«Quiero decirles que ayer, luego de un encuentro interesante con mis médicos, con mi psicóloga y mis familiares y amigos más cercanos, resolví ponerle fin a esta carrera de 60 años, el 31 de diciembre», manifestó Larrea en su lugar, frente a un micrófono, durante su programa El carromato de la farsa de Radio Nacional.
«Ese día termina El carromato de la farsa y termina mi carrera de 60 años, sin vacaciones, salvo breves recesos. Quiero agradecerles a todos. Me costó tomar la decisión, pero ayer le comuniqué oficialmente al Gerente artístico de la emisora y querido amigo Martín Giménez que ya no cuenten conmigo a partir del 1° de enero del año que viene», señaló.
Giménez, justamente, fue quien escribió el libro biográfico Larrea, una vida de radio, publicado en coincidencia con el cumpleaños 82 del locutor y conductor el pasado 30 de octubre.
Con paso por varias emisoras y una carrera importante en televisión, el conductor de El carromato de la farsa, que se emite de lunes a viernes de 14 a 16 por Radio Nacional, debutó hace 60 años en Radio Antártida. También conduce por estos días, junto a Norberto Chab, Gardel por Larrea, los domingos en la misma emisora, de 9 a 10 de la mañana, donde da rienda suelta a su confesa pasión gardelófila y que obviamente también llegará a su fin.
«Agradezco eternamente –dijo en medio del emotivo anuncio– los ofrecimientos reiterados de la emisora para continuar, pero ya es hora, con 60 años de trabajo y 82 de edad, de quedarse en casa. Quiero agradecerles, amables oyentes, de hacer durante estos 60 años mi vida más feliz. Ojalá yo haya hecho para algunos, un poquito, un momento de sus vidas, más feliz. Nada más».
Nacido en la localidad bonaerense de Bragado, Larrea logró instalarse en el hogar de varias generaciones de argentinos gracias a su programa Rapidísimo, que desde 1967 y por 30 años engalanó el éter de las radios El Mundo, Continental y Rivadavia y que se convirtió en un emblema de la radiofonía nacional.
«Cuando mis padres me compraron una radio, yo vivía escuchándola de la mañana a la noche; con la radio aprendía cosas antes que en el colegio, tenía una buena dicción ya de niño gracias a ella, gran parte de mi vida era la radio», expresó.
Más allá de ser un ícono de la radio, la televisión también lo consagró como una prominente figura, especialmente por el exitoso ciclo de entretenimientos Seis para triunfar, que se extendió entre 1986 y 1991 primero en Canal 11 y luego en Canal 9, con récords en materia de rating.
Antes había estado al frente de programas como La campana de cristal, Humor redondo o El show de la vida, entre otros. Paradójicamente, el debut en la pantalla chica había sido en el rol de actor en la novela Cuatro hombres para Eva, que se emitía por Canal 9 en 1966.
A lo largo de estos 60 años, fue su oficio y olfato el que también lo convirtió en una persona querida por el medio y la audiencia: «La respuesta de la gente empezó a llegar mucho más en los últimos años», señaló.
«Puse en funcionamiento mis gustos y la gente empezó a decirme que eso era lo que les gustaba. De diversas maneras se manifiesta la gente y de diversas maneras se manifiesta de qué manera vos gravitás más o menos en un medio. No hay un lenguaje, porque muchas veces eso llega indirectamente, a veces directamente, es como la música, nos habla a todos pero no a todos nos habla igual, no a todos nos dice las mismas cosas», reflexionó.
Llegada la pandemia a Argentina, Larrea debió transmitir desde su casa, algo que definió como «un despelote», pero que, lejos de dejarlo fuera de los programas, lo encontró todavía manejando el timón.
A sus 82 años, este ícono de la radiofonía argentina, quizá el más importante junto a Cacho Fontana (87), decidió abandonar el medio, y por sorpresa para todos, justamente desde un estudio de radio.
«Quiero saber si están todos mis compañeros preparados en el estudio porque quiero tener una breve conversación con ustedes y con los oyentes». Así comenzaba el gran anuncio de su despedida, con la misma capacidad que hace 60 años para congregar a los demás en torno a su voz.