le permita ser competitivo electoralmente.
—Hay dirigentes del FAU, como Julio Cobos y Carrió, que cuestionaron la foto de los radicales José Cano (Tucumán) y Gerardo Morales (Jujuy) con Massa.
—Pero hay que entender estas realidades. No estamos en Suiza. No estamos en Estados Unidos, donde hay republicanos y demócratas y nadie se mezcla con nadie. Los adversarios están haciendo lo mismo. El macrismo, el massismo, el sciolismo están a la caza de dirigentes de cualquier partido que puedan sumar para su lado. No hay que ser ingenuos. Ni el macrismo ni Massa tienen realidades territoriales como las que tiene el FAU a través del radicalismo y de nosotros aquí y de algunas otras estructuras. Tenemos que tener la inteligencia de tener alguna flexibilidad, entender las realidades provinciales y sostener el espacio nacional.
—¿A qué atribuye las declaraciones de Reutemann, que dijo que si en su gestión la provincia hubiera sufrido los niveles de inseguridad que hay hoy a él lo colgaban en el Monumento a la Bandera?
—Tratándose de Reutemann, es parte de una estrategia para posicionarse en el proceso electoral que viene. Él ha sido senador dos veces por Santa Fe. Su mandato vence el año próximo, con lo cual estimo que va a ser candidato nuevamente a senador. Y está buscando protagonismo al cabo de once años que lleva en el Senado, prácticamente sin haber presentado proyectos, ni haber tenido mayor presencia política ni a nivel nacional y ni siquiera en Santa Fe. Pero son las reglas del juego de la política. No nos sorprenden para nada.
—¿Cómo afecta la instalación del narcotráfico en Rosario?
—No creo que sea demasiado distinto a lo que ocurre en otros lugares. En Rosario, por alguna particularidad, ocurren los fenómenos con cierta anticipación. En 1989 fue la primera ciudad donde se perpetraron los saqueos, durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Entre 2000 y 2001 fue la ciudad que tuvo más altos índices de desempleo en el país y más altos índices de pobreza. Rosario es una ciudad más sensible a las cosas que pasan en el país.
—Pero, además de la violencia, el narcotráfico en Santa Fe quedó al descubierto porque la cúpula policial era parte de esta actividad.
—Obviamente está el fenómeno de la corrupción policial, pero tampoco es privativo de la Policía santafesina. Me cuesta creer que la Policía santafesina sea mucho peor que la cordobesa o la bonaerense. Sí creo que hay una diferencia sustancial en Santa Fe y es que no ha habido ningún tipo de complicidad, ni doble pacto, ni pacto de convivencia, como generalmente ocurre en muchos lugares. Acá se metió presos a policías y se produjeron reformas en el sistema policial, que tienen que ver con restarles poder a los jefes policiales y que el Ministerio de Seguridad, que no existía antes y que fue creado, asuma un mayor control sobre la fuerza.