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“El feminismo arranca cosas a la Iglesia y las hace propias»

La periodista, escritora y poeta Gabriela Borrelli Azara llegó a Rosario para presentar el primer libro de la editorial de Futurock fm. Propone un recorrido por treinta textos de mujeres que cuestionaron su lugar en el mundo desde la antiguedad

Gabriela Borrelli Azara tenía 18 años y recién empezaba la carrera de Letras cuando leyó a Safo, la poetisa griega de la isla de Lebos que da origen a la palabra “lesbianismo”. Fue una de las primeras que la llevó a pensar en la idea que recorre su último libro Lecturas feministas: cómo las mujeres encuentran un lugar en un mundo machista.

Safo había escrito de una casa en la isla donde las mujeres del continente iban a vivir la época dorada de Grecia, marcada por el goce de los hombres. Pero no fue la única en escribir sobre esto. Borrelli Azara recuperó 30 textos de mujeres que desde el siglo V antes de Cristo hasta la actualidad cuestionaron su lugar en la sociedad. A cada uno la escritora y poetiza le sumó su mirada y dijo que no se trata de un catálogo de feministas fundamentales.

Borrelli Azara presentó Lecturas feministas el jueves pasado en el bar Berlín que se llenó. Estuvieron Julia Mengolini y Federico Vázquez de la radio Futurock FM, porque el libro es el debut editorial de la radio. El Ciudadano dialogó con la autora.

La presentación en Rosario fue parte de la gira que Futurock organizó en distintas ciudades del país. La radio online funciona a través del concepto de comunidad, con socios y socias que aportan mensualmente a su funcionamiento. Surgió a comienzos de 2016 después del vaciamiento de la FM pública Nacional Rock, encarado por el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, con la asunción del gobierno de Cambiemos. Desde el lanzamiento en julio de 2016, la radio se convirtió en uno de los productos culturales más consumidos por el feminismo joven de todo el país. No sólo transmiten las 24 horas del día. Además de la flamante editorial, organizan festivales, charlas, lanzaron un sello discográfico y el año pasado transmitieron desde el Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) en la peatonal de Resistencia, Chaco.

Borrelli Azara llegó a Futurock con una columna de literatura en la que hablaba de textos de mujeres desde una visión feminista. Cada salida al aire llegaba acompañada de mensajes de las oyentes que pedían recomendaciones de lecturas. Había una demanda de llenar con palabras el feminismo que había llegado con el cuerpo en las calles, en las casas, en los lugares de trabajo, en las universidades y en las escuelas. “El feminismo siempre entra primero al cuerpo y después busca los conceptos. Primero sentís el patriarcado y después lo nombrás. Sabemos que lo personal es político antes de leerlo. No creo que Emily Sandhurst para querer votar en Inglaterra haya necesitado leer. Pero sí que la militancia para pedir el voto de las mujeres se llenó de palabras. Hay una primera instancia que es a nivel de opresión corporal. No encontrás explicación a por qué tu marido vota y vos no. La respuesta aparece primero en la calle y después en los libros”, opina. A ella el feminismo le llegó en la universidad a través de la militancia, primero en la izquierda y después en el peronismo.

El libro

Lecturas feministas fue una propuesta de Vázquez y Mengolini de hacer un libro de textos fundamentales. “No sentía que podía definir lo fundamental pero sí podía marcar un recorrido personal de los textos que a mí me habían convertido en feminista o que yo podía leer desde el paradigma feminista. Y además me parecía que era una buena reivindicación de la figura del lector. Como lectora me gusta decir que no es necesario leer para casi nada. Un trabajador sabe que está siendo oprimido sin que haya leído a Marx. Le da un contexto porque la literatura también es una experiencia vital. Entonces me gusta pensar en el orgullo lector y en la militancia de la lectura desde una visión del orgullo LGTBIQ y de la militancia feminista. Hay algo viral y contagioso tanto en la lectura como en el orgullo y la militancia”, explica.

—En el libro planteas que el feminismo le arrancó conceptos a la Iglesia y los hizo propios. ¿De dónde surge esa idea?

—El término sororidad me hizo pensar en lo que pasaba con la palabra fraternidad. Tanto “frater” como “sor” son términos del latin. “Frater” siempre dio cuenta del padre, del cura y de la amistad entre varones. No sucedía lo mismo con las sororidades. No existían, no se nombraban, pero eran fraternidades. El término “sor” estaba siempre atribuido a nombrar a las monjas. Y lo que ha hecho el feminismo en la lengua castellana es arrancar esa sororidad a la Iglesia y ponerla a circular en el feminismo gozoso, de coger más y mejor, de la reivindicación del deseo. También le arrancamos la cuestión ritual, de la misa y la procesión, que puede verse en cada marcha o en cada Encuentro Nacional de Mujeres.

Pasaje verde

La presentación del libro de Borrelli Azara fue el primer evento de Futurock en la ciudad. Una hora antes de la presentación, la cola ocupaba casi todo el Pasaje Poeta Fabricio Simeoni. La mayoría eran mujeres con el pañuelo verde al cuello o atado en la mochila pero también llegaron decenas de hombres. Después de una introducción de Vázquez, director de la emisora, Borrelli Azara y Mengolini fueron las protagonistas del escenario que se convirtió en un living. Durante casi dos horas recorrieron textos del libro y hablaron de distintos temas de la agenda feminista. Marcaron posición sobre el futuro del movimiento que desde 2015 ganó visibilidad como sujeto político y que en 2018 fue protagonista con el debate del aborto legal en Argentina. Mengolini habló de los escraches a varones del rock y de la necesidad de la construcción de un feminismo no punitivista, que no excluya y que no genere reacciones conservadoras y rencorosas. Borrelli Azara llamó a defender la jubilación de las amas de casa, la ley que consideró la más feminista de los últimos 50 años. “Tenemos una ley que reconoce una de nuestras principales banderas, que es que el trabajo doméstico es trabajo no remunerado. Si fuese por mí les pagaría un sueldo a las amas de casa por ocuparse de hacer milanesas y lavar ropa toda la vida. Pero con este gobierno macrista tenemos que pelear por algo tan básico como que no le saquen la jubilación”, dijo.

Borrelli Azara también cargó contra los pañuelos celestes que surgieron como reacción a la militancia por el aborto legal. “La idea de las dos verdades es una idea peligrosa. No porque las feministas seamos unas estalinistas que no queremos escuchar opiniones diferentes. Una cosa es tener una opinión y otra es que tu opinión cercene mi derecho de ser. Yo no le digo a la gente que sea gay o que aborte. Yo lo quiero para mí y exijo ese derecho. Pero sí del otro lado tu verdad limita mi libertad. Los medios de comunicación, que son adictos a los poderes de turno, son los responsables de esta polarización. Que el límite de una libertad sea considerado una opinión igualmente te valida es muy grave. Es un error discursivo que reactivó la llama homofóbica, transfóbica y conservadora”, dijo.

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