Ciudad

Violencia Estatal y de Género

“El femicidio de Sandra Cabrera refleja la impunidad con la que se maneja la policía”

A 18 años del crimen de la secretaria de AMMAR, trabajadoras y trabajadores sexuales se encontraron para homenajearla y pedir justicia. “Hoy exigimos al Estado despenalizar nuestra actividad”, señaló la dirigente gremial Gabriela Hemela.


A Sandra Cabrera la mató la policía. La hicieron desaparecer porque molestaba, porque era incómoda para el poder y sus redes mafiosas que se nutren de la clandestinidad. Había develado públicamente la trama explotación sexual a mujeres y niñas en la zona de la terminal de ómnibus de Rosario y denunciaba a las fuerzas de seguridad como partícipes necesarias de un complejo entramado que incluía el cobro de coimas a las trabajadores sexuales para seguir ejerciendo su actividad. 

El femicidio de Sandra ocurrió un 27 de enero de enero del 2004 en Iriondo al 600 a dos cuadras de la zona de trabajo. Su crimen continúa impune y con el correr de los años se ha transformado en uno de los capítulos más vergonzantes en la historia de la corrupción política y policial de la provincia de Santa Fe. En el 2007, la justicia sobreseyó por falta de pruebas a Diego Víctor Parvluczyk, integrante de la División de Drogas Peligrosas de la Policía Federal en Rosario y único imputado en la causa. 

“El femicidio de Sandra Cabrera refleja la impunidad con la que se maneja la policía y refleja la justicia clasista y selectiva que tenemos en nuestro país”, señaló a El Ciudadano Gabriela Hemela, actual secretaria de AMMAR en la ciudad. La dirigente sindical recordó que el 98% de los femicidios a las trabajadoras sexuales en la Argentina quedan impunes: “Muchas y muchos se callan, por el temor, por el rechazo social que genera nuestra actividad”.

En este sentido, Gabriela remarcó: “Además de pedir justicia por Sandra, las trabajadoras y los trabajadores sexuales hoy exigimos al Estado despenalizar nuestra actividad. Queremos todos los derechos laborales y sociales para quienes decidimos ejercer el trabajo sexual de manera libre y autónoma. Estamos hablando de salud, vivienda, obra social. Basta de estigmas y prejuicios”. 

En relación al debate entre quienes consideran que la actividad debe ser regulada, y quienes se oponen a que la prostitución sea considerada un trabajo, la militante rosarina entiende que la discusión está “mucho más instalada en la Argentina” aunque reconoce que todavía existe una fuerte oposición de los sectores abolicionistas: “El tema es cómo lo vamos a seguir transitando, si en la clandestinidad o despenalizándolo”, sentenció. 

Gabi hace hincapié en el estigma y el prejuicio en el que todavía viven quienes ejercen el trabajo sexual, expulsades en muchos casos de sus hogares por todo lo que representan la actividad en el imaginario social de las personas. “Es algo que las abolicionistas deberían replantearse porque estamos hablando de los derechos de las mujeres. El aborto legal, seguro y gratuito dejó un piso importante, por eso no tenemos dudas que el próximo debate tiene que ser por el trabajo sexual”, aseguró. 

Aunque actualmente el Congreso Nacional no tiene en tratamiento ningún proyecto de ley para otorgar un marco de seguridad social a las trabajadoras y trabajadores sexuales, la joven adelantó que proyectan el diseño de un texto para abrir el debate legislativo: “En el feminismo tenemos que estar todas de acuerdo, ya sabemos que hay un sector que es negacionista y que difícilmente lo podamos cambiar. Lo que sí tenemos que plantearnos es qué tipo de sociedad queremos para nuestros hijes y nuestro futuro”.

Foto: @epaulonlgbt (cuenta oficial de Twitter de Esteban Paulón)

 

Por otra parte, Hemela apuntó contra la distinta vara que se utiliza para juzgar un caso de femicidio cuando se trata una trabajadora sexual: “Siempre estamos por afuera de los pedidos de justicia. Fue una trompada arrancar el 2022 y encontrarnos con dos femicidios de dos trabajadoras sexuales. En uno de los casos saben quién es el presunto femicida pero todavía no lo detuvieron. Nosotras también exigimos una reforma del poder judicial por la mirada que tienen hacia los sectores populares”. 

Para Gabi, la historia de Sandra representa una de las pruebas más nítidas que podemos encontrar en nuestra historia reciente sobre esta discriminación: “Las compañeras de Sandra fueron negadas ante la justicia para que puedan aportar las pruebas y condenar a la persona que la mató. Pero como eran ‘malas mujeres de la vida y de la noche’ se le negó la voz”, explicó. 

A 18 años del femicidio que movió los resortes del poder político en Santa Fe pero que aseguró impunidad y ante todo la permanencia del mismo sistema que asesinó a la primera secretaria general de AMMAR en Rosario, las putas y les putes organizades se reunieron en torno a la casita LGTBIQ+ en el barrio de la terminal para volver a gritar, más fuerte que nunca, que Sandra Cabrera sigue presente y que el pedido de justicia, por más que intenten soslayarlo, será un grito que nunca se apagará. 

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